Categorías
General Internacional

Las nuevas tareas de la revolución egipcia

Las nuevas tareas de la revolución egipcia

Por:  Unidad Internacional de los Trabajadores- Cuarta Internacional

La caída del dictador Mubarak ha sido un inmenso triunfo de la movilización revolucionaria del pueblo egipcio, de sus jóvenes y de los trabajadores. Durante 18 días produjeron una insurrección popular marchando y tomando la Plaza de la Liberación de El Cairo y movilizándose en todo el país. Millones festejaron en Egipto y en todos los países del mundo esta victoria del pueblo egipcio.

La clase trabajadora egipcia ha irrumpido con toda su fuerza con una ola de huelgas. La lucha del pueblo egipcio continúa para impedir que los militares y la oposición burguesa e islámica aborten el proceso revolucionario abierto y para lograr un verdadero cambio de fondo político y social.
Egipto mostró el poderío de las masas movilizadas

La revolución egipcio ha dado un gran ejemplo a los pueblos del mundo, como antes lo había mostrado la revolución tunecina, derribando a otro dictador. En Egipto se mostró que las masas movilizadas tienen un poderío como para lograr victorias que tiempo atrás parecían imposibles.

Durante semanas lograron derrotar a la policía y paralizaron a uno de los ejércitos más grandes del mundo. Mubarak ordenó que saliera el ejército a las calles para imponer un toque de queda que nunca se cumplió. Los soldados, con sus tanques, terminaron confraternizando con el pueblo. Los altos mandos se paralizaron y no pudieron dar orden de reprimir.

El pueblo movilizado también derrotó a las bandas fascistas de Mubarak que intentaron enfrentar a la población concentrada en la Plaza de la Liberación. Luego se jugaron a un desgaste de la movilización y no lo lograron. Mubarak hizo un último intento por sostenerse con un discurso que anunció que iba a seguir en el poder y lo único que logró fue que creciera la movilización. Al otro día, Mubarak huía de El Cairo. Triunfaba al revolución. En los últimos días fue decisivo el vuelco de la clase trabajadora para terminar de inclinar la balanza. Miles de trabajadores se declararon en huelga en todo el país. Hasta los trabajadores del Canal de Suez paralizaron sus trabajos.
La caída de Mubarak es gran una derrota política del imperialismo yanky

Mubarak y su régimen eran una pieza clave para la política del imperialismo en el Medio Oriente, de sostener al estado sionista de Israel, buscando someter al pueblo palestino que resiste heroicamente. Egipto es el país más grande del mundo árabe con 80 millones de habitantes y junto a Jordania, son los únicos países árabes que reconocen a Israel. Tan agente de los yanquis era Mubarak, que sostenía un bloqueo en la frontera de la Franja de Gaza, para colaborar con Israel en el intento de debilitar la lucha de los palestinos.

Por eso Obama, el imperialismo europeo e Israel intentaron de todas las formas posibles que Mubarak se sostuviera en el poder y que, como mínimo, no fuera derribado por las masas. Buscaron montar una “transición” pactada con la oposición burguesa al régimen, con Baradei y los Hermanos Musulmanes. Todo eso fracasó.

La caída de Mubarak significa otra dura derrota del imperialismo yanky en la región y de su aliado Israel. De esta manera se profundiza la crisis política y militar que vive el imperialismo desde la derrota militar sufrida en Irak con el fracaso de la invasión.

El miedo de todos los gobiernos del mundo al efecto contagio de la revolución, hizo que no se pronunciaran ni apoyaran abiertamente la movilización del pueblo egipcio. Los supuestos gobiernos “antiimperialistas” como Chávez, Evo Morales, el gobierno de Irán o la OLP , todos callaron. Hasta Hamas prohibió las marchas de los palestinos de la Franja de Gaza, en solidaridad con el pueblo egipcio. Recién después de la huida Mubarak, estos gobiernos y dirigentes salieron a “saludar” al pueblo egipcio.

Este inmenso triunfo del pueblo egipcio, sumando al de Túnez, debilita al imperialismo e impacta sobre todos los pueblos árabes de la región que enfrentan a otros regímenes dictatoriales y proimperialistas. Por eso se multiplican las movilizaciones en Yemen, Argelia, Jordania, Bahrein e Irak. Está abierta la posibilidad de nuevos triunfos revolucionarios de los pueblos árabes. Todo esto favorece también la causa del pueblo palestino y ahonda a la debilidad del imperialismo yanqui.

Triunfó una revolución democrática, la lucha continua.

En Egipto ha triunfado una revolución democrática, los trabajadores, la juventud y el pueblo egipcio han derribado a la dictadura. El hecho de que se hagan cargo del gobierno los militares, no significa que no haya triunfado una revolución. Se trata de un primer gran triunfo. La ausencia de una dirección revolucionaria, por ahora, ha impedido que la revolución culmine con un poder de los trabajadores y el pueblo.

Por la composición militar del nuevo gobierno podría pensarse que nada cambió, que la dictadura continúa. Pero de ninguna manera es así.

Las masas movilizadas quebraron a la dictadura. El Consejo Supremo aunque comande un ejército, tiene un poder muy precario. Los militares, presionados por la movilización revolucionaria, han tenido que ceder con algunas de las reivindicaciones democráticas de la revolución. Disolvieron el Parlamento, suspendieron la Constitución de la dictadura, ratificaron que solo estarán 6 meses en el poder y que se hacen las elecciones en setiembre.

Los militares no pudieron derrotar la movilización y, menos que menos, pudieron dar un golpe contrarrevolucionario. Los Fuerzas Armadas no tuvieron otra salida, que hacerse cargo del gobierno, con el apoyo del imperialismo y la oposición burguesa e islámica, para evitar que se profundizara la revolución con una posible división militar, con un sector de los soldados y la suboficialidad pasándose con sus armas a sumarse al pueblo.

Desde ya el gobierno militar no puede ser apoyado ni el pueblo egipcio puede depositar ninguna confianza en ellos, como si lo han hecho los Hermanos Musulmanes y el político liberal Baradei. Es un gobierno capitalista proimperialista y, por lo tanto enemigo de los trabajadores y el pueblo. Por eso, junto con los anuncios señalados, también ratificaron los pactos militares con el imperialismo e Israel, para dar “tranquilidad” a estos enemigos del pueblo.

Los trabajadores y el pueblo egipcio, tienen planteado seguir movilizados para imponer sus reivindicaciones democráticas, políticas y sociales.

Las nuevas tareas de la revolución egipcia y la lucha por el poder de los trabajadores y el pueblo

La contradicción de la revolución egipcia radica en que, si bien fueron las masas, la juventud, con su Movimiento 6 de Abril, los trabajadores y los sectores populares, los que derribaron a Mubarak, en el poder están los militares con el apoyo del imperialismo y la oposición burguesa e islámica.

En Egipto ha triunfado una poderosa revolución que en sus primeros momentos ha logrado conquistas democráticas fundamentales, como la liquidación de Mubarak y su régimen dictatorial, y la libertad de movilización y de organización. Sin embargo, la revolución sigue abierta y las masas aspiran a más, como lograr empleos masivos, salarios dignos, mayores libertades políticas y sindicales, la soberanía nacional, etc. Lo cual entra en contradicción con la política imperialista, con la cúpula del ejercito y con las direcciones opositoras burgueses e islámicas, que sueñan y hacen los mejores esfuerzos para que la revolución no trascienda las reivindicaciones democráticas y no avance claramente en una perspectiva obrera y socialista.

El pueblo egipcio no salió sólo a reclamar libertades democráticas, sino también contra la desocupación masiva y los salarios de hambre en las empresas privadas, bancos y empleos públicos. Estos males son producidos por la dominación de las multinacionales asociadas a la burguesía local y a los corruptos gobernantes a su servicio. Para resolver esto es necesario tomar medidas de expropiación de las multinacionales y de los bienes de los gobernantes, los militares y sus familias, que representan a la mayor parte de la burguesía local. Es decir, es necesario tomar medidas anticapitalistas y socialistas para poder cumplir los reclamos de justicia social.

Para los socialistas revolucionarios, el proceso revolucionario debe continuar porque ahora, más que nunca, está planteado que las tareas pendientes democráticas, antiimperialistas y anticapitalistas solo pueden llegar hasta el final con un gobierno de los trabajadores y el pueblo, del Movimiento 6 de abril, los sindicatos y las organizaciones populares de los que se jugaron para derribar a Mubarak.

El pueblo se ha retirado de la Plaza pero sigue alerta. Ahora salen con toda la fuerza los trabajadores por sus reclamos. Hay que exigir que se anule el aumento del 15% decretado por Mubarak y que se otorgue un aumento de emergencia generalizado que cubra la canasta básica. Se habla de la fortuna de Mubarak de cerca de 70 mil millones de dólares, hay que exigir que se incaute esa fortuna corrupta y todas propiedades y fortunas de los hombres del ex régimen, para volcar ese dinero a las necesidades del pueblo. No basta con la disolución del Parlamento, que se disuelvan todos los organismos represivos, que se encarcele y juzgue a los asesinos del pueblo. Fuera el estado de emergencia. Que se autorice la libertad de organizarse política y sindicalmente a los soldados y a la suboficialidad de las Fuerzas Armadas. Que se reestaticen todas las empresas que fueron privatizadas por la dictadura, bajo el control y administración de los trabajadores. El nuevo gobierno habla de modificar la Constitución , pero lo quiere hacer a espaldas del pueblo negociando, entre bambalinas, con la oposición burguesa e islámica. Hay que rechazar todo esto y reclamar que se convoque a elecciones de una Asamblea Constituyente Libre y Soberana, donde el pueblo debata todo y resuelva reorganizar el país al servicio de las necesidades de los trabajadores y el pueblo.

La clase trabajadora sale a la calle

Una de las expresiones del triunfo revolucionario es la irrupción masiva de la clase trabajadora.

Aún cuando el Consejo Supremo prohibió las huelgas, nadie le hizo caso. Las huelgas se multiplicaron hasta convertirse en una huelga casi general. Están en lucha los trabajadores de los ministerios, incluido el estratégico ministerio de Petróleo, de Salud y Cultura, ocupando sus lugares de trabajo, reclamando una mejora salarial y la salida de los altos funcionarios relacionados en hechos de corrupción. Están haciendo paros, protestas y ocupaciones de sus lugares de empleo por mejoras en sus condiciones de trabajo los textiles, ferroviarios, trabajadores de telecomunicaciones, el correo, bancarios, los maestros, petroleros, del aluminio, farmacéuticos, trabajadores del Canal de Suez y hasta los policías exigen un salario igual a los militares y fueron a la plaza Tahrir a decir que se solidarizaban con la revolución. El personal de la mayor empresa pública textil del país, Misr (24.000 empleados), en Mahalá al Kubra, en el delta del Nilo, suspendió su huelga indefinida, pero anunció que seguirá su lucha por salarios.

La agencia oficial de noticias Al-Ahram relataba: “El vicepresidente del Sindicato de Trabajadores Egipcios, Mostafa Mongy, permanece detenido desde el lunes (7 de febrero) por la mañana por los empleados para exigir su inmediata renuncia». ¡El segundo jefe de la corrupta burocracia sindical fue detenido por sus propios empleados!. Al mismo tiempo se constituyó una nueva Federación de Sindicatos Independientes.

Mahmud Nassar, líder del Movimiento de los Jóvenes, afirmó que no suspenderán las protestas hasta que se libere a todos los presos políticos. El Consejo Supremo intenta todos los días desmontar este poderoso torrente revolucionario, pero hasta ahora no ha tenido éxito.

Desarrollar y fortalecer a los nuevos organismos sindicales y populares

Las protestas obreras, juveniles y populares continúan. Este es el camino para seguir luchando por un verdadero cambio de fondo. Por eso también la revolución egipcia pone sobre el tapete la cuestión de la dirección política del proceso revolucionario.

Ante la ausencia de una dirección revolucionaria se corre el riesgo que esta hgran revolución se congele. Por eso los revolucionarios apostamos e incentivamos a que las masas pasen por encima de las direcciones burguesas, y proimperialistas, construyan su propia herramienta política revolucionaria y le den una perspectiva socialista, como hoy se vive en pequeña escala en la cuenca minera de la ciudad de Redeyef, en Túnez, en donde los sindicatos han tomado el control de la gobernación.

.La experiencia del proceso revolucionario y de las luchas obreras de los últimos años, han permitido avances organizativos y en la conciencia política, muy importantes. Como lo plantean los obreros metalúrgicos de Helwan es necesario, en lo inmediato, desarrollar y fortalecer los comités obreros y populares, verdaderos organismos de poder dual existentes, así como el movimiento juvenil 6 de Abril, los sindicatos que llamaron a las huelgas, la nueva Federación de sindicatos independientes y también proponer comités democráticos de soldados y suboficiales para defender la revolución.

Llamamos a la solidaridad con los trabajadores y la revolución egipcia y de todos los países árabes, exigiendo: ¡Fuera el imperialismo yanqui y europeo de los países árabes y Medio Oriente! ¡Fuera las tropas yanquis de Irak, Afganistán y de todas sus bases en la región! ¡Ruptura de relaciones con Israel y apoyo a la lucha palestina! ¡Abajo las corruptas dictaduras árabes!

Secretariado Internacional de la UIT-CI

18 de febrero de 2011

________________________________________________

The new tasks of the Egyptian revolution

Statement by the International Worker’s Unity-Fourth International(UIT-CI)

The fall of the dictator Mubarak is a great triumph of the revolutionary mobilization of the Egyptian people, Egyptian youth and workers. For 18 days, the people of Egypt participated in a popular uprising by mobilizing throughout the country and occupying Liberation Square in Cairo. Millions of people celebrated this victory in Egypt and around the world .

The Egyptian working class has entered full force with a wave of strikes.The Egyptian people’s struggle continues to prevent the military and both bourgeois and Islamic opposition to abort the revolutionary process that has been opened and to achieve real political and social change .

Egypt showed the power of the mobilized masses

The Egyptian revolution has given a great example to the people of the world, as the Tunisian revolution did before by toppling another dictator. In Egypt, it was demonstrated that the mobilized masses have the power to win victories that seemed impossible before.

For weeks, the masses managed to defeat the police; the masses paralyzed one of the largest armies in the world. Meanwhile, Mubarak ordered the army out into the streets to impose a curfew that was never fulfilled. The soldiers driving tanks ended up fraternizing with the people. Moreover, the top army commanders were paralyzed and could not give orders to repress the people.

People’s mobilization defeated Mubarak’s fascist gangs who tried to confront the population gathered in Liberation Square. Then the regime tried to tire out the mobilization but that did not work. Mubarak made a last attempt to hold on to power and made a speech where he announced he would stay in power and all it did was to increase the movement against him. The next day, Mubarak fled Cairo. And the revolution triumphed. In recent days the working class involvement in the struggle was decisive to tilt the balance of forces. Thousands of workers went on strike throughout the country. Even Suez Canal workers went on strike.

The fall of Mubarak is a huge political defeat for US imperialism

Mubarak and his regime were essential components of U.S imperialist policy in the Middle East that sustained the Zionist state of Israel which seeks to subject the Palestinian people and their heroic resistance. Egypt is the largest country in the Arab world with a population of 80 million people and along with Jordan, they are the only two Arab countries that recognize Israel. Mubarak, as an agent of U.S. imperialism was so committed, that in his collaboration with Israel, he sustained a blockade on the border of the Gaza Strip in an attempt to weaken the Palestinian struggle.

That is why Obama, European imperialism and Israel tried all possible ways to keep Mubarak in power and that, at least prevent the masses from overthrowing him. Thus, the imperial powers sought to mount a «transition» by making a pact with the bourgeois opposition to the regime, that is El Baradei and the Muslim Brotherhood. However, all these efforts failed.

The fall of Mubarak means another heavy defeat for U.S. imperialism in the region and its ally Israel. This will deepen the political and military crisis facing U.S. imperialism since the military defeat suffered in Iraq with the failure of the invasion.

Many governments around the world did not show open support to the Egyptian people. In fact, some governments remained silent by not making any pronouncements on the revolution. Among these were the supposedly «anti-imperialist» governments of Chavez in Venezuela, Evo Morales in Bolivia and the governments of Iran and the PLO. Even Hamas banned marches in solidarity with the Egyptian people organized by Palestinians from the Gaza Strip. Just after Mubarak ‘s flight, these governments and leaders came out to «greet» the Egyptian people.

The immense success of the Egyptian people, added to that of Tunisia, weakens imperialism and impacts all the Arab countries of the region who face other dictatorial pro-imperialist regimes .Thus, demonstrations in Yemen, Algeria, Jordan, Bahrain and Iraq are on the rise.The possibility of new revolutionary victories of the Arab people remains open. All this promotes the Palestinian cause and deepens the weakness facing U.S. imperialism.

A democratic revolution has triumphed; the struggle continues

Egypt’s democratic revolution has triumphed and workers, the youth and the Egyptian people have toppled a dictatorship. The fact that the military is in charge of government does not mean that a revolution has not triumphed.This is a first major triumph. For now,the lack of a revolutionary leadership has prevented the revolution to end up with workers and people’s power .

Looking at the military composition of the new government one might think that nothing has changed and that the dictatorship continues. However, that is not the case.

The mobilized masses cracked the dictatorship. The Supreme Council, while commanding an army, is very weak. The military, under pressure from the revolutionary movement, have had to cede some of the democratic demands of the revolution. In fact, the military dissolved parliament,suspended the Constitution of the former dictatorship and ratified that the military will stay in power for only 6 months and that elections will be celebrated in September.

The military could not defeat the mobilization and, least of all, launch a counter-coup.The Armed Forces had no other choice but to take over the government with the support of U.S. imperialism and the bourgeois and Islamic opposition and to prevent that the revolution deepened with a possible military division–with a section of the soldiers and low ranking officers joining the people with their weapons.

From now on, the military government can not be supported and the Egyptian people cannot put their trust in them as did the Muslim Brotherhood and the liberal politician Baradei.This is a pro-imperialist capitalist government and therefore an enemy of the workers and the people.

Workers and the Egyptian people have planned further mobilizations to impose their democratic, social and political demands.

The new tasks of the Egyptian revolution and the struggle for power by the workers and the people

The contradiction of the Egyptian revolution lays in the fact that, although it was the masses, the youth (with their April 6 Movement), the popular sectors and the workers which toppled Mubarak,the military is in power with the support of imperialism and the bourgeois and Islamic opposition.

In Egypt, a powerful revolution has triumphed that in its early stages has achieved fundamental democratic gains such as pushing Mubarak out and ending his dictatorial regime as well as winning freedom to mobilize and organize. However, the revolution is still on and the masses aspire to much more including massive job creation, living wages, union and greater political freedoms, national sovereignty and so on. All these aspirations are in contradiction with imperialist policies, the leadership of the army and both bourgeois and Islamic opposition who are pretending and making the best effort to ensure that the revolution does not extend beyond the democratic demands and that way, the revolution will not move towards a working class and socialist perspective.

The Egyptian people did not only demand to seek democratic freedoms, but they also mobilized against mass unemployment and starvation wages in private enterprises, banks and public sector jobs.These social ills are caused by the financial domination of the multinationals associated with the local bourgeoisie and corrupt rulers at their service. To solve that, it is necessary to expropiate the multinational companies, the property of the rulers and the property owned by military and their families; who represent most of the local bourgeoisie. In other words, it is necessary to take anti-capitalist and socialist measures to meet social justice demands.

For revolutionary socialists, the revolutionary process must continue because now more than ever, it is on the agenda that the remaining democratic, anti-imperialist and anticapitalist tasks can only reach its end with a government of the workers and the people formed by those from the 6th of April Movement and trade unions and popular organizations which played a role in overthrowing Mubarak.

For now, the people have withdrawn from the Plaza but they are still on alert. Right now the workers are going out in full force with their demands. We must demand the annulment of the 15% increase decreed by Mubarak and to give a general emergency increase to cover the basic food basket. Some are saying that Mubarak fortune is about 70 billion dollars; we must demand that this corrupt fortune and all property from his collaborators be seized and that all the money be allocated to meet people’s needs. It is not enough to dissolve Parliament. In fact, we demand that all repressive forces be dismantled and that the murderers of the people be prosecuted. Down with the state of emergency. Additionally, soldiers and low ranking officers shall be authorized to organize in political organizations and unions. We demand the nationalization of all companies that were privatized by the dictatorship and once they return to the state, these companies be put under control and management of workers. The new government is talking about amending the Constitution, but it wants to negotiate behind the people and behind the scenes with both bourgeois and Islamic opposition. We must reject this and demand to convene an election to elect a Free and Sovereign Constituent Assembly where people discuss and resolve everything and reorganize the country to serve the needs of workers and the people.

The working class is out in the streets

One of the main expressions of the revolutionary victory is the mass irruption of the working class.

Even though the Supreme Council banned strikes people did not listen. The strikes have multiplied into a (almost)general strike . Among some of the workers in struggle that are occupying their places of work to demand better pay and the departure of senior officials involved in corruption are from the state ministries including the strategic oil ministry and Health and Culture ministries. Some of the workers who are on going on strike and occupying their places of work to demand better working conditions include textiles workers, railways, telecommunications workers, mail, teachers; workers from the oil , aluminum, pharmaceuticals,banking sectors; even Suez Canal workers and the police who demand a salary equal to that of the military and who even went to Tahrir Square to express sympathy with the revolution. In Mahala al Kubra, in the Nile delta region, the staff of the largest public textile country, Misr (with 24,000 employees), suspended their indefinite strike but announced that they will continue their struggle for fair wages.

The official news agency Al-Ahram reported: «The vice president of the Union of Egyptian Workers, Mostafa Mongy, has been detained since Monday (February 7 ) morning by employees to demand his immediate resignation.» The number two corrupt union boss was arrested by his own employees! At the same time a new Federation of Independent Trade Unions was formed.

Mahmoud Nassar, head of the Youth Movement, said that his group will not stop the protests until all political prisoners are released. Every day, the Supreme Council tries to behead this powerful revolutionary torrent but so far it has failed.

It is important to develop and strengthen new unions and popular organizations

Worker, popular and youth protests continue.This is the way to keep fighting for real change.That is why the Egyptian revolution brings to the fore the question of political leadership of the revolutionary process.

This great revolution runs the risk of cooling off in the absence of a revolutionary leadership. So as revolutionaries we favor and we encourage the masses to go over the bourgeois and pro-imperialist leaderships, build their revolutionary political tools and provide a socialist perspective such as what is happening on a small scale in the mining city of Redeyef in Tunisia where unions have taken control of the local government.

The accumulated experience of the revolutionary process and of the workers’ struggles in recent years have allowed for the development of very important organizational and political awareness. As suggested by the metal workers in Helwan it is necessary without any delays to develop and strengthen the worker and popular committees which are true organs of existing dual power; the April 6 youth movement; the labor unions that called the strikes; the new federation of independent unions and democratic committees; additionally, it is necessary to propose to soldiers and low ranking officers to defend the revolution.

We call for solidarity with Egyptian workers and with the revolution in Egypt and all Arab countries and demand the following: U.S. and European imperialism out of the Arab countries and the Middle East! U.S. troops out of Iraq, Afghanistan and from all its military bases in the region! Break diplomatic relations with Israel and support the Palestinian struggle! Down with the corrupt Arab dictatorships!

International Secretariat of the UIT-CI

Issued on February 18, 2011

Los comentarios están cerrados.