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La “bomba social” y el principio del estallido del sistema capitalista

 Crisis de los Estados y colapso de la «credibilidad»

La “bomba social” y el principio del estallido del sistema capitalista

economia de guerra

Grecia encendió la luz roja. ¿Cómo hará el eje dominante EEUU-Europa para conservar la hegemonía mundial (del sistema capitalista imperial) si en sus propias metrópolis comienzan a colapsar, además de los bancos y las empresas, los Estados y el “sistema” que sostiene la credibilidad pública en las instituciones del control político y social?

Por Manuel Freytas (*)
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Informe especial


¿Qué pasaría con el sistema capitalista si las mayorías dejaran de votar, o votaran en blanco, en las elecciones periódicas para elegir autoridades?. 

¿Y qué pasaría si esas mismas mayorías dejaran de consumir los productos superfluos (el 70% de la producción capitalista global) de la “sociedad de consumo” y sólo adquirieran aquellos necesarios para su supervivencia?.

En el primer caso, las instituciones jurídicas y políticas del capitalismo quedarían “deslegitimadas” y el sistema hipócrita de “gobernabilidad” (y de dominio político y social) basado en la “democracia representativa” se derrumbaría.

En consecuencia, el sistema capitalista se vería obligado (para mantener el dominio) a recurrir al uso de la fuerza militar para preservar el “orden” político y social que le garantice el funcionamiento en “paz” de sus empresas y bancos a escala global.

En el segundo caso, las bases del “consumismo” masivo (la piedra basal del funcionamiento de la rentabilidad y de la economía capitalista a nivel planetario) se derrumbarían y el sistema colapsaría por “sobreproducción” a escala global.

Lo que indica claramente que, si las mayorías no votaran y sólo consumieran lo necesario para vivir, el sistema capitalista se quedaría sin sus dos motores esenciales: El “sobre-consumo social” (inducido para vender productos superfluos e innecesarios) y el “voto democrático” (inducido para imponer el dominio sin el uso de las armas).

La “crisis de credibilidad”
La dinámica de este proceso en el mundo parece estar en marcha sobre la base de dos fenómenos interactivos que ya se verifican en los países centrales, principalmente EEUU y la UE: A) la “crisis de los Estados” (estallido de las deudas públicas) y B) los conatos de “ingobernabilidad” que producen las reacciones (conflictos y estallidos) sociales y sindicales como respuesta a los ajustes salvajes y el desempleo crónico producido por la falta de reactivación económica.

Pero a este escenario, se suma un “tercer factor” de índole psicosocial producido por la falta de expectativas personales y laborales que genera otra crisis: El “escepticismo social”.

Según una encuesta del Eurobarómetro (sondeos de opinión pública), encargada por el Parlamento Europeo y divulgada en el 2009, la confianza en las instituciones de la UE se desploma con la crisis económico financiera que se expande como un virus tanto por las potencias centrales como por la periferia subdesarrollada de la Europa continental.

Esta desconfianza -aclara el informe- no es una muestra de antieuropeísmo, porque sólo un 20% dice “estar en contra de Europa, de la Unión Europea o la construcción europea”.

El malestar social -señalaba la medición- se refleja en el marcado deterioro de confianza que vienen sufriendo las instituciones comunitarias, como la Comisión Europea, el Parlamento Europeo y el Banco Central Europeo, (BCE).

El estudio revelado en el 2009 concluía que la crisis económico financiera impactó con fuerza inusitada en las sociedades europeas, y el “euroescepticismo” se está tornando en factor social predominante, que afecta principalmente a la credibilidad en el destino del euro y en la debacle de la confianza en las instituciones de la Unión Europea.

En este contexto, la medición de la UE parecía agregar a la “crisis económica financiera”  y a la “crisis social” (producida por los ajustes y protestas sociales) un tercer actor: El “colapso psicosocial” reflejado en las tendencias del escepticismo generalizado sobre las instituciones del sistema.

Según los datos de Eurobarómetro, esa tendencia al “euroescepeticismo” se agrava en el escenario de las potencias centrales más ricas, como Alemania, Reino Unido, Francia y España.

