Moyano, Venegas, Barrionuevo: Unidad para defender el crimen y la mafia
Por Carlos Petroni
El Juez Norberto Oyarbide allanó el sindicato de los trabajadores del campo, UATRE y detuvo durante un día a su secretario general, Gerónimo “Momo” Venegas. Las posibles acusaciones van desde asociación ilícita hasta el tráfico de remedios truchos; desde la apropiación indebida de subsidios a la utilización de dinero del estado para gastos no relacionados con la medicina de sus obras sociales.
Todo el arco de la burocracia sindical, enfrentada a diario entre sí por sus apoyos políticos a diferentes referentes del Peronismo político y que se tratan a diario con hostilidad y hasta se roban afiliados entre ellos, se unieron para defender al hermano burócrata amenazado por cuentas pendientes que tienen todos.
La CGT de Moyano, la raquítica “Azul y Blanca” de Barrionuevo, la fantasmal 62 Organizaciones Peronistas que preside el propio Venegas condenaron de inmediato la detención de Venegas y exigieron su libertad inmediata. Se les unió un coro de lo peor de la oposición de derecha del Peronismo: Duhalde, Claudia Rucci, De Narváez, Amadeo, Saa… y la lista es larguísima.
Alguna prensa acompañó el movimiento titulando fuerte y subrayando la enorme movilización”, los “cortes de ruta y puentes en todo el país” acompañando los reclamos del “movimiento obrero organizado” reclamando por sus “líderes”, mas allá de las diferencias circunstanciales.
La propia prensa oficialista – que presuntamente debía cubrir una operación que vendría del gobierno para lastimar a Duhalde – se comportó tímidamente dejando entreabierta una puerta de dudas y sinsabores, no aportando clarificación alguna, a no ser la repetición de lo ya conocido.
La oposición burguesa no peronista fue cauta y se encargo de recitar lo esperado, su espera por los resultados de la investigación, pero poniendo un cono de sombra sobre el juez, la causa y las motivaciones de la detención de Venegas. Eso hicieron fundamentalmente los radicales y algunos, solo algunos, referentes de otras fuerzas.
Insólitamente, la patronal del campo, aquella que supuestamente el sindicato de Venegas debe enfrentar a diario para lograr salarios y condiciones de vida, salió en defensa del “líder” obrero en la forma de fuertes declaraciones de los miembros de la Mesa de Enlace. Todo un manifiesto de integridad sindical.
Este coro siniestro encontró a un gobierno sorprendido e inmóvil. Si fueron los operadores de la “movida” contra Venegas para golpear a Duhalde usando un juez adicto como Oyarbide, son muy torpes y gozan de la enfermedad de la autocomplacencia. No tenían Plan B ni un discurso para enfrentar a los defensores de Venegas o al juez de la causa, o la justicia en abstracto. No contaron que Moyano, su aliado, saldría con los tapones de punta a defenderse y defenderlo al acusado
Cualquiera diría, viendo los acontecimientos desde afuera de los círculos de poder que los únicos que tenían un Plan B ante el avance de los medicamentos truchos y los crímenes cometidos por el trafico de las Obras Sociales que estafan al fisco en la forma de subvenciones para cubrir tratamientos inexistentes, era la burocracia sindical. Toda junta salió de inmediato a gritar bien fuerte contra los ataques “anticonstitucionales” y el “daño que se le hace a las instituciones” arrogándose el derecho de pro-hombres.
Se hizo por parte de los burócratas todo lo que está a su mano hacer, todo aquello que no hicieron por el Kirchnerista Zanola, de La Bancaria, que terminó en el penal de Ezeiza. Lo ofrecieron a la pira para ser inmolado como un costo necesario para salvar ellos el pellejo. Tanpoco se movió un dedo por la detención de otro sindicalista en Mendoza, de Luz y Fuerza, en relación a la misma causa. Era un pez menor. La detención de Venegas les recorrió el espinazo del miedo: hay que parar la mano, dijeron.
De más esta decir que las “movilizaciones” fueron raquíticas y que no alcanzaron en muchos casos a docenas y en los puntos más álgidos, Necochea y Comodoro Py un par de cientos. También es importante destacar que más allá de la curiosidad del hecho de la detención, al movimiento obrero en su conjunto, le cayó con suma indiferencia que este autotitulado dirigente de los trabajadores terminara el día de su detención en la Superintendencia de Seguridad de la PFA en Villa Lugano.
No había “gauchos pobres” ni trabajadores esclavos en las filas de los manifestantes para defender a un dirigente que ha aceptado que el estatuto del peón desaparezca del campo y sea reemplazado, nuevamente, por el trabajo “de sol a sol” con salarios miserables, los más bajos de los trabajadores sindicalizados del país.
