Maurice Macri c’est fini o el fin de una utopía de derecha
Por León Pérez
El Gobierno Nacional de CFK está tan involucrado en las noticias cotidianas (juicios penales contra funcionarios de su gobierno y la burocracia sindical, intentos de censura en la Feria del Libro, denuncias de tercerizados superexplotados en la AFIP, etc.) que muchos han dejado de prestar atención al fenómeno más interesante de la actual política electoral: el fin de Mauricio Macri.
El aislamiento político: Macri no ha podido construir una fuerza nacional, el PRO, de manera creíble. Su fuerte esta en la Ciudad de Buenos Aires donde gobierna y en unos pocos enclaves provinciales donde no han florecido ni direcciones, ni cuadros, ni candidatos, estando muchas de ellas en plena marchitamiento.
El ex gobernador de Santa Fe, Reutemann, lo ha desahuciado: “Macri no llega a ningún lado como candidato a Presidente. No tiene estructura.”
Como un saltimbanqui, Mauricio se acercó entonces a Eduardo Duhalde solo para que el ex presidente lo trate como un segundón.
Francisco De Narváez podría echarle un salvavidas de plomo con un “apoyo” que incluiría forzarlo a ir a una interna que seguramente perdería por muerte.
Es que en muchos círculos de la derecha se lo considere un “traidorzuelo” que apuñala por la espalda a quienes se unen o hacen alianzas con él. Eso tampoco lo ayuda a romper el cerco. López Murphy, el único cuadro de la derecha con sentido político se unió a él solo para ver a su partido destruido y cooptado por el PRO sin otra razón que quitarlo de en medio.
Tampoco se lo recuerda con cariño en la alianza que formó con De Narvaez y Solá en las ultimas legislativas, donde conspiraba con uno en contra del otro.
Para complicarle más aun las cosas, al presentarse como candidato a Presidente, dejaría en manos de Michetti o Rodríguez Larreta, su sucesión en el trono Metropolitano. Solo resta un problemilla: ninguno de los dos mide más del 23% en las encuestas firmes y más optimistas, con Michetti a la delantera de Larreta.
La incapacidad manifiesta en temas de gestión, política y debate de Gabriela Michetti, amen de su poco control del aparato partidario y el despojo de Rodríguez Larreta de todo signo de carisma o perfil de político hábil (solo se le reconoce su impiedad administrativa y su deseo mas allá de lo humano de vencer en la interna a todo costo para perder la general ignominiosamente), condenan a Mauricio Macri muy probablemente a una derrota vergonzosa o a un ostracismo político aun mayor.
La única solución que daría un resultado dudoso, es la renuncia de Macri a su candidatura presidencial y el retorno a la Ciudad por una re-elección. Macri no está de humor, ni su ego le permitiría, encerrarse en la cárcel municipal y tirar la llave al río.
Segun el diario La Nacion, siempre de Buena llegada con Macri:
«Macri no va a unificar las elecciones porque no le conviene. El mide 15 puntos, no le da para ser presidente, y puede perder también la Capital. Va a priorizar conservar su único territorio», analizó un hombre dedicado al armado porteño del oficialismo.
En Balcarce 50 sospechan que los tironeos del jefe de gobierno por el cronograma esconden de fondo una hipótesis arriesgada: sostienen que Mauricio irá por la reelección y colocará de vice a su jefe de gabinete, Horacio Rodríguez Larreta. Más tarde, si no hay fuerte oposición, intentaría lanzarse a la presidencia. ¿Cuál sería el riesgo? Que el electorado no acepte esa «candidatura testimonial», un experimento ya transitado por el kirchnerismo en la aventura bonaerense de 2009.
El fracaso de la gestión: Claro está que una excelente gestión en la Ciudad podría ayudarlo. Pero veamos:
No construyó ni la décima parte de las líneas de subte prometidas. Le echa la culpa al Gobierno Nacional.
Se enredó en un complejo panorama penal en relación a la Policía Metropolitana que incluye 19 oficiales superiores imputados, escándalos de espionaje de opositores políticos encabezados por James.
