Rosario: Se conmemoraron los diez años de La Toma
Se están cumpliendo diez años de la lucha de los trabajadores del Ex Supermercado Tigre, que en julio de 2001 decidieron ocupar el edificio de lo que entonces era sólo una sucursal más de la principal cadena de supermercados de la ciudad, vaciada y llevada al cierre por su propietario, el empresario Francisco Regunaschi, ex-presidente de la Cámara de Propietarios de Supermercados de Rosario. Desde entonces y hasta ahora, sus ex empleados, organizados en la Cooperativa “Trabajadores Solidarios en Lucha”, continúan luchando por la expropiación definitiva de este espacio donde conviven una gran cantidad de organizaciones sociales, políticas, sindicales, culturales y de derechos humanos, junto a diversos emprendimientos de la economía solidaria. En lo que quizás sea un récord, lograron dos leyes de expropiación que fueron consecutivamente atacadas por la corporación judicial, que una década más tarde aún pretende rematar el edificio y destruir los puestos de trabajo. Por Indymedia Rosario
Por ANRed – L ([email protected])
Con un almuerzo y acto a sala llena, hasta los últimos rincones, el domingo 3 de julio se festejó una década de lucha. Diversidad puede que sea la palabra que mejor describe la composición de los presentes: diversidad de orígenes, y también de orientaciones políticas, ideológicas, culturales. Es uno de los rasgos que más se destacan y definen lo que, entre tanta agua que ha pasado bajo el puente en una larga, muy larga década, se ha logrado construir alrededor de La Toma.
Dialogamos con Carlos Ghioldi, presidente de la Cooperativa de trabajo “Trabajadores Solidarios en Lucha”, acerca de algunas de las muchas cosas para contar sobre el pasado y el presente.
Indymedia Rosario: Para empezar, nos gustaría que nos dieras un balance, entre aquel comienzo hace diez años atrás y la realidad actual.
Carlos Ghioldi: Entre los comienzos y hoy hay una situación que se choca y es casi similar, que es la animadversión y el hostigamiento feroz del poder judicial. Nosotros en estos diez años nunca pudimos dormir sin que alguien estuviera acá, con el celular prendido y la lista de compañeros por cualquier eventualidad. Lo cual es terrible, porque hay compañeros que llega un momento que piensan que es mentira, pero el desalojo está. Hay dos leyes de distintos gobiernos que nos ampararon y, a pesar de eso, la justicia se las ingenia para decir que es inconstitucional y hay que desalojarnos.
Hoy el elemento interesante es que reafirmamos nuestra vocación de lucha, que no vamos a irnos de acá, sea quien sea el que saque una resolución, que ni se moleste en redactarla porque no la vamos a obedecer. Y llamar a las organizaciones, a las instituciones, a las organizaciones gremiales, sociales, a las autoridades incluso, a que este lugar es más del conjunto del pueblo, porque esa es la defensa: la democracia entre los trabajadores, un modelo sindical democrático, de organización democrática, una gestión democrática y también una movilización solidaria recíproca, es decir que el lugar está al servicio de otros sectores, incluso sectores que a veces no nos quieren y nosotros estamos orgullosos de que vengan acá, es más, los llamamos para que sigan viniendo. Este lugar no es nuestro sólo, es colectivo.
Balance de estos diez años, esto es lo que reafirmamos hoy, este camino, esta orientación, esta política gremial y este llamamiento a seguir adelante.
El balance positivo es la demostración de que colectivamente organizados los trabajadores y el pueblo podemos cambiar la historia.
Y negativo, personalmente, he cometido errores que me da lástima no haberlos podido ver antes de tiempo, errores para organizar, para que más compañeros se acerquen, se sientan más cómodos, que nadie se sienta alejado. No considero que uno de los errores que hayamos hecho haya sido no escuchar a nadie porque acá habló todo el mundo, estamos orgullosos de que hable todo el mundo, que siga hablando, que siga diciendo todo lo que quiere, incluso contra nosotros, pero a veces por apresurados o por falta de experiencia hemos hecho errores que podrían habernos permitido menos sufrimiento en algunas instancias. Pero de los errores no hay que llorar ni reír, sino comprender y corregir.
No son 10 años de lucha, son 10 años de que tomamos el lugar, pero acá convergemos una serie de empleados de comercio que veníamos luchando desde los años ’80, desde cuando en el año 82 peleamos porque hubiera un delegado en este establecimiento y eramos el Supercoop, y el compañero que está ahí, Antonio, fue el primero que vino a una reunión cuando yo quise organizar ese tema con otro compañero. En eso hay una continuidad con haber logrado el primer delegado en el sector de comercio después de la dictadura, en haber logrado que cuando quiebra el Hogar Obrero este lugar esté tomado tres meses, con Fredi, Antonio, Alberto y otros compañeros, que después en el 2001 volvimos a encontrarnos, junto a una camada de compañeros que venían del Tigre.