Si algo se escuchó mucho fue: “que se pudra en la cárcel este hdp” y “todos tendrían que ir a la cárcel” y el mas fuerte – tal vez el estruendo llego a oídos del jefe de la CGT que salió a apoyar al “adversario” preso: “¿si lo metieron en cana a Venegas, porque no lo encanan a Moyano?”, argumento que, por lo demás, también se le escuchó decir a partidarios del Momo.
Eduardo Duhalde, Claudia Rucci y otros salieron a denunciar la “detención política” de Venegas y el ex Presidente llegó a afirmar que “todos los opositores están en libertad condicional” haciendo juego con los carteles impresos de la UATRE que aparecieron por arte de magia reclamando por “un preso político en democracia.”
Como resultado de esta “movilización” superestructural, desvalida, y ante la ausencia de una respuesta oficial o de los trabajadores de repudio a sus dirigentes, Oyarbide reculó, adelantó su indagatoria de sábado a viernes y después de 7 horas de llevarla a cabo lo excarceló con una caución de $500.000.
El juez quedó, ante la opinión pública, como una veleta girando enloquecida en el temporal de furia corporativa de la burocracia sindical.
Luis Barrionuevo lo había amenazado con hacerle piquetes en su casa. Moyano había declarado el estado de “alerta y movilización” poniendo en línea, un tanto violentamente, a su aliado Piumato y Schmid que tenían resquemores de defender a Venegas, “un hombre de otro palo.”
Moyano los hizo entrar en razón rápidamente con suma violencia: “no lo defendemos a el, nos defendemos a todos nosotros”- gritaba en la sede de los Taxistas, golpeando la mesa detrás de la cual se encontraba. Piumato y Schmid bajaron la cabeza y firmaron lo que se les puso delante que era un documento ya redactado entre el diputado Recalde y Moyano antes de la reunión.
Se sabe también que Moyano le había advertido a Venegas los peligros que acechaban y que se había contactado personalmente con Oyarbide, a quien parece unirlo una amistad estrecha, para recibir la información,
Hubo en algún momento cortocircuitos. O Moyano no intercedió ante Oyarbide al principio y espero ver las primeras reacciones o lo hizo y el juez, por alguna razón, desoyó sus reclamos.
Al salir de la cárcel, Venegas afirmó, y fue titular de diarios que “Oyarbide me metió preso por orden del gobierno.” Lo mismo decía Duhalde cuando el “campesino estaba detrás de las rejas.”
Hay en estos momentos 80 obras sociales investigadas, de las cuales 52 ya poseen en tribunales abundante material que ameritan no solo una investigación de los crímenes cometidos, sino prima facie, ya se cuenta con los elementos para el procesamiento de unos cuantos dirigentes sindicales.
Hay escuchas comprometedoras; la justicia tiene en sus manos troqueles falsos, miles de ellos; expedientes de enfermos inexistentes que recibieron subsidios millonarios que desaparecieron en los bolsillos de la burocracia y cientos, sino miles, de muestras de medicamentos truchos o vencidos que se distribuyan sin ningún miramiento entre los afiliados de los gremios.
¿Si la detención de Venegas fue una operación del gobierno, porque no le aviso a su aliado mas estrecho en el sindicalismo, Moyano? ¿Por qué este tuvo que enterarse por el juez? ¿No será que el gobierno – piensa la cabecita paranoica del camionero – le está soltando la mano? ¿O fue todo un simple error de cálculo del gobierno que terminó en un desastre con un juez amenazado y presionado para dejar salir de la cárcel a un delincuente?
Venegas y Moyano tienen un pasado lejano común. En los 70 y 80, uno en Necochea y el otro en Mar del Plata, eran aliados y socios políticos. Habían comenzado juntos en la Juventud Sindical Peronista (JSP) y en la ortodoxia que bañó en sangre los balnearios y el país con el terrorismo de estado de la Triple A.
Eso motivó que Moyano lo propusiera e impusiera al Momo para presidir las 62 Organizaciones Peronistas. Luego sus caminos se bifurcaron, con Moyano apoyando al gobierno y el Momo a Duhalde. Pero siguieron, como afirman ambos, en buenas migas y acordaron en desacordar temporariamente, en política. Saben que la vida da muchas vueltas y en esa calesita se encontraran en algún momento nuevamente como aliados en una actividad, que se crea o no, es secundaria para ellos en relación a la defensa de sus intereses: la política.
