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¿Reforma o revolución? Comentario sobre la obra de Rosa Luxemburgo.

¿Reforma o revolución? Comentario sobre la obra de Rosa Luxemburgo.
Breve comentario de la obra de Rosa Luxemburgo “Reforma o revolución”.

En pocas palabras se podría resumir «Reforma y revolución» como un análisis crítico de cada uno de los fallos argumentales que tiene Eduard Bernstein, que direcciona la teoría hacia una subyugación del movimiento obrero al capitalismo reformado. En esta obra podemos encontrar enunciaciones tanto en el ámbito económico (en la teoría del valor) como en el político (el metodismo de alcanzar el poder político).

                      El libro comienza poniendo patente las contradicciones que existen entre reforma (Bernstein) y revolución (Marx, Luxemburgo). La ciencia se va reduciendo, como observan algunos socialistas como Lassalle, gradualmente en una actividad desarrollada y reservada exclusivamente para los campos académicos. El movimiento obrero, entonces, podría desviarse si los proletarios no tienen ejercicio o conocimiento de la propia ciencia – es lo que pretenden los socialdemócratas reformistas. Para el marxismo, y por ende para la autora que tratamos, realmente son los obreros quienes gozan del poder, de las armas, del verdadero y final cambio revolucionario.

                      Un error de comienzo de Bernstein es entender la teoría como una imagen controvertida, que no se corresponde directamente con la más estricta realidad. La teorificación debe corresponderse, y por tanto ser percibida, como una correspondencia de la realidad. Y la realidad era, como sabemos, unas condiciones represivas por parte del sistema capitalista que predisponen la subyugación de la clase proletaria. Es decir, se intenta – erróneamente- a través de los sindicatos y corporativas alcanzar una reforma, que un camino último de la historia. – la revolución, la dictadura del proletariado. La objetividad bernstiniana se desarrolla conjunto al capitalismo.

                      Para ésta rama del partido que enfrentaba Luxemburgo, la decadencia capitalista es poco probable, ya que es el mejor sistema de todos que supera una y otra vez las crisis.

                      Van a negar – los reformistas- la primera de las teorías socialistas, y sus premisas más básicas para alcanzar el triunfo proletario y el cambio:

1.          Anarquía capitalista: Las reglas económicas del capitalismo (acumulación de capital, formación de riqueza en pocas manos y pobreza en muchas) derivan a un anarquismo mercantil del que es imposible salir. Llegamos al colapso. Bernstein niega esto por una serie de afirmaciones categóricas inútiles, puesto no ha comprendido la teoría del valor del marxismo, condición necesaria para criticarlo.

2.          Conquista gradual de los medios productivos: Existen unos medios – sindicatos y cooperativas- que facilitan que, por fases, se camine hacia la socialización (propiedad pública) de los medios productivos y que se transformen la distribución de la riqueza y las relaciones productivas. Esto es erróneo porque los sindicatos son un mero organismo defensor del obrero y las cooperativas (además de fracasar) no permutan la naturaleza capitalista del sistema. Debe ser – la conquista- según la autora por medio de la violencia, que ha sido el cauce histórico cuando los obreros tomen el poder y lo cambien.

3.          Organización y fortalecimiento del proletariado: La toma de conciencia de la clase proletaria es muy importante para la organización de las masas obreras, para que éstas tengan conocimiento de su condición de explotadas y para que llegue el día en que se levanten derruyendo el capitalismo, su economía y su sociedad clasista desigual.   

                      Para el marxismo se alcanzará al fin el socialismo porque es una necesidad histórica (por las contradicciones capitalistas). Para Bernstein, sin embargo, no es una necesidad objetiva lo anterior. Si el proletariado aumenta sus condiciones de vida, desaparecen las condiciones objetivas.

                      La teoría bernstiniana formuló una serie de «medios de adaptación» que harán que el capitalismo no se llegue a colapsar (como dicta el marxismo) y se pregunta si es en verdad la transformación (revolución) una necesidad histórica. Esos «medios de adaptación» no son sino el intento de refutar determinadas leyes económicas marxistas y de conducir al proletariado hacia la aceptación del capitalismo, con la espera de que pueda distribuirse más equitativamente la riqueza.

