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La crisis causó 3 nuevas muertes

La crisis causó 3 nuevas muertes

Foto: Alejandro Lezcano

No fue nadie, tampoco había sido nadie en Formosa. Nadie tuvo nada que ver con Luciano Arruga el año pasado. Nadie ampara a las patotas sindicales que mataron a Mariano Ferreyra. Nadie se hace cargo de los más de 200 casos anuales de gatillo fácil. Nadie habla de Ezequiel Ferreira ni de otros chicos que mueren víctimas del trabajo infantil. Nadie mató a Adams Ledesma, periodista de “Mundo Villa”, ni a Rubén Carballo, quien en noviembre de 2009 fue a ver a Viejas Locas y no volvió a su casa. Y Soldati… Cada vez son más las víctimas de esta crisis.

Por Ramiro Giganti. Para Anred

Soldati, cada vez son más las víctimas de esta crisis

No fue nadie, tampoco había sido nadie en Formosa. Nadie tuvo nada que ver con Luciano Arruga el año pasado. Nadie ampara a las poderosas patotas sindicales que mataron a Mariano Ferreyra, sólo se condena a los que tiraron. Nadie se hace cargo de los más de 200 casos de gatillo fácil que Correpi denuncia anualmente. Nadie habla de Ezequiel Ferreira ni de muchos otros chicos que mueren víctimas del trabajo infantil y de los daños del glifosato que los sojeros usan, de hecho nadie genera esas enfermedades. Nadie mató a Adams Ledesma, periodista del medio “Mundo Villa”, de hecho casi nadie habló de su muerte, que encima se dio en pleno debate sobre los medios y poco tiempo después de que el impresentable Joaquín Morales Solá, prediga un muerto, pero después no diga nada, como tampoco dijeron nada los más fanáticos defensores de la ley de medios. Hoy somos todos bolivianos, pero cuando mataron a Adams parece que no.

Nadie mató a Rubén Carballo, que en noviembre del año pasado fue a ver a Viejas Locas y no volvió a su casa. Tenía la entrada en bolsillo, que había comprado hacía un mes pero cuando la Policía Federal reprimió lo justificó diciendo que “se querían colar”. Rubén fue brutalmente golpeado y peleó por su vida durante algunas semanas, en diciembre falleció. Eso sí, para hablar del rock de hoy y de los jóvenes de hoy, dedican horas de aire sobre esta “juventud maravillosa” que fue a velar a Néstor, a diferencia de hace 15 años (cuando yo era un adolescente más, iba a recitales de rock y me sentía bastante solo por criticar a la dictadura y al menemismo, incluso la discriminación en boliches, y no ver que la mayoría de mis pares lo hacía) donde casi no se hablaba de política.

Volviendo a Soldati, ¿Cuánto se habla del porque de estas tomas? ¿Cuánto se habló de la crisis habitacional? ¿Cuánto se hizo? ¿Nos enteramos la semana pasada de que la ciudad está llena de fachos? ¿Recién ahora nos enteramos que gran parte de la sociedad es egoísta? ¿No vimos a quienes votaron en las ultimas dos elecciones, o en 1995?

De la crisis, o mejor dicho de la pobreza, nadie se hace cargo, sólo para la tele.


Decir “crisis” es como decir pobreza. Parece que para algunos está bueno, así tenemos un concepto abstracto (llámese crisis o pobreza) a quien echarle la culpa, un buen “chivo expiatorio”. Para poder “ayudar a los pobres” tiene que haber pobres. Y así usarlos en las campañas, presentar proyectos y justificar subsidios hablando de ellos (pero nunca para que ellos se liberen de esa situación). Ayudarlos un poquito, para diferenciarse de la derecha más cruel que no hace nada. Mejor que vivan, mejor que sufran… y así, en algún momento, con todas las cámaras prendidas, en cadena nacional, con todas las cámaras y todos los flashes, les damos algo, y quedamos bien con millones de televidentes. Perdón, con millones de votantes. Y, por qué no, millones de consumidores.

El pobre es presentado como objeto, no como sujeto, y como tal solo es manipulado, no tiene derecho a pensar, a elaborar sus propuestas, a plantear por sí mismo sus necesidades, tampoco puede fijar agenda. Salvo que sean muchos y molesten demasiado a otros votantes, consumidores, o, peor aún, a los más poderosos. Como cuando en la Villa 31 hay una toma en la autopista Ilia y todos los transeúntes que diariamente van al centro desde la próspera zona norte tienen que rozarse con la pobreza, ahí hay que actuar. Por eso, cuando a mitad de año hubo tomas en la autopista, el Gobierno de la Ciudad intervino, hizo lo que hoy dice que no hay que hacer: darles plata para que se vayan… y se fueron, solo unos metros de ahí, pero suficientes para no molestar a esa “gente bien”, se fueron abajo al barrio Comunicaciones, y ahí las víctimas fueron otros villeros, entonces ya no le importó a nadie, y ahí sigue el conflicto. Si, el conflicto sigue… ¿pero cómo? ¿No dijo Aníbal Fernández en conferencia de prensa la semana pasada que el conflicto de la Villa 31 se había solucionado? Lo dijo, lo repitió 3 veces en una conferencia de prensa que duró como mucho media hora. Y seguramente la mayoría le creyó. Claro, ¿cuánta gente se mete en la 31 como para saber si Aníbal decía la verdad? Lo dije antes: habló para millones de televidentes, de votantes, de consumidores… y ellos creyeron. Hoy la Villa 31 sigue con problemas y mientras se “solucionaba” el problema del Parque Indoamericano, se dieron nuevas tomas, esta vez en la Villa 31 bis.