El descreimiento social

¿Cómo incidirá este “tercer factor” (el descreimiento social en el sistema) en el desarrollo de los procesos combinados de la “crisis económica” y la “crisis social”, que se retroalimentan entre sí tanto en los países centrales como en la aéreas periféricas del planeta capitalista?

¿Cómo hará el eje dominante EEUU-Europa para conservar la hegemonía mundial (del sistema capitalista imperial) si en sus propias metrópolis comienza a colapsar, además de los bancos y las empresas, el sistema que sostiene la credibilidad pública en las instituciones del control político y social?

¿Qué puede pasar (si como efecto de la crisis exportada de las metrópolis imperiales) en las áreas subdesarrolladas de Asia, África y América Latina las mayorías (además de quebrar la “gobernabilidad” con las huelgas y conflictos sociales) se negasen a legitimar a los gobiernos en las urnas?

¿Qué sucedería si (como en la Argentina durante el Cacerolazo de 2001) las mayorías de Asia, África y América se sublevaran y decretaran un “que se vayan todos” contra los políticos y las instituciones de la “gobernabilidad” (léase dominio) en democracia?

La encuesta encargada y difundida por la Unión Europea revela que el “tercer factor” de la crisis (la pérdida de credibilidad en las instituciones) no es una especulación “conspirativa” de los analistas contrainformacionales sino un fenómeno de medición social verificable y que se extiende por las principales potencias centrales europeas.

¿Y qué datos revelaría la misma medición realizada en EEUU donde la mayoría de los analistas coinciden en que Obama ya se encuentra parado sobre el cráter de un “volcán social” ?

La crisis de “gobernabilidad
 

En junio de 2009, en un escenario marcado por la crisis financiera recesiva y el desempleo masivo que se contagiaba aceleradamente tanto por las economías centrales del euro como por los países del Este, la Unión Europea celebró sus comicios con un récord de abstención donde la derecha y las tendencias xenófobas (expresada por los partidos “anti-inmigrantes”) barrieron con la debilitada y decadente izquierda europea.

Los resultados ratificaron la encuesta del Eurobarómetro (sondeos de opinión pública), difundida por el Parlamento Europeo antes de los comicios, que revelaba que la confianza en las instituciones de la UE se desplomaba con la crisis financiera recesiva que ya se expandía como un virus tanto por las potencias centrales como por la periferia subdesarrollada de la Europa continental.

El malestar social -señalaba la medición- se reflejaba en el marcado deterioro de confianza que venían sufriendo las instituciones comunitarias, como la Comisión Europea, el Parlamento Europeo y el Banco Central Europeo, (BCE).

Este fenómeno emergente de la falta de credibilidad en el gobierno y en las instituciones fue recreado nuevamente en Grecia donde las huelgas y protestas sociales son una contundente muestra de rechazo, no solamente contra el ajuste sino contra la clase política identificada como “entreguista y corrupta”.

Los medios y analistas del sistema no solo emparentaron la crisis griega con la de Argentina en 2001, sino que también asociaron las protestas sociales y las huelgas con el proceso de rechazo a los políticos simbolizado en el “Cacerolazo” argentino que planteaba el que “se vayan todos”.

La abstención masiva en las elecciones de la UE en 2009, sólo fue una señal que hoy se agrega a los efectos de la “crisis de los Estados” (producida por el colapso financiero con las deudas públicas ), y a los de la “crisis social” (producida por las huelgas y protestas sociales contra el ajuste).

A los que se agrega un tercer actor: El “colapso psicosocial” reflejado en las tendencia creciente del escepticismo generalizado sobre las instituciones del sistema.

La realidad de la información indica que en la eurocrisis el rechazo sindical y social a los ajustes va acompañado de una profundización del rechazo a los gobiernos y al sistema político.

Ya hay un temor generalizado entre los líderes políticos, los analistas y los medios de comunicación del sistema a un estallido social y sindical generalizado por toda la eurozona que derive finalmente en una crisis de gobernabilidad y en un pedido de “que se vayan todos” en contra de los políticos.