                      También nos encontramos con que la teoría de la plusvalía (el plusvalor de la manufactura que según Marx debe ser para el obrero)  es tachado de utopismo o al menos, de poseer ciertas reminiscencias del mismo.

                      La adaptación del capitalismo de Bernstein también tiene errores que Luxemburgo intentará con esta obra refutar:

1.          Crédito: Es especulación, cuando el burgués dispone de bienes (líquido para invertir) que no le pertenecen y continúa aumentando su riqueza sin que repercuta en una distribución productiva – de la riqueza- más equitativa. Además facilita las crisis, que no tienen coincidencia temporal, que no son sino choques periódicos entre las fuerzas contradictorias de la economía capitalista. Se intenta aquí apaciguar las contradicciones (que crean el movimiento, la energía revolucionaria) pero no logra sino agravarlas con el antagonismo entre modo de producción y de distribución.

2.          Organizaciones patronales: Acabarán con el problema capitalista de la anarquía mercantil de producción. Pero con los mecanismos capitalistas  (monopolio, cárteles, y trust) que aceleran la llegada de la caída (porque utilizan capital reservado como se hace en las crisis) y no regulan realmente al mercado, incrementan a su vez la libertad dentro de él.

3.            Comunicaciones.

                      Para Bernstein los pequeños empresarios se extinguen, pero esto es porque no ha comprendido la teoría del valor marxista ni su naturaleza. Trata, a través de unas estadísticas, de demostrar lo primeramente dicho pero una serie de fallos documentales lo equivocan – números absolutos o mezcla de ramas industriales entre otras equivocaciones.

                      Los reformistas pretenden construir el socialismo por medios de los sindicatos y corporativas, reformas sociales y la democratización política.

                      Los sindicatos, que en esta época tienen su auge en Alemania y otros lugares europeos, obligan al obrero a vender su trabajo al precio corriente de mercado, con lo que pierden su condición revolucionaria, sirviendo únicamente para luchar por la mejora de las condiciones laborales y sociales. Pero, sin duda, los sindicatos siguen actuando dentro del capitalismo y aceptándolo como inevitable. Las coyunturas tales como: demanda de trabajo creada por el nivel productivo, la oferta laboral, y el grado de productividad del trabajo no son controlados por los sindicatos, con lo que no pueden suprimir la explotación (son reaccionarios)  y se estable una solidaridad capital-trabajo, simplemente se dedican a intentar incrementar los salarios. No influyen en el método productivo ni en sus subsiguientes relaciones que son las formas de control del sistema clasista de producción.

                      Para Bernstein, a quien Rosa Luxemburgo tacha de poco menos que de reaccionario, la expropiación de los medios de producción no pueden hacerse por una vez, es algo inalcanzable e inútil, con lo que su «condición transformadora» junto con otras premisas hacen de los reformistas, efectivamente, reaccionarios y revisionistas. El Estado es dialécticamente clasista y es la organización política típica del capitalismo, donde se desarrolla y pone en práctica.

                      Después Luxemburgo nos va dando conceptos sobre el proteccionismo, que impide el desarrollo y de las aduanas agrícolas cuya tarea es «transformar intereses feudales y reflejarlos en la forma capitalista». El capitalismo surge de la guerra, ya sea como derrota o victoria de la misma – Alemania, Italia, entre otros casos. La socialización de los medios productivos expande la propiedad privada y el control estatal clasista, no los anula o suprime.

                      Para la socialdemocracia el movimiento obrero es un proceso mecánico que una vez puesto en marcha no se puede parar, pero el revisionismo niega las crecientes contradicciones de la economía capitalista y repudia la toma de conciencia de clase. Para éstos, las crisis son meros trastornos del mecanismo económico. Sin embargo, para el marxismo es inevitable la toma de poder y las crisis son la señal de que un día llegará una colapso general que posibilite el socialismo con sistema político.

                      La mayor conquista del movimiento proletario son las condiciones económicas dentro del capitalismo para construir el socialismo, Bernstein lo niega, y no llega a explicitar, si quiera, la naturaleza del dinero. El trabajo humano como algo abstracto es el dinero para Marx – luego es la consecuencia.

Víctor Atobas   Para Kaos en la Red   20-11-2010