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Voces latinoamericanas en el Encuentro Nacional de Mujeres

Voces latinoamericanas en el Encuentro Nacional de Mujeres

En la ciudad de San Carlos de Bariloche se desarrolló el panel latinoamericano , encabezado por Feministas Latinoamericanas en Resistencia de Honduras, Venezuela, Colombia y Perú.
Agencia Rodolfo Walsh   Red Nacional de Medios Alternativos   10-10-2011

El panel latinoamericano, que ya se convirtió en un clásico organizado por Feministas Inconvenientes, Red Nosotras en el Mundo y la Marcha Mundial de Mujeres Capítulo Argentina, estuvo conformado por Berta Cáceres de Honduras, Cristina Castro de Colombia, Lila Florian de Perú y mujeres de Entrompe de Falopio, organización Feminista de Venezuela.Cristina Castro de la Red Hermandad de Colombia comentó sobre el conflicto interno armado, que atraviesa actualmente Colombia y destacó que las organizaciones feministas están denunciando los abusos sexuales cometidos paralelamente a otros crímenes en el marco de ese gobierno.
Contó la experiencia de las mujeres organizadas a través del Congreso de los Pueblos (legislado desde los sectores de bases), donde denuncian la lógica capitalista y patriarcal con la que son desplazadas y maltratadas las mujeres. «El pueblo colombiano busca la autodeterminación (…) Hay una lógica de transnacionalización del continente, que da continuidad al capitalismo, a la extranjerización (…) en ese contexto los líderes sociales están estigmatizados, al igual que las luchas populares, esta situación complica los procesos de resistencia y de organización del pueblo» concluyó Cristina Castro.Claudia Korol, de Pañuelos en Rebeldía, que estuvo coordinando la mesa, destacó la tipificación de los abusos sexuales en los juicios a los genocidas de la dictadura militar en Argentina, refiriéndose al logro alcanzado desde el feminismo para caracterizar estos delitos distinguiéndolos como parte del sistema patriarcal y machista.
Berta Cáceres de Honduras, explicó la situación actual en su país, donde el Golpe de estado vino aparejado con políticas transnacionalistas, militaritaristas y capitalistas, que reprimen las luchas sociales y los campos populares. También profundizó el modelo minero, donde actualmente más del 30% del territorio nacional está dado a empresas mineras; se planifican «ciudades modelos» que buscan desplazar a los pueblos campesinos e indígenas; se está impulsando el servicio militar obligatorio. Actualmente, el pueblo hondureño sufre amenazas, torturas, desapariciones y asesinatos.Se refirieron a la situación actual de los medios de comunicación, que actualmente son monopolio del gobierno militar, «ejercer periodismo libre independiente y autónomo es muy difícil (…) el gobierno realizó una ley que impide la creación de las radios comunitarias, un atentado directo a la libertad de expresión». Cáceres habló también sobre la situación de la comunidad de la diversidad sexual, una de las más perseguidas; travestis, transexuales, lesbianas y gays son castigados y reprimidos, se ha incrementado el odio a la diversidad sexual, hay un resurgimiento fundamentalista. «El odio se ha institucionalizado» señaló Berta.Graciela Alonso, de la organización feminista La Revuelta de Neuquén, se refirió a la situación actual argentina, destacó que «los procesos de colonización en toda América se dieron con las violaciones, que se hable actualmente de tipificar estos delitos durante las dictaduras latinoamericanas significa cuestionar una lógica que viene operando desde nuestra historia».
Maira y María José del Entrompe de Falopio de Venezuela se refirieron a la visbilización y lucha por la comunidad sexo-género diversa, que necesita del pueblo venezolano la toma de conciencia y respeto de sus derechos e identidades. Comentaron sobre la experiencia de la organización, que trabaja en diferentes ramas, y actualmente están trabajando con una línea telefónica que brinda información sobre como realizar un aborto de manera segura; también abordan desde diferentes perspectivas la sexualidad, formando a otros/as compañeros/as.El panel se cerró haciendo también una descripción de la situación actual de las mujeres del pueblo saharaui, que son perseguidas, mutiladas, violadas y asesinadas, como parte de las políticas culturales y represivas del país.
Testimonios del XXVI Encuentro Nacional de Mujeres

En el XXVI Encuentro Nacional de Mujeres la Red Nacional de Medios Alternativos (RNMA) entrevistó a mujeres que participaron del primer encuentro, allá por 1985. Reflexiones a 26 años del primer espacio de debates y experiencias.

Hace algunos meses, las noticias en los diarios anunciaban que Bariloche enfrentaría una invasión de ratas justo para esta época.Como todavía no nos cruzamos con ningún roedor, podríamos suponer que se trataba de una descripción machista del fenómeno del Encuentro Nacional de Mujeres, que este año es el número 26 y tiene sede en esta ciudad turística de Río Negro.Miles de mujeres viajamos a Bariloche desde diversos puntos del país para participar del encuentro.

Nos recibió un cartel que decía: «XXVI Encuentro de Mujeres; Bienvenidos». Un oportuno aerosol había reemplazado la O por una A.El acto de apertura se realizó en el Velódromo Municipal pasado el mediodía. Varios contingentes no habían llegado todavía, pero no importó. Nos apuramos a particiar de los muchos talleres organizados, y de las actividades programadas. Caminamos por la ciudad para ir a uno u otro espacio y nos saludamos fraternalmente. La vivencia es de hermandad.Los encuentros nacionales siempre generaron importantes resistencias, desde que comenzaron en Buenos Aires en el año 86. En esa primera ocasión concurrieron mil mujeres.
Marta Migueles, de aquella comisión organizadora inicial, nos contó que el primer encuentro superó las expectativas, y que no tenían idea de qué podían significar: «ni nosotras ni las mujeres que participaron, sospechábamos que iba a suceder con estos encuentros».Reflexionando sobre el motor de aquella decisión, señaló como importante: «la necesidad de que las mujeres hablemos de nosotras desde nosotras y priorizando nuestras problemáticas, no las de los hijos o las de los compañeros, como sucede habitualmente».
Con respecto al proceso de todos estos años, nos dijo: «En el primer encuentro había más mujeres con participación en estratos ya políticos, hoy hay más gente joven, más amas de casa, estudiantes y mujeres que se transforman profundamente a partir de esto», y considerando los intereses que despierta un movimiento tan significativo nos dijo: «siempre hubo sectores que quisieron apropiarse de los encuentros, pero las mujeres seguimos defendiendo que ninguno pueda hacerlo».Cuando le agradecimos la entrevista, y el haber sido parte de áquel momento inicial que 26 años más tarde celebramos, Marta fue contundente: » el agradecimiento se lo doy yo a cada una de las mujeres que siguen participando».1986- 2011: Cómo es participar de todos los Encuentros Nacionales de MujeresGraciela Tejero Coni participa de los Encuentros Nacionales de Mujeres desde hace 26 años, desde el primero, allá por el año 1986.Recuerda áquel como una batalla, porque «fue una gran batalla organizarlo», y porque fue un triunfo tener la respuesta de 1200 mujeres de todo el país y algunas latinoamericanas que participaron en el Teatro San Martín en la ciudad de Buenos Aires.»Era un momento importante de unidad de todo el movimiento de mujeres que reconquistábamos la democracia, aunque para algunos de carácter formal. Salíamos de la lucha antidictatorial, y nos daba también el triunfo a las mujeres como parte del pueblo.
Ese primer encuentro tenía ese marco reivindicatorio, no sólo desde las conquistas de las mujeres exclusivamente, sino desde un contexto de unidad mucho mayor. Marcó una época».Pensando en la proyección de los Encuentros Nacionales de Mujeres, Graciela nos dice: «no supusimos que iba a tener el desarrollo, ni a envergadura, ni la continuidad que han tenido».Las mujeres participamos de los encuentros desde nuestra propia experiencia, desde cómo vivimos el ser mujer, desde lo que nos pasa a cada una, que muchas veces es un punto de encuentro con las otras. Nuestra entrevistada hace un relato de cómo lo vive ella: «cada año he redoblado el compromiso de volver al año próximo. Cada vez he aprendido cosas nuevas, de la experiencia de las otras. Aprendí a conocer a las