No resolvió el problema de las inundaciones de la Ciudad, a pesar de obras faraónicas como las que se realizan en el Arroyo Maldonado y que no estarán listas a tiempo para demostrar antes de las elecciones que pudieran funcionar.
Apretó financieramente a pequeños comerciantes con redadas masivas, multas impositivas y aumentos en habilitaciones y servicios; existen quejas masivas por la política de tránsito que no resuelve las aglomeraciones del mismo y prioriza el aspecto represivo de multas y sanciones.
Fue inmovilizado por las ocupaciones del Indoamericano donde solo atinó a hacer declaraciones xenófobas; su gobierno está acusado de promover la formación de patotas para hacer cumplir los desalojos de viviendas y comercios.
Estos hechos pueden haberle ganado afectos en los sectores más retrógrados de la Ciudad, pero se sabe que ellos no ganan elecciones.
Su gobierno se vio cercado por ocupaciones estudiantiles de colegios que se caían a pedazos a pesar de las promesas, incumplidas, de obras urgentes. Ante ellas, solo atinó a exigir listas de activistas para castigarlos con sanciones, algo que fue rechazado por la Justicia, directores y profesores de escuelas.
Los hospitales municipales y las escuelas, el fundamento infraestructural de un gobierno metropolitano siguen sufriendo la hacinación, falta de recursos, decaimiento edilicio y falta de obras, amen de salarios para médicos, enfermeras, personal no jerárquico y maestros y profesores muy por debajo de los índices inflacionarios.
Las obras que se iniciaron en parques, avenidas y calles quedaron a medio hacer y con sobreprecios escandalosos. Las obras de bacheo que con bombos y platillos se iniciaron al principio de su gobierno ya son memoria en una ciudad donde no solo resurgieron de arreglos mal hechos, sino que se reproducen a diario por doquier.
Estos son solo ejemplos de una gestión que no ha despegado a pesar de los años que lleva y de haber empezado con una mayoría legislativa que ahora ha perdido.
El fin de una utopía delirante: Macri soñaba con crear una centro derecha moderna, dinámica, suave a la vista y dura en el contenido.
En su lugar quedo atrapado en el lugar común de una derecha neo liberal que gestiona apretando comerciantes y trabajadores, nombra defensores de la dictadura militar en puestos ministeriales, reclama represión generalizada de todo aquel que entorpezca la “libre circulación” y hace comentarios que suenan como viniendo de la boca de un troglodita.
La utopía consiste en crear la ficción que se puede ser de derecha, aparentando ser “democrático”, represor pero “justiciero”, gestionador aunque se sea incompetente y que todo se basa en una buena campaña de Relaciones Públicas.
Tanto es el delirio de Macri que ha llegado a la situación de usar los colores partidarios, el amarillo con letras negras, como los colores municipales, con los que tiñe toda actividad oficial, decora las sombrillas de sus playas a las que pocos concurren y en los avisos y carteles de obras y la propia página web de la Ciudad.
Tanta es la debilidad que en su interior siente este hombre, tanta la impotencia de un ego irrealizado, que según Wikileaks, asistió varias veces a la Embajada de EEUU y sus reuniones para quejarse de los Kirchner y pedir que se le ayude a enfrentarlos.
Sí, como no. Como se sabe – lo saben hasta en la Embajada – no hay peor recomendación para un político, aunque sea aliado, que mostrarse amigable o ayudado por los muchachos de la Embajada.
Así las cosas, el fin esta cerca. No es un dragón al que matará un valiente príncipe de armadura blanca. Es un ratoncito de laboratorio dándole vueltas sin fin a la ruedita de plástico. Maurice Macri c’est fini.
Algo que hasta su padre, Franco, celebra en su casa con un asado cada fin de semana. Como se sabe, el ha dicho que votaría por los Kirchner poniendo la mano en el bolsillo y velando por sus intereses.
Izquierda info 09/03/11