La sociedad del espectáculo


Festejos del Bicentenario, del día de los Derechos Humanos (mientras siguen muriendo pobres), “cultura para todos”. ¿Para todos? Mientras hay una política represiva a centros culturales, festejamos la cultura para todos. Festejamos el feriado de carnaval (con algunos justificados motivos por haber luchado tanto para recuperarlo), pero nadie se entera que en Merlo -por nombrar solo un municipio, hay otros- los carnavales siguen prohibidos e incluso a murgas que antes les daban permiso para hacer corsos, esta vez les fue negado. Festejamos el carnaval para todos, pero hay un montón de murgas en barrios, villas y asentamientos totalmente abandonadas, y en algunos casos hasta atacadas por las instituciones. Mientras, en el día de los Derechos Humanos, algunas murgas le agradecían a Cristina (incluso algunas que hace dos o tres años le dedicaban la canción de crítica, y con críticas pedorras y de derecha como que se hacía la extensiones y esas pavadas, pero hoy son todas K). Mientras tanto, en la Ciudad de Buenos Aires, la comisión de carnaval sigue discriminando, pero ahora están todos contentos, ya no hay nada que pedir, nadie pidió justicia por Rubén Carballo, que además era murguero y bailaba en la murga Matamufa, ni por Rodrigo Corso ni por muchos otros. Las murgas siguen siendo presentadas como porristas, como un adorno. “Vení a tocarme el bombo que te doy algo”, eso sí, sin muchas posibilidades de expresarse, porque todavía están quienes creen que las murgas no cantan, no dicen… no se expresan. ¿Cambiará esto con los feriados?

Desde la vida digna, la expresión, o el simple derecho a festejar un carnaval, los pobres siguen excluidos, o simplemente se los condena a ser usados, no porque no puedan hacerlo, porque no se lo permiten. La sociedad del espectáculo sólo puede ofrecerles ese lugar: el de aparecer cada tanto en las grandes tragedias, el de permitir que algunos, de vez en cuando, puedan lavar sus culpas. O de salir en la sección de policiales, donde más se habla de las villas. En los últimos 8 años, me tocó presenciar muchas veces como desde distintos lugares se empezó a ayudar a mis amigos de la 31, o a la murga Los Guardianes de Mugica, de la cual formo parte, pero siempre fue un “hasta ahí”, cuando aparece la autonomía desaparece el apoyo y aparece el boicot, y también las mentiras (basta ver: Desmentimos lo dicho sobre nosotros en un artículo de Pagina 12 por solo mencionar un caso, pero hay mucho más en el libro “Guardianes de Mugica, Diamantes en el barro” escrito por Nelly)

“O estás con nosotros, o sos funcional a la derecha”


Hay que ser parte del espectáculo, aprovechar este momento. No hay que quedarse afuera, como dicen varios. ¿Quedarse afuera de qué? ¿No sería mejor tratar de no dejar a nadie afuera? Vuelvo sobre esta frase que más de una vez me la dijeron ante comentarios críticos sobre este gobierno: “no quedarse afuera”, la analizo y me da la sensación de que volvimos a los 90, al individualismo, al “no me quiero quedar afuera”, al querer ser parte de algo selecto. ¿No es funcional a la derecha expresar esa frase? Si un gobierno tiene entre sus pocas cosas buenas, como principal la de pelearse con la derecha y con ese argumento tapa lo otro ¿no es eso funcional a la derecha? Se han cometido errores en la historia, quizás el más mencionado, el del golpe del 55, donde mucha gente apoyó a esa impresentable “Unión Democrática” ¿Qué culpa tenemos los que nacimos después? Demás está decir que fue muy bueno que bajen el cuadro de Videla, que juzguen a los genocidas de ayer, o que no nos cobren por ver partidos de fútbol, pero ¿hay que conformarse con eso? ¿Hay que hacerse el boludo ante muertes evitables, ante muchas injusticias, ante el clientelismo político, las burocracias sindicales y las desigualdades? La militancia de moda es así. Muchas veces fue así. Las caras del Che en remeras y mochilas de muchas más personas de las que solemos ver cuando hace falta que estén.

Me encantaría que para no ser funcionales a la derecha nos propongamos mirar al de al lado, buscar bienestar para todos, ser consecuentes en nuestras vidas. Puede ser que nos cueste caro, que perjudique nuestro “progreso individual”. Por ahí nos perdemos un trabajo bien pago, o nos comemos una noche en cana por ir a una marcha. Puede ser que a veces nos pongamos mal, que tengamos menos tiempo para estar “de joda”. Que por ser así nos nieguen subsidios, planes y prebendas. Puede ser. Que a veces lloremos de impotencia, que nos abandonen, que perdamos amigos. Pero en una de esas vamos a haber pasado por este mundo aportando algo, haciendo algo por los otros, dejando algo que valga la pena. En una de esas, podremos decir que vivimos con dignidad.

 Anred 19/12/10