Los buitres de Cristina
El gobierno ha redoblado su campaña, nacional e internacional, culpando a los buitres de todos los males del país. No solo engloba como buitres al 1% de los bonistas favorecidos por el fallo del juez Griesa, sino que lo extiende a una innumerable lista que va desde medios opositores (“radios buitre”), sindicalistas, empresas de aviación, bancos, el encargado de negocios de Estados Unidos, hasta un largo etcétera. Los acusa de “atentar” contra Cristina Kirchner y la moneda nacional, de forzar una devaluación y de un ataque especulativo. ¡Cristina incluso denunció que fue amenazada por los fundamentalistas islámicos del ISIS que degüellan periodistas! Recordemos cuando dijo que el paro general del pasado 28 estaba fogoneado por los bonistas que litigan contra el gobierno.
La campaña es un manotazo de ahogado ante la crisis. El kirchnerismo se victimiza para quedar como que está “combatiendo a las corporaciones”. Pero no puede encubrir que está aplicando un ajuste y un mayor ataque a las conquistas obreras y populares: despidos, suspensiones, impuesto al salario, tarifazos. Y que crece la inseguridad al compás de la pobreza, el desbarranque social y la complicidad de las cúpulas policiales, judiciales y de punteros políticos. Aumentando la brecha entre ricos y pobres.
El gobierno deja a salvo al 99% de los restantes buitres de la deuda, tan buitres como los que iniciaron juicio. Como el Club de París y el resto de los supuestos acreedores. E intenta tapar que el kirchnerismo gobierna para sus propios “buitres”: Chevron, la Barrick, las automotrices, Lear, Cirigliano, el Citibank y demás bancos extranjeros (los grandes ganadores de este modelo), Repsol, Exxon y otras multinacionales petroleras, Monsanto; el nuevo gurú K, George Soros (el cuarto tenedor privado de acciones de YPF, buitre por excelencia y desestabilizador profesional de monedas) o los pooles de siembra (otros que subieron al podio en estos años K, como Grobocopatel).
Cristina denunció, además, una “desestabilización” como parte de intentos “destituyentes”. Se toma de dichos del burócrata Luis Barrionuevo quien vaticinó un “estallido” para diciembre. Cristina apunta contra los trabajadores que protagonizaron el paro general el pasado 28 de agosto, es decir, contra millones que cuestionan su política. Y avanza en la criminalización de la protesta, como el ataque de Randazzo a los ferroviarios del Sarmiento, el aval a los despidos en Lear, a la cadena perpetua contra los petroleros de Las Heras, los cinco presos estatales de Santa Cruz, las acciones represivas de su gendarme Berni, el Proyecto X, la ley antipiquetes y la ley antiterrorista.
Cristina copia al chavismo que, en boca del ahora presidente venezolano, Nicolás Maduro, denuncia a diario distintos complots mientras gobierna para las multinacionales del petróleo, no renueva los convenios colectivos de trabajo y también persigue a los que luchan. Hablar contra el imperio y beneficiar a multinacionales imperialistas como parte de un Socialismo del Siglo XXI, es otro flor de doble discurso.
La visita acordada por la presidente con el Papa fue para lograr algo de oxígeno en la “cruzada” que mantiene el gobierno ante la maraña político-judicial en que se metió al someterse conscientemente a los tribunales imperialistas. El oficialista matutino Página 12 tituló que el apoyo de Francisco Bergoglio a la causa kirchnerista se transformó en el voto 125, sumándose a los 124 que logró el gobierno en la OEA en apoyo a las “reestructuraciones de deudas soberanas”. Pero ese apoyo no es para liberarnos sino para reanudar los pagos de países que son sometidos a sucesivos ajustes. Hacer creer que la OEA nos puede salvar, es poner de amigo a los enemigos de nuestro pueblo.
El Vaticano, para encubrir su apoyo al capitalismo imperialista, hace décadas que viene diciendo frases tales como las repetidas en estos días, que “el hombre es más importante que los mercados”. Otro flor de doble discurso. El Papa Francisco es admirador de Obama (el jefe del imperialismo mundial) y días antes de recibir a Cristina, recibió también al Congreso Judío Mundial, representante del sionismo israelí que acaba de cometer otro genocidio contra el pueblo palestino.
Tanto Cristina como el Papa, con su jueguito, hacen un aprovechamiento mutuo. Critican al “capitalismo salvaje” para salvar al “capitalismo real”. El único que existe, al servicio de una minoría de banqueros y multinacionales contra los trabajadores y pueblos del mundo.
Que el gobierno no combate a los buitres, lo prueba el proyecto de ley de hidrocarburos que está sellando con los gobernadores de las provincias petroleras, dejando en manos de la justicia imperialista (¡otros Griesa!) cualquier resolución al respecto. Sigue los pasos del pacto secreto acordado con Chevron para quedarse con Vaca Muerta. Otra muestra es el presupuesto 2014, disponiendo 12.000 millones de dólares de las reservas para pagar más deuda externa, además de mentir, diciendo que la inflación será del 15% o que la economía crecerá (y crece), cuando está en recesión. También la votación de la ley de abastecimiento (donde las patronales y políticos opositores dicen que avasalla “la propiedad privada” capitalista), cuando en realidad no dispone ningún congelamiento de precios y elimina la prisión para empresarios que desabastezcan o acaparen mercadería -como lo disponía la vieja ley-.
Ante la crisis, hay que levantar un plan económico obrero y popular. Para que la paguen los capitalistas, no los trabajadores. Partiendo de pelear por las reivindicaciones más urgentes. Aumento de salarios y jubilaciones al valor de la canasta familiar. Prohibición de despidos y suspensiones. Estatización de toda empresa que cierre o despida. Anulación del impuesto al salario. Hay que luchar a la vez, por medidas de fondo. ¡Plata para salario, trabajo, salud, educación y vivienda, no para los usureros de la deuda! Nacionalización de la banca y el comercio exterior. YPF 100% estatal y nacionalización del petróleo y el gas. Reestatización de todas las empresas privatizadas bajo gestión de trabajadores y usuarios. Poniendo todos los resortes de la economía al servicio del pueblo trabajador. Programa por el cual hay que luchar, como parte de una salida obrera y socialista a la crisis.
¿Hay buitres buenos?
Cristina denunció a la patronal gráfica Donnelley -que cerró y dejó 400 familias en la calle-, de estar asociada al fondo buitre Black Rock. Resulta que estos fondos a su vez son accionistas de la YPF “nacional y popular”. Para este gobierno, hay buitres buenos y buitres malos. Un papelón.
El Socialista 24/09/14