¿Qué es la actualización del modelo económico cubano?
A propósito de otra estafa sobre la realidad en la Mayor de las Antillas: el turno es una denominada “Liga Internacional de los Trabajadores IV”
En este y diversos Sitios de Internet está colocado el título “Cuba: En nombre del ‘socialismo’ despiden 500.000 empleados estatales”, escrito por una denominada “Liga Internacional de los Trabajadores IV”.
Tras leer con detenimiento sus argumentos entorno a la manera en que ella plantea “Defendamos a los trabajadores cubanos contra el ajuste capitalista” a partir de que “el estado cubano va a despedir 500.000 trabajadores (10 % de la fuerza laboral del país), como parte de un plan de ajuste mucho más profundo”, no tuve la menor dudad de estar en presencia de otra estafa a lectores (as) interesados en la realidad cubana —por el mismo estilo de la que moralmente me obligó a escribir para esta página “¡Basta de estafar al lector (a) de Kaos!” (www.kaosenlared.net/noticia/basta-estafar-al-lector-kaos).
En este ambiente, consideré oportuno compartir de manera sucinta una aproximación a qué se puede entender acerca del modelo económico cubano en la actualidad —significando lo concerniente a la reorganización laboral.
Antesala de la Cuba de hoy
El Presidente Raúl Castro, en las conclusiones de la sesión ordinaria de la Asamblea Nacional del Poder Popular del 1/8/10, citó palabras del Primer Vicepresidente José R. Machado el anterior 26 de julio, cuando dijo:
“[…] proseguiremos con sentido de responsabilidad, paso a paso, al ritmo que determinemos nosotros, sin improvisaciones ni precipitaciones, para no errar y dejar atrás definitivamente errores o medidas que no se avienen a las condiciones actuales”.
En correspondencia, me hice la siguiente pregunta: ¿Cuba retoma el Proceso de Rectificación de Errores y Tendencias Negativas? Respondo, a partir de un breve recuento histórico.
Precisamente el 26 de julio de 1989 en Camagüey, el compañero Fidel Castro, Primer Secretario del Partido Comunista de Cuba (PCC), hizo alusión a la posibilidad de que desapareciera la Unión Soviética, y auguró que aún en esas condiciones la Revolución Cubana continuaría adelante. Fue justo en ese contexto histórico que asomó lo que hemos denominado Período Especial, quizás la etapa más gloriosa y, a la vez, en extremo difícil de las vividas por el pueblo cubano.
Así, sufrió alteración el mencionado Proceso de Rectificación que tuvo lugar en la Mayor de las Antillas en la segunda mitad de la década del ochenta del siglo pasado, una fórmula encaminada a perfeccionar el quehacer revolucionario en Cuba.
Quiero significar que nosotros concebimos el referido Proceso como la alternativa para nutrir y solidificar el Socialismo con mayor eficiencia y racionalidad —diametralmente opuesta a la orquestación de la Perestroika en la Patria de Lenin que hacía señales para el progreso pero giraba para la tragedia.
Recuerdo como si fuera ahora mismo que por aquel entonces el Partido Comunista y el Gobierno Revolucionario en Cuba, tuvieron que concentrarse en priorizar cómo Salvar la Patria, la Revolución y las conquistas del Socialismo sin despreciar la consigna de Resistir y Desarrollarnos.
La actitud que tuvo que asumir la Dirección del país en los finales de la centuria pasada, objetivamente, provocaba dejar de atender aspectos que a la larga traerían consigo problemas en todo el territorio nacional. Pero hoy, llegó el momento de corregir el tiro, de renovar la nación.
Hacia la renovación del modelo
Cuando se adentraba la segunda mitad de la primera década de este siglo, la nación cubana había remontado las peores calamidades derivadas del Período Especial y, por tanto, el momento era propicio para retomar el Proceso de Rectificación de Errores y Tendencias Negativas —sin ánimo de ser absoluto.
