Categorías
General Internacional

No hay socialismo sin alta productividad

No hay socialismo sin alta productividad

El perfeccionamiento del modelo cubano es inevitable. Ideas para un debate.

El compañero Raúl Castro, presidente de la República y Segundo Secretariodel Partido Comunista de Cuba, ha planteado, muy atinadamente, la necesidad de perfeccionar nuestro modelo de desarrollo económico y social.Aunque algunas personas puedan pensar que esto significa un paso atrás; y otras que vamos camino al capitalismo, es todo lo contrario.Para mí significa un salto hacia adelante en aras de consolidar el tránsito hacia el socialismo.

No es que todo sea bueno, ni que haya de disimularse lo malo que se ve, porque con cosméticos no se crían las naciones, ni con recrearse contemplando en la fuente inmóvil su hermosura; pero todo se ha de tratar con equidad, y junto al mal, ver la excusa, y estudiar las cosas en su raíz y significación, no en su mera apariencia. [1]

Es innegable, como han planteado el cro. Raúl y otros dirigentes, que este es un proceso que requiere ser muy cuidadosos en los pasos a seguir, hacerlo sin apresuramientos y con la profundización e integralidad que debe tener cada medida.A este respecto, el segundo secretario del Comité Central del PCC planteó lo siguiente:

Nos enfrentamos a realidades nada agradables,pero no cerramos los ojos ante ellas. Estamos convencidos de que hay que romper dogmas y asumimos con firmeza y confianza la actualización, ya en marcha, de nuestro modelo económico, con el propósito de sentar las bases de la irreversibilidad y el desarrollo del socialismo cubano, que sabemos constituye la garantía de la independencia y soberanía nacional.

No ignoro que algunos compañeros a veces se desesperan, deseando cambios inmediatos en múltiples esferas. Naturalmente me refiero ahora a aquellos que lo hacen sin la intención de prestarse al juego del enemigo. Comprendemos esas inquietudes que por lo general se originan en el desconocimiento de la magnitud de la tarea que tenemos por delante, la profundidad y complejidad delas interrelaciones entre los diferentes factores del funcionamiento de la sociedad que deberán modificarse.

Los que piden avanzar más rápido, deben tener en cuenta el rosario de asuntos que estamos estudiando, de los cuales solo les he mencionado hoy algunos. Debemos evitar que por apresuramiento o improvisación, tratando de solucionar un problema, causemos otro mayor. En asuntos de envergadura estratégica para la vida de toda la nación no podemos dejamos conducir por emociones y actuar sin la integralidad requerida.[2]

No tengo la menor duda de que la vía socialista es elúnico camino que le queda al mundo para resolver sus graves problemas. El socialismo sitúa el bienestar del hombre, sin exclusiones, en el centro del quehacer social; régimen que aspira a satisfacer las necesidades materiales y espirituales siempre crecientes; a respetar la dignidad plena del hombre y su individualidad; a la justicia social; a la libertad; a la democracia verdadera y a la eliminación de la explotación del hombre por el hombre.

Pero esta sociedad no surge de un acto, se da un proceso condicionado por factores internos y externos, dentro de ellos, los obstáculos de la globalización neoliberal, la férrea oposición del imperialismo, la crisis mundial, los problemas del medioambiente y la reacción de las clases explotadoras en cada uno de los países.

Las vías y métodos de construcción del socialismo no están escritas, ni existe receta alguna para ello.Ni Marx, ni Engels, ni Lenin, con su genialidad, pudieron proyectar ni llevar a la práctica tal empeño.

Más recientemente, el 17 de noviembre de 2005, nuestro Comandante en Jefe, en el Aula Magna de la Universidad de La Habana, expresaba:

Una conclusión que he sacado al cabo de muchos años:entre los muchos errores que hemos cometido todos,el más importante error era creer que alguien sabía de socialismo, o que alguien sabía de cómo se construye el socialismo.Parecía ciencia sabida (…)

Sin disminuir los errores cometidos, no hay la menor duda de que la construcción del socialismo es un problema complejo en el que no existen las verdades absolutas y que requiere una evaluación permanente de las medidas que se adoptan para conocer sus resultados, tanto en el plano económico como en el aspecto ético-moral, de forma tal que se pueda rectificar a tiempo y con la mayor celeridad posible, cualquier efecto negativo.Ni el subjetivismo, ni el voluntarismo caben en la construcción del socialismo.