Lo que demuestra La Toma, me reafirma y nos reafirma a todos, es que con la organización colectiva, democrática, participativa, respetuosa de las ideas divergentes, se puede torcer la historia, se puede cambiar la historia y no conformarnos con lo posible.
Recuerdo una discusión interna cuando se me ocurrió lo de tomar el lugar y proponer un supermercado comunitario, un compañero me dijo que las condiciones objetivas no dan, no es como en el Hogar Obrero, a lo sumo los compañeros van a sacar la indemnización, estamos jodidos. Nos dimos un mes de pelea y ganamos la posición en agosto de 2001, todo el mes de julio lo invertimos en eso. Creo que ustedes con Indymedia ya estaban cubriendo todo ese primer momento donde se saca la propuesta del comunitario y de que el lugar, en manos de los trabajadores, podía ser puesto en funcionamiento.
Después hay muchísimos compañeros que estuvieron acá y de los cuales tenemos muchísimo que aprender, es un orgullo que estén, es un orgullo que sigan estando y los convocamos a que sigan viniendo, utilizando el lugar. El secreto está en que sea de ellos y de todos nosotros juntos.
IR: Hablanos de lo que hay hoy acá.
CG: Espero no olvidarme de nadie porque se enojan. Organizaciones sindicales y sociales: la Mesa Coordinadora de Jubilados, la CTA Rosario, la UCRA, el Sindicato de Guardavidas de la CTA, la Asociación Argentina de Actores, la Comisión Gremial de los Empleados de Comercio, El Puente Psicólogos en La Toma, Pañuelos en Rebeldía que dan sus talleres acá, los del Centro de Jubilados Provinciales, Vivienda Única, que todos funcionan y tienen sus locales. Junto con el orgullo de haber incorporado a la APDH, la Liga por los Derechos del Hombre y Familiares de Detenidos y Desaparecidos.
Después hay 80 microemprendedores de la Secretaría de Economía Solidaria de la Municipalidad de Rosario, que tienen sus locales. Cada local es de alguna institución u organización, coordinada por estos compañeros de la Municipalidad.
Tenemos también la galería de arte de la Facultad de Humanidades y Artes, el teatro de la Asociación de Actores, la librería Federico Engels, que para nosotros es una alegría que esté acá una librería obrera.
Después se han juntado y se han reunido acá desde el Movimiento Tren para Todos, compañeros de ATE, la Embajada de Bolivia unos días cuando fue el casi golpe que no podían entrar al consulado.
Me olvido centenares de cosas, expresiones artísticas, premios Nobel que han estado acá, como José Saramago y Adolfo Pérez Esquivel. Decenas de personas, personalidades, como Ernesto Cardenal, Osvaldo Bayer, y compañeros, que para nosotros ha sido enriquecedor, un valor inmenso.
Vamos a seguir luchando, de acá no nos vamos a mover y el secreto es que sigamos en esta orientación que reafirmamos hoy.
Hay una radio ahora, la Radio Popular Che Guevara y eso para nosotros es muy bueno. Hay cooperativas de trabajo, la fábrica de pelotas, una de calzado y otra de uniformes de trabajo, que es también otro orgullo.
Todo lo que podamos seguir haciendo se hace. Hay unos talleres de la Universidad y la Municipalidad sobre mujeres golpeadas y en situación de riesgo y sectores de igualdad de género.
IR: Hablaste de todos los demás, pero contanos un poco de la propia Cooperativa de Trabajadores Solidarios en Lucha.
CG: El comedor universitario, el supermercado y el bar forman la cooperativa de los propios trabajadores con lo cual ellos viven y sostienen su propia actividad. La gestión de ese lugar no es un lecho de rosas. Nosotros apostamos a la autogestión y la autogestión es dura, porque nosotros podríamos haber utilizado la autoridad política de conducir el conflicto para imponer el ordenamiento laboral, por ejemplo y nosotros nos negamos. Lo cual atenta contra el desarrollo de la actividad. Por eso yo fui el único miembro de la cooperativa que no trabaja ni cobra ni nada, sólo que está en la organización política, para no mezclar ese rubro. Que el rubro sea apostar a la autogestión, que es dura porque son 300 años de esclavitud laboral y de disciplina impuesta por los patrones hacia la clase trabajadora. Sin ese yugo es probable que el trabajador diga “ahora no laburo, me quedo tranquilo”.
Entonces, ¿cómo se autodisciplina el compañero? Y nosotros, a pesar de haber tardado años en que se ordenara, y que fue notorio que tardábamos, estábamos no imponiendo una disciplina, sino tratando de que surja una autodisciplina. Y ese camino duro, porque no era sencillo llegar a establecer un código de conducta en una asamblea, un código de administración en una asamblea, tardó tres o cuatro años en concretarse. Ese camino, aunque no sea el más eficiente y rápido, lo reivindicamos porque hace a la organización democrática de los trabajadores
Anred 10/07/11