Es en correspondencia con la última idea expresada que asumo el 26 de julio de 2007 y las palabras del compañero Raúl en ocasión de los festejos en Camagüey por la efeméride, como referente del surgimiento de lo que hoy constituye una nueva etapa de perfeccionamiento del Socialismo en Cuba, cual muestra de andar por un camino renovador. A ello el Presidente de los Consejos de Estado y Ministros de Cuba ha denominado “actualización del modelo económico cubano”
A mi mente viene que tres años atrás, el mismo Raúl, también Segundo Secretario del PCC, entre otros elementos conceptuales significaba que no siempre al esfuerzo lo acompañan iguales resultados, y que la efectividad depende en gran medida de la constancia, la organización, el control y la exigencia sistemáticos, y en particular de hasta dónde se haya logrado incorporar a las masas al combate por la eficiencia.
Entretanto y hasta hoy, el Bloqueo tiene incidencia directa en las mayores decisiones económicas, en las necesidades más elementales de cada cubana y cubano, pues nos agobia de manera directa y cotidiana en la alimentación, el transporte, la vivienda… e incluso no contar con las materias primas y equipos necesarios para el trabajo.
En este convulso panorama, dirigentes y trabajadores de fila fuimos convocados a identificar con precisión y valorar a fondo cada problemática en el radio de acción, y simultáneamente concretar el quehacer revolucionario con más organización, más trabajo sistemático y efectivo, más análisis y previsión.
Una pregunta salta a la vista: ¿Qué hemos realizado en estos últimos tres años? Aquí va una sintética respuesta:
Me atrevo a decir que prácticamente todos los sectores de la producción y los servicios en el país han respondido un sí se puede hacer realidad tangible las aseveraciones del compañero Raúl e ir renovándonos —sin obviar que las rosas se hacen acompañar de espinas.
Son varios los elementos que ilustran al respecto.
Cuba, por el camino correcto
El mismo Raúl Castro, al resumir la referida sesión ordinaria de la Asamblea Nacional del Poder Popular, destacó que en los estimados del primer semestre del presente año se aprecian resultados alentadores en la economía nacional.
Es decir que avanzamos, a pesar del incumplimiento del plan de azúcar y otras producciones agropecuarias a causa de errores de dirección, sin descartar los efectos de la sequía, la adversa coyuntura económica internacional y su inevitable incidencia en nuestro país, y la agresividad imperial.
En concreto, entre enero y junio últimos, se incrementan los arribos de visitantes extranjeros, se cumple la producción petrolera, se mantiene y mejora el equilibrio monetario interno; mientras que la productividad del trabajo refleja un ritmo superior al salario medio, objetivo que no se lograba desde hacía varios años.
Igualmente, se elevaron de forma modesta las exportaciones y se reduce el consumo de portadores energéticos, a partir del reordenamiento del transporte y el efecto de otras medidas de ahorro; al tiempo que el consumo de electricidad refleja resultados positivos en el sector estatal, a diferencia del residencial que crece más que lo previsto.
Además, gracias a la confianza y comprensión de la mayoría de nuestros acreedores, hemos logrado algunos avances en el aplazamiento de obligaciones, las cuales tenemos la más firme voluntad de honrar en los nuevos plazos convenidos.
Asimismo, las retenciones de transferencias al exterior a suministradores, son hoy apenas un tercio de aquellas de hace un año y, como muestra de seguridad en el país, se han incrementado los depósitos extranjeros en los bancos cubanos.
Sin embargo, es mucho más lo que queda por hacer en el país en aras de la revitalización socialista, de andar por el camino correcto.
Cuba: más para el camino correcto
Hay que reiterar que a pesar del continuo asedio del “Norte revuelto y brutal”, de la negativa repercusión de la crisis económica internacional y los inevitables trastornos provocados por los cambios climáticos, avanza el modelo socialista cubano —reflejo de que andamos por el camino correcto.
Específicamente, en el último trienio cada vez hay más conciencia de que para avanzar en la elevación del nivel de vida de la población y mejorar lo alcanzados en la educación y la salud, resulta imprescindible que nuestra economía sea sólida y dinámica.
También, ha ganado comprensión que las personas tienen que sentir la necesidad de trabajar para vivir, sin que abunden regulaciones paternalistas e irracionales; y que tienen que desaparecer las plantillas infladas de los centros de la producción y los servicios a escala nacional, con salarios vinculados a los resultados del trabajo.