La defensa de Moyano de Venegas está basada, en parte, a este pasado común – uno que, por ejemplo, el camionero no comparte con Zanola a quien ignoró mientras iba preso o el titular de Comercio, Armando Cavalieri, a quien el camionero no solo le roba afiliados constantemente, sino que ahora le ha armado una lista opositora.) Sin embargo, la defensa corporativa de Moyano a Venegas es la de defensa de su condición común de burócratas sindicales, de apropiadores de los fondos de las obras sociales, de protección mafiosa de los entuertos mutuos y de las amenazas que penden sobre ambos, y muchos otros dirigentes de casi todos los gremios, que comparte proveedores, droguerías y funcionarios públicos corruptos que les ayudaron a estafar al fisco y a los afiliados a sus gremios con la mafia de los medicamentos.
Incapaces de solidarizarse con ninguna lucha que no dirijan completamente, estos burócratas están decididos a incendiar el país si les tocan sus intereses de casta privilegiada del movimiento obrero.
Esto se tolera socialmente, o se sufre colectivamente, porque aun controlan, con puño de hierro y patotas sindicales violentas – como la de la Unión Ferroviaria que asesinó a Mariano Ferreyra – a sus afiliados y porque su camino esta sembrado de cadáveres de dirigentes opositores, burócratas en problemas e incluso de proveedores externos como en el caso del Triple crimen.
El fraude, el matonaje y la complicidad del Ministerio de Trabajo, los subsidios y prebendas ha creado una casta corrupta, millonaria y mafiosa al tope de las organizaciones sindicales, de casi todas ellas, que militan en ambas CGT.
Esa condición es lo que lleva a Venegas y Moyano al mismo camino de la defensa corporativa de sus intereses. Para ellos, estos están por encima, muy por encima, de sus alianzas políticas circunstanciales con las ramas políticas del Peronismo. Para ellos Menem, Duhalde o Kirchner son solo conductos por los cuales reforzar su poder.
Los trabajadores son los llamados a derrocar a esta casta, democratizar los sindicatos y hacer el “movimiento obrero organizado”. Esta visto que ni el gobierno, ni la oposición burguesa ni la justicia lo harán por ellos, sino solo, y en el peor de los casos, parcialmente.
No quedan dudas, por otro lado, que todo este escándalo de defender el crimen con palabrería sindical ha expuesto cada vez más a la luz pública, el siniestro papel de la burocracia sindical. El más importante escollo de los trabajadores para lograr sus objetivos sociales. Habrá que ver si se dan las condiciones para que en el próximo periodo se pueda forjar la organización sindical para echar a los burócratas a la calle o, en su defecto, a una celda para luego arrojar la llave al Río de la Plata. ——–
Un diálogo revelador entre el Momo Venegas y un periodista de Clarín
¿Dice que Oyarbide actuó por orden del Gobierno?
Totalmente, Oyarbide actuó por orden del Gobierno. Pero la respuesta de la gente fue muy importante. El juez me iba a indagar el sábado y me llamó ayer.
¿Quedó en libertad por la presión en la calle de sus manifestantes?
Sí. Si no quedaba en libertad, hoy estarían cortadas todas las rutas del país.
¿Como analiza el respaldo que le dio la CGT?
Fue la presión de la gente la que cambió todo. Ahí actuaron Barrionuevo, Camaño, Duhalde, y además muchos partidos políticos que no tienen que ver con mi ideología. La Mesa de Enlace se sumó. Sé que la CGT se pronunció. Es bueno sentir la solidaridad de los dirigentes gremiales.
¿Es cierto que Moyano le había avisado que lo iban a detener?
Me dijo que me iban a allanar la obra social.
¿Moyano tenía información del Gobierno, de la Justicia?
No sé, fue una conversación nuestra.
¿Le sorprendió que Moyano, su enemigo, lo haya respaldado?
No ví el comunicado de la CGT. Pero no me sorprende lo que hizo Moyano.
¿Haría lo mismo por él si cayera preso?
Sí, es la solidaridad que tenemos que manifestar en estos casos.
¿Moyano cree que la Justicia podría ir contra él?
No creo que sea por eso que sacó el comunicado de la CGT. Pero estamos todos en la mira. Estos no vienen por uno u otro: vienen por todo el movimiento obrero.
¿Moyano se favorece políticamente con la movilización que presionó por su libertad? Si usted dice que eso cambió la decisión del juez, entonces otro magistrado podría pensar dos veces cuando tenga que actuar contra un sindicalista.
No sé. Nuestro gremio no demuestra la fuerza todos los días. La vez pasada amagaron con que me iban a intervenir el sindicato, el Renatre, la obra social. Y el gremio estaba en movilización desde ese momento. A mí no me van a venir a intervenir sin causa.
Izquierda Info 12/02/11