La construcción del socialismo conlleva un período de transición el cual estará matizado, entre otros factores, por la situación mundial y las características propias de cada país.

En el período de transición subsistirán relaciones de producción propias del capitalismo, —propiedad privada, cooperativas, trabajo por cuenta propia, etcétera— las cuales irán siendo vencidas por las nuevas relaciones socialistas en la medida en que estas demuestren su mayor eficiencia.

Hay que tener presente el señalamiento de Carlos Marx cuando afirmó:

De lo que aquí se trata no es de una sociedad comunista que se ha desarrollado sobre su propia base sino de una que acaba de salir precisamente de la sociedad capitalista y que, por tanto, presenta todavía en todos sus aspectos, en el económico, en el moral y en el intelectual, el sello de la vieja sociedad de cuya entraña procede.[3]

Las medidas que actualmente se instrumentan, lejos de abortar los objetivos del socialismo, vienen a rectificar errores tales como la nacionalización de todas las propiedad privadas ocurrida en marzo de 1968, que incluyó hasta los puestos de fritas y los limpiabotas.

La construcción del socialismo determina la necesidad de priorizar, sobre todas las cosas, la base económica y dentro de ella la soberanía alimentaria, ya que como señalara Federico Engels ante la tumba de Carlos Marx :

(…) el hombre necesita, en primer lugar, comer, beber, tener un techo y vestirse antes de poder hacer política, ciencia, arte, religión, etc., que, por tanto la producción de los medios de vida inmediatos, materiales y por consiguiente, la correspondiente fase económica de desarrollo de un pueblo o de una época es la base a partir de la cual se han desarrollado las instituciones políticas, las concepciones jurídicas, las ideas artísticas e incluso las ideas religiosas de los hombres. [4]

Como expresó Carlos Marx la productividad es el indicador de eficiencia principal en la producción material.A este respecto, Lenin escribía:

La productividad del trabajo es, en última instancia, lo más importante, lo principal para el triunfo del nuevo régimen social.El capitalismo ha conseguido una productividad del trabajo sin precedente bajo el feudalismo.El capitalismo puede ser y será definitivamente derrotado, porque el socialismo logra una productividad del trabajo nueva, muchísimo más alta.[5]

Asimismo, el Che señalaba:

Todo se reduce a un denominador común en cualquiera de las formas en que se analice:al aumento de la productividad del trabajo, base fundamental de la construcción del socialismo y premisa indispensable para el comunismo.[6]

Ya que, como señalara nuestro Comandante en Jefe Fidel Castro:

El único camino mediante el cual se puede ir elevando el estándar de vida es por el camino de ir elevando la producción.Y el camino de ir elevando la producción es elevar la productividad.Y la productividad se eleva con la técnica y la organización.[7]

Continuando su pensamiento sobre la productividad, Fidel expresó el 19 de mayo de 1971 lo siguiente:

¿Dónde debemos dar la batalla, ya una batalla más larga, más difícil, pero que solo se puede dar y solo se puede ganar con los obreros, con los obreros?En la batalla de la productividad, la batalla del aprovechamiento de la jornada de trabajo, la batalla por el uso correcto de los recursos humanos.No basta con que incorporemos a todos al trabajo.No haríamos nada si los incorporamos y no aprovechamos sus energías, no haríamos nada si los incorporamos y no aprovechamos la jornada, noharíamos nada si los incorporamos y bajamos la productividad…[8]

Partiendo de lo anteriormente señalado, considero que es necesario prestar la debida atención a la productividad del trabajo y situarla como el indicador fundamental para medir la eficiencia de una empresa.La utilidad no debe ser el indicador fundamental, lo cual no significa que no se mida.

La utilidad no es un indicador de eficiencia, sino de resultados.Una empresa puede incrementar su utilidad y ello no significa, obligatoriamente, que sea más eficiente, incluso puede serlo menos. La productividad, como hemos señalado, es el indicador que resume la eficiencia en una empresa productora de bienes materiales.Dado lo anterior, creo necesario modificar el inciso j) del Artículo 3 de Decreto-Ley 252.