La crisis de la “democracia”
En este escenario dominado por el rechazo social a los ajustes y al sistema político ¿Qué pasaría con el sistema capitalista gobernado por la “democracia” si las mayorías dejaran de votar, o votaran en blanco, en las elecciones periódicas para elegir autoridades?.

¿Qué puede pasar si las mayorías europeas que pagan los platos rotos de la crisis (además de quebrar la “gobernabilidad” con las huelgas y conflictos sociales) se negasen a legitimar a los gobiernos “democráticos” en las urnas?.

¿Cómo hará el eje dominante EEUU-Europa para conservar la hegemonía mundial (del sistema capitalista imperial) si en sus propias metrópolis comienza a colapsar, además de los Estados y las empresas, el sistema que sostiene la credibilidad pública en las instituciones del control político y social?.

Como primer efecto, las instituciones jurídicas y políticas de la UE quedarían “deslegitimadas” y el sistema establecido de “gobernabilidad” (y de dominio político y social) basado en la “democracia representativa” se derrumbaría a escala regional.

En consecuencia, los gobiernos se verían obligados (para mantener el dominio) a recurrir al uso de la fuerza militar para preservar el “orden” político y social que le garantice el funcionamiento en “paz” de sus empresas y bancos.

La dinámica de este proceso de falta de credibilidad en los políticos y en las instituciones detonado por la eurocrisis  también se verifica en los conatos de “ingobernabilidad” que producen  las reacciones (conflictos y estallidos sociales y sindicales) como respuesta a los despidos a los ajustes salvajes exigidos por el capitalismo usurario.

La bomba social (O crisis total)

El sistema (económico, político y social) capitalista se basamenta sobre tres parámetros esenciales:

A) Consumo masivo (que alimenta los ciclos de ganancia capitalista con el mercado).

B) Voto “popular” (que alimenta y permite el control político y social sin represión militar).

C) Credibilidad social (que alimenta la supervivencia institucional del sistema capitalista).

Estos tres factores, que conforman la columna vertebral del sistema expoliador capitalista erigido como “civilización única” a escala global, hoy se encuentran en riesgo  inmediato a raíz de la crisis económico financiera que derivó primero en crisis recesiva, y luego en crisis social como emergente de los ajustes salvajes, a la persistencia del desempleo y el achicamiento del consumo popular.

Con Estados quebrados por la crisis fiscal, con una recuperación todavía débil de la recesión (con países que siguen desacelerados), mercados financieros volátiles (vuelta a la desconfianza del sube y baja), contracción del crédito orientado a la producción, consumo social sin recuperación, bajas de recaudación y subas siderales del déficit, desempleo masivo y ajustes salariales en ascenso, la “bomba social” (emergente de la crisis y de los ajustes) ya asoma como el desenlace más lógico en la eurozona.

El sistema de gobernabilidad político y económico de la eurozona hoy se encuentran en riesgo de disolución a raíz de la “crisis financiera” que derivó primero en “crisis recesiva”, luego en “crisis fiscal” de  los Estados, y que ahora se convirtió en “crisis social” de la mano de los ajustes, los despidos laborales y el achicamiento del consumo popular.

Esta dialéctica de acción-reacción  es lo que define, en forma totalizada, un fenómeno que excede la denominación reduccionista de “crisis económica” con el que los analistas del sistema califican el actual colapso económico europeo.

El capitalismo central europeo (tanto como EEUU)  no está en “crisis económica”, sino en “crisis total”, y al final del proceso, si quiere supervivir como bloque, deberá echar mano a lo único que puede preservar su dominio: La represión militar.

Esa es la lectura inmediata que surge del proceso europeo con Estados quebrados y ajustes salvajes, que profundiza el desempleo en masa y la crisis de credibilidad social en los políticos y las instituciones.

La dinámica histórica de la crisis pulveriza la columna vertebral del sistema (consumo, voto y credibilidad social) y obligará  a cambiar la estrategia de dominación para reciclar un nuevo proceso de control político y social.

16/07/11