Simultáneamente, gana espacio la intuición de que es insoslayable concebir la participación en la conjunción de los sueños, del sentido de la vida, de las expectativas del hoy y del porvenir, y potenciar las iniciativas propias hacia la superación de las dificultades y la modificación tangible del contexto inmediato.
Entretanto, hay que hacer del ahorro una tarea de conciencia y disciplina; cambiar la mentalidad de importadores por la responsabilidad de productores; y velar por la efectividad del proceso inversionista, de las construcciones y de los sectores azucarero y agropecuario.
Al propio tiempo, hay que incrementar la exigencia administrativa, el control de los recursos humanos, materiales y financiero, así como la organización del trabajo y la calidad del registro contable; y aplicar medidas disciplinarias a los responsables del deterioro de la economía nacional.
Reordenamiento laboral
Puntualmente, se ha abierto un proceso que permitirá reducir hasta eliminar las plantillas considerablemente abultadas en el sector estatal, cuya primera fase debe concluir el primer trimestre del próximo año.
Para garantizar que este proceso sea viable, la Máxima Dirección del Partido Comunista y el Estado en Cuba ha orientado como condición sine qua non la estricta observancia del principio de idoneidad demostrada a la hora de determinar quién merece el mejor derecho de ocupar una plaza —al margen de edad y con la protección a jóvenes en adiestramiento y en servicio social—, para evitar cualquier manifestación de favoritismo, así como de discriminación de género o de otro tipo. Es decir, la adulteración debe ser enfrentada con toda firmeza.
Igualmente, se considera que el éxito de este proceso dependerá en buena medida del aseguramiento político que se debe acometer, bajo la dirección del PCC y con la activa participación de la Central de Trabajadores de Cuba y sus organizaciones sindicales; al tiempo que es preciso conformar un clima de transparencia y diálogo donde prime la información oportuna y diáfana a los trabajadores, en el cual las decisiones sean colegiadas adecuadamente y se creen las condiciones organizativas requeridas.
En este sentido, hace acto de presencia la figura de un Comité de Expertos como órgano asesor, cuya misión principal será recomendar al jefe de la entidad laboral sobre la determinación de la idoneidad demostrada del trabajador para su permanencia.
De manera simultánea, dicho proceso va acompañado de la ampliación del ejercicio del trabajo por cuenta propia y su utilización como una alternativa más de empleo de los trabajadores excedentes, eliminando varias prohibiciones vigentes para el otorgamiento de nuevas licencias y la comercialización de algunas producciones, flexibilizando la contratación de fuerza de trabajo.
Téngase en cuenta que a todo ello se suma las opciones de empleo en la Agricultura, la Construcción y otros sectores donde hay déficit de fuerza de trabajo. O sea, el reordenamiento laboral en Cuba nada tiene que ver con las recetas del Neoliberalismo causante del desempleo a galope que vive el mundo capitalista.
Paralelamente, se aprobó la aplicación de un régimen tributario para el trabajo por cuenta propia que responda al nuevo escenario económico y garantice que los incorporados a esta actividad contribuyan a la seguridad social, abonen impuestos sobre los ingresos personales y las ventas; y aquellos que contraten trabajadores paguen el tributo por la utilización de la fuerza de trabajo. Así, quedará socializada una parte significativa de los dividendos de quienes se beneficien de las nuevas condiciones creadas.
Por demás —sin que se haya dicho la última palabra al respecto—, este asunto deviene trascendente contribución al mejoramiento de la disciplina social y laboral. El presupuesto básico, que nadie quedará abandonado a su suerte; que el Estado Socialista brindará el apoyo necesario para una vida digna, mediante el sistema de asistencia social a aquellos que realmente no estén en capacidad de trabajar y sean el único sustento de sus familias; y que a la vez, se borre para siempre la noción de que Cuba es el único país del mundo en que se puede vivir sin trabajar.
De lo que se trata es de garantizar la construcción dialéctica de la irreversibilidad socio-económica e ideo-política de nuestra Patria Revolucionaria y Socialista —sin descuidar jamás la invulnerabilidad militar.