En el incremento de la productividad intervienen factores diversos, como por ejemplo, el empleo de la ciencia y la técnica, el abastecimiento a tiempo de materias primas y materiales, el suministro de piezas de repuesto y herramientas para el mantenimiento, y factores de como la organización del trabajo, el cumplimiento de las normas de consumo, el cumplimiento de la calidad, la utilización racional de la fuerza de trabajo, etc.Actualmente es altamente deficiente la planificación de la productividad, esta sigue siendo un resultado matemático, no existe un programa de medidas técnico-organizativas que sustenten su crecimiento, la participación del colectivo, incluyendo a los principales dirigentes, es prácticamente nula.

El establecimiento de directivas por los niveles superiores de cuánto tienen que aumentar la productividad las empresas y la relación entre este incremento y el del salario medio no tiene fundamento alguno. La mayoría de los dirigentes a todos los niveles, tal y como señaló Fidel Castro, presentan un analfabetismo económico con respecto al dominio del concepto de productividad, los métodos de medición, su planificación, control y análisis.Los incrementos en la productividad no se resuelven mediante directivas ni de la noche a la mañana, ello exige un trabajo constante y sistemático.

Para tener una visión de los niveles de productividad existentes en el país, baste decir lo siguiente: se plantea la necesidad de fuerza de trabajo para las construcciones.Pienso que este criterio no es totalmente exacto.Si vemos los tiempos empleados para la construcción, por ejemplo, del Capitolio, el Edificio FOCSA, el Hotel Habana Libre, etc., con los que hoy se emplean para constru9ir un edificio de doce plantas, veremos que con la misma fuerza de trabajo que tenemos es posible, como mínimo, triplicar la productividad.Hay que organizar técnicamente el trabajo, cuestión que se ha olvidado totalmente en los últimos 20 años.

Al decir de Carlos Marx, del desarrollo de la productividad depende el desarrollo universal de la sociedad y los individuos.

Los revolucionarios han discutido mucho sobre la trascendencia de los estímulos morales y materiales en la construcción de la nueva sociedad.Unos han opinado que lo fundamental es el estímulo moral, y otros que es el estímulo material.Mi experiencia de más de medio siglo dedicado a estos menesteres, y estudiando las diferentes concepciones, así como nuestras vivencias, pienso que ambos aspectos conforman una unidad dialéctica cuyo soporte fundamental se encuentra en la estimulación material.

José Martí señaló:

En pueblos como en hombres la vida se cimienta sobre las necesidades materiales.[9]

Añadía:

En lo común de la naturaleza humana se necesita ser próspero para ser bueno. [10]

Y agregaba:

No basta la prosperidad para hacer los pueblos durables sino se les fortalece con la práctica constante y predominio del sentimiento.[11]

Realmente, en nuestro país no ha existido un verdadero sistema de estímulos materiales ni morales.

El sistema salarialnunca ha respondido al principio de pagar por la calidad y cantidad del trabajo, y la estimulación moral no ha contado con un sistema coherente en el cual hayanestado presenten, de manera real,el reconocimiento, la participación, la emulación, etc.

Si estos aspectos no son debidamente resueltos, por mucho que hagamos, todo quedará en consignas, ya que como señaló José Martí:

Es natural y humano que el hombre piense constantemente en sí, aún en sus actos de mayor abnegación y descuido de si propio, y procure conciliar su adelanto personal y la utilidad pública, y servir a esta de modo que resulte aquél favorecido, o no muy dañado.[12]

En su Crítica al Programa de Gotha, Marx plantea un esquema de la distribución del producto social global en el cual se distinguen tres aspectos para mi esenciales: el fondo de inversiones, el fondo de consumo social (educación, salud pública, cultura, deportes, etc.), y el fondo de consumo individual.Pienso que estos tres fondos guardan una estrecha relación debiendo mantener adecuadas proporciones entre sí que, sin descuidar la ampliación de la producción (el futuro), ni las necesidades sociales, se pondere adecuadamente el fondo de consumo individual (salario).

En nuestras condiciones, creo hemos exagerado los fondos destinados al consumo social, y las inversionesno siempre han estado en función del desarrollo de la base económica del país.

Hay que tener presente que los deseos y aspiraciones de aumentar los fondos de desarrollo y los fondos de consumo social están sujetos a que “el derecho no puede ser nunca superior a la estructura económica ni al desarrollo cultural de la sociedad por ella condicionado”.[13]

Asimismo, José Martí señaló:

(…) los pueblos son niños,que no tienen ojos para lo futuro, sino para lo presente.[14]

Por último, hay que destacar que en la actualidad el salario no cubre las necesidades básicas del trabajador, lo que constituye la fuente fundamental de su baja eficiencia y del deterioro, en muchos casos, de sus valores ético-morales.

Actualmente, se ha planteado la necesidad de desinflar las plantillas, problema que se viene gestando desde el mismo triunfo de la Revolución.Considero que este proceso hay que realizarlo, pero no concibo correcta la magnitud ni la forma en que se plantea llevarlo a cabo.En primer lugar, creo que el Estado no tiene un nivel organizativo para garantizar trabajo a medio millón de personas en seis meses.En segundo lugar,¿Cómo determinar las plantillas sin estudiar la organización del trabajo?

El artículo 45 del Capítulo VII de la Constitución de la República

de Cuba, establece:

El trabajo en la sociedad socialista es un derecho, un deber y un motivo de honor para cada ciudadano. El trabajo es remunerado conforme a su calidad y cantidad; al proporcionarlo se atienden las exigencias de la economía y la sociedad, la elección del trabajador y su aptitud y calificación; lo garantiza el sistema económico socialista que propicia el desarrollo económico y social, sin crisis, y que con ello ha eliminado el desempleo y borrado para siempre el paro estacional llamado “tiempo muerto

Se reconoce el trabajo voluntario, no remunerado, realizado en beneficio de toda la sociedad, en las actividades industriales, agrícolas, técnicas, artísticas y de servicio, como formador de la conciencia comunista de nuestro pueblo.

Cada trabajador está en el deber de cumplir cabalmente las tareas que le corresponden en su empleo.

El proceso se realiza mediante una directiva de disponibilidad (no más del 20% en las actividades de control regulación, apoyo, etc.)Me pregunto:¿cuál es el fundamento para que esto sea uniforme para todas las empresas, independientemente de sus características?¿no es acaso razonable que se hagan estudios de organización del trabajo —desde luego, cuando se preparen los técnicos en esta materia—, y los disponibles sean producto de un verdadero estudio?

Un aspecto importante a considerar para lograr una mejor utilización de la fuerza de trabajo es la eliminación de procedimientos innecesarios de la legislación:estadísticas, informaciones, etc., así como organizar adecuadamente las auditorías e inspecciones.Eliminar el reunionismo, las llamadas telefónicas, correos electrónicos y otras vías para dar orientaciones de de última hora que entrañan trabajos para “ayer”.

Hay que tener presente que de acuerdo con el Anuario Estadístico de Cuba del año 2009, la tasa de actividad económica de la población en edad laboral era el 75,4, de ellos, 86 100 buscando empleo (censados).

Un proceso muy similar se efectuó durante los años 1966-67: la denominada “Lucha contra el burocratismo”, el cual no resolvió las plantillas infladas.Al cabo de varios años, las plantillas volvieron a crecer.Por eso, me pregunto:¿cómo se controlará que las plantillas vuelvan a inflarse?La experiencia muestra que aunque se eleve el nivel de aprobació0n, en la práctica esto no funciona.Hay que estudiar un mecanismo de carácter económico mediante el cual las empresas y unidades presupuestadas, junto a la conciencia del ahorro de fuerza de trabajo,sean las más interesadas en utilizar racionalmente los recursos humanos.

Si bien es importante desinflar las plantillas, más importante es lograr que quienes se queden y los que se ubiquen en otras actividades logren una alta eficiencia que en la producción material se resume en incremento de la productividad.

Por último, ¿por qué el proceso no puede ser paulatinoque permita analizar las condiciones territoriales, crear las condiciones para el trabajo por cuenta propia, etc.?Una última incógnita:si quiero dedicarme a producir caramelos como trabajador por cuenta propia, ¿quién me vende el azúcar?

En sus últimos discursos, el cro. Raúl Castro ha insistido en la cultura del debate.El 4 de abril del presente año, en la clausura del IX Congreso de la Unión de Jóvenes Comunistas, expresó:

Hoy más que nunca se requieren cuadros capaces de llevar a cabo una labor ideológica efectiva que no puede ser diálogo de sordos ni repetición mecánica de consignas; dirigentes que razonen con argumentos sólidos, sin creerse dueños absolutos de la verdad; que sepan escuchar, aunque no agrade lo que algunos digan; que valoren con mente abierta los criterios de los demás, lo que no excluye rebatir con fundamentos y energíaaquellos que resulten inaceptables.

Fomentar la discusión franca y no ver en la discrepancia un problema, sino la fuente de las mejores soluciones.La unanimidad absoluta generalmente es ficticia y por tanto dañina.La contradicción, cuando no es antagónica como es nuestro caso, es motor del desarrollo.Debemos suprimir con toda intencionalidad, cuanto aliente la simulación y el oportunismo. Aprender a colegiar las opiniones, estimular la unidad y fortalecer la dirección colectiva, son rasgos que deben caracterizar los futuros dirigentes de la Revolución.

El 1º de agosto del año en curso, en la Asamblea Nacional del Poder Popular, expresó:

Aunque les duela a los enemigos, nuestra unidad es hoy más sólida que nunca, no es fruto de la falsa unanimidad o de la simulación oportunista, la unidad no excluye las discrepancias honestas, sino que presupone la discusión de ideas diferentes, pero con los mismos propósitos finales de justicia social y de soberanía nacional, lo que nos permitirá siempre llegar a las mejores decisiones.

La unidad se fomenta y cosecha en la más amplia democracia socialista y en la discusión abierta de todos los asuntos, por sensibles que sean, con el pueblo.

Téngase presente que José Martí señaló:

El primer deber de un hombre es pensar por sí mismo.[15]

Un hombre que actúa con franqueza,piensa audazmente, desdeña los prejuicios de los demás, y que obedece fielmente a los dictados de su conciencia, está siempre seguro de ser honrado y respetado en el futuro, cuando los fantasmas de los servidores de vulgares prejuicios son olvidados.[16]

Es indiscutible que nadie puede estar en contra de estos pensamientos, pero me pregunto: ¿cómo arbitrar a que esto se cumpla en los organismos, uniones, empresas, unidades presupuestadas, etc.?No tengo duda de que una buena mayoría de gente no dice lo que piensa, le tiene miedo al jefe y, por supuesto, hay que revertir esta situación, de lo contrario, muy a pesar de la dirección de la Revolución, estos planteamientos serán una simple consigna que no materializaremos a los diferentes niveles.Hay que arbitrar mecanismos para hacer cumplir cabalmente estos principios. Hay jefes que piensan que esto no es con ellos.

Tal y como señaló el Che, los cuadros son la columna vertebral de la Revolución.Sin embargo, en la economía no le hemos prestado la debida atención a su selección y formación.

Aunque no conozco en detalle el funcionamiento del Ejército, sé que para ocupar un determinado cargo hay que pasar una escuela, y que la selección es rigurosa.Además, que nadie llega a ser general si antes no fue soldado.Hay todo un proceso de ascensos en función del mérito.Me pregunto: ¿por qué no hemos hecho esto en la vida civil? ¿por qué nombramos, de la noche a la mañana, a un dirigente sin la debida experiencia, sin los conocimientos adecuados para el cargo, y siendo, en muchos casos, como ha señalado el Comandante en Jefe, un analfabeto económico?Creo que se impone una revisión de toda la política de cuadros en la vida civil, y creo que la experiencia del MINFAR es muy valiosa a estos efectos.

Sin dirigentes capaces y ejemplos desde el punto de vista ético-moral, alfabetos económicos, capaces de entender el significado de la productividad y de relacionarse adecuadamente con los trabajadores y su sentir,es imposible construir el socialismo.

26 de septiembre de 2010


[1] José Martí, Obras Completas La Repùblica argentina en los Estados Unidos. La Nación, Buenos Aires, 4 de diciembre de 1887, t. 7, pp. 330-331.

[2] La Habana, 4 de abril de 2010, periódico Granma, p. 4.N- del A.las negrillas son nuestras.

[3] Carlos Marx, Crítica del Programa de Gotha, Editorial Ciencias Sociales, p. 333.

[4] Federico Engels.En Carlos Marx y Federico Engels, Obras Escogidas en tres tomos, Editorial Progreso, Moscú, t. p. 171.

[5] V. I. Lenin, Una gran iniciativa, Obras Completas, edición rusa, t. 29, p. 394.

[6] Ernesto Che Guevara El gran debate, Editorial Ocean Press, 2003, p. 74.

[7] Fidel Castro Ruz, Periódico Revolución, La Habana, 2 de noviembre de 1964, p.

Dr.Sc.Lázaro González Rodríguez 26-9-2010