Cristina y el Bicentenario
Más entrega
Como parece ser una constante del mandato de Cristina, otra vez una movida política del Ejecutivo generó una crisis política de magnitud. El gobierno queda fuertemente golpeado y debilitado, desenmascarando su faceta pro imperialista y profundizando su divorcio con el movimiento de masas. Hasta la presidente tuvo que suspender su viaje a China “para no dejar solo a Cobos” y enviar al Congreso la propuesta de despido de Redrado.
El ministro de economía Amado Boudou anunció la creación del “Fondo del Bicentenario”. Con reservas del Banco Central se abriría una nueva cuenta, con cerca de 8 mil millones de dólares iniciales. De estos, 6.500 se utilizarían como “garantía” de pago de vencimientos de capital e intereses de la deuda externa de 2010. El resto iría a financiar diferentes proyectos vinculados al Bicentenario.
El primer argumento que daba Boudou era que, más allá de los “vaivenes” que tuviera la economía argentina, con este Fondo de garantía de pago de deuda el país pasaría a ser respetado por “el sistema financiero internacional”. De esa manera podría pedir dinero prestado a baja tasa de interés, no como ahora donde por el “riesgo país” y el default a los bonistas que no entraron en el canje, los préstamos a Argentina son “muy caros”.
En realidad, como ocurrió con la resolución 125, detrás de esta medida está la presión del imperialismo de que Argentina pague la deuda y se ponga al día con el FMI, el Banco Mundial, los bonistas que no entraron en el canje y el Club de París. Muestra que el kirchnerismo, más allá de su retórica “progre”, es sumiso a las órdenes de Washington.
Sorprendiendo a todos, el Presidente del Banco Central, Martín Redrado, le informó a Cristina que no estaba de acuerdo en abrir dicha cuenta. Redrado, ex funcionario de Menem y Duhalde, fue quien en 2006 firmó y defendió férreamente dejar al Banco Central casi sin reservas al aceptar pagar, de una sola vez, más de $30.000 millones de dólares al FMI, el mayor pago de la historia, durante el mandato de Néstor Kirchner, quien lo puso de Presidente del Banco Central.
Su negativa enloqueció a Cristina quien por decreto decidió destituirlo, nombrar a Mario Blejer como nuevo Presidente del Central, abrir la cuenta igual y crear el Fondo. Mario Blejer al Central, el hombre del FMI, sostenido y apoyado por los principales bancos internacionales como el Citibank y otros. Es como poner al lobo a cuidar el gallinero.
Pero Redrado “resistió”. La casi desconocida jueza Sarmiento anuló el decreto de Cristina, Redrado reasumió, la cuenta se abrió pero no se puso un peso, los yanquis igual embargaron los fondos del Banco Central en EE.UU., aunque luego retrocedieron, y Blejer dijo que así no estaba en condiciones de asumir. Ante el mamarracho kirchnerista, la oposición patronal (UCR, PRO, PJ disidente, Carrió) aprovechó para pegarle al gobierno, quien quedó mucho más debilitado.
Este sainete de verano desnuda muchas cosas. Por un lado, la profunda debilidad política del gobierno de Cristina. Esa debilidad se basa en que la mayoría de la población se cansó del kirchnerismo y no cree más en sus mentiras y su doble discurso. Las elecciones del 28 de junio fueron otro golpe tremendo para los K. La gente utilizó a cualquiera (por ejemplo al ignoto e insípido millonario De Narváez) para demostrar su rechazo. Esto llevó a que la oposición se animara a hacerles frente a las bravuconadas de los K. Así fue al elegir las nuevas autoridades de las comisiones en diputados. Y ahora con el Fondo del Bicentenario. Apoyados en la bronca popular, a estos dirigentes no les queda más que reacomodarse por miedo a caer junto a la popularidad de los K y no dejar pasar lo que hasta hace meses callaban y dejaban correr.
Antes Cobos, también Solá, Alberto Fernández y los peronistas disidentes, ahora Redrado, todos van abandonando el barco que se hunde y buscan reacomodarse ante la opinión pública. Los sectores patronales que buscan un recambio político a los K.
Por otro lado, muestra que el gobierno está desesperado por las negras perspectivas económicas y tiene pánico a las reacciones sociales y a las futuras elecciones. Todo su accionar económico gira en torno de garantizar los pagos de la deuda externa y “hacer caja”, tratando de manejar fondos a discreción para controlar la “lealtad” de intendentes y gobernadores dependientes de la billetera oficial. Y para seguir enriqueciendo a Moyano y los dirigentes de la CGT, a cambio de que sigan siendo una loza que tape las luchas y la coordinación de los trabajadores.
La verdad del Fondo del Bicentenario es que esos 6.500 millones de dólares ya estaban aprobados en el presupuesto nacional para pagar deuda. La maniobra kirchnerista es, apoyada en la ley de “superpoderes” que le permite al Jefe de Gabinete “redireccionar” partidas, usar millones del presupuesto en clientelismo. Así, lo que se gastara y faltase para pagar deuda externa, se cubriría con el Fondo del Bicentenario. Eso explica la desesperación, las maniobras y la irresponsabilidad en las decisiones de Cristina y Boudou, que permitieron a los banqueros de “fondos buitres” embargar una cuenta del Banco Central en EE.UU. y poner en la mira todas las reservas.
No existe tal “complot” de la derecha, como quiere hacernos creer de nuevo el kirchnerismo. ¿Blejer representaría al “antiimperialismo”? ¿Los K, que quieren pagar miles de millones de dólares a la banca, serían los “progres”, atacados por la derecha? Absurdo.
La crisis destapó también, una vez más, el profundo cáncer de la deuda externa. Se diga lo que se diga, la estafa monumental de la ilegítima deuda externa es, además, la soga donde se estrangula cualquier proyecto económico. A todos los gobiernos les llega su crisis de la deuda.
Esta vez el kirchnerismo se tuvo que despojar de su careta “antiimperialista” (que usa para cubrir su política de entrega) y asumió lo mismo que Alfonsín, Menem, De la Rúa y Duhalde: hay que honrar los pagos, aún a costa del hambre del pueblo. Para Cristina, como la deuda no se investigó en el gobierno de Alfonsín, ahora hay que pagarla, “ser serios”. ¿Dónde quedó el verso de Néstor Kirchner que -con el inmoral pago de 2006- se avanzaba en la independencia nacional, en la liberación del yugo de la deuda? ¿Dónde está la pelea por “distribuir la riqueza” o “terminar con la desnutrición infantil y el hambre”, que tanto gusta alardear la Presidente? Los K sólo distribuyen riquezas entre banqueros, multinacionales y empresarios amigos (ah, y un poco para ellos también…). Son lo opuesto de un gobierno “popular”.
La oposición patronal no se quedó atrás en su cipayismo pro yanqui. En todo el debate jamás cuestionaron la validez de pagar la fraudulenta e ilegítima deuda externa. Sólo criticaron a Cristina por “las formas”, por actuar a través de decretos, no llevar el tema al Parlamento, no consensuar con ellos el Fondo del Bicentenario. También se pelean porque quieren evitar que los K manejen a discreción los fondos. Pero ninguno de ellos levantó su voz para denunciar que la deuda es una estafa, que mientras se paga hay millones que mueren de hambre, salarios y jubilaciones miserables, desocupación, caos en la salud y la educación. Demostraron que, más allá de las formas y detalles, y más allá de los discursos, son todos lo mismo, ninguno pone como centro las necesidades obreras y populares. Que a Cristina, la oposición patronal y al imperialismo, las multinacionales y el FMI, los une una política: que la crisis económica internacional la paguemos los trabajadores y el pueblo.
La crisis política entre gobierno y oposición patronal irá encontrando un cauce. Negocian sacar a Redrado, pero darle protagonismo al Parlamento debatiendo los DNU, asimilando los K su debilidad. U otras variantes.
Pero la crisis de la deuda salió a la luz para quedarse. Y, aunque por ahora el gobierno y los partidos patronales han logrado contener el debate en los términos de cómo pagar, la lucha de los trabajadores y el pueblo colocará nuevamente en el tapete la necesidad de no pagarla. Cuando los maestros, estatales, médicos, los obreros, desocupados con planes sociales y jubilados vuelvan a la lucha por aumentos salariales y de presupuesto, contra la inflación, allí se demostrará que los gobiernos priorizan el pago de la deuda por sobre el hambre popular. Y la necesidad de suspender los pagos estará claramente al orden del día.
Con los sectores que integramos el Foro contra la deuda externa ya reiniciamos acciones para llamar a la lucha por No Pagar. A todos los luchadores anti imperialistas los llamamos a apoyar las diferentes luchas en curso y su coordinación. Ayudando a superar el rol traidor de la CGT y de los dirigentes de la CTA, que apoyan esta política pro imperial.
El año del bicentenario de la revolución de Mayo coloca en el debate también la necesidad de luchar por la segunda y definitiva independencia, esta vez del imperialismo yanqui. No pagar la deuda externa y llamar a un Frente de Países Deudores, con Venezuela, Bolivia, Ecuador y Cuba a la cabeza, son las tareas primordiales de esta nueva gesta liberadora latinoamericana. Junto con recuperar el patrimonio nacional, las riquezas naturales, expropiar a las multinacionales.
La organización y la coordinación en la lucha obrera y popular son claves para lograr un Bicentenario sin deuda externa. Izquierda Socialista llama a los luchadores a sumarse a esta tarea.
El Socialista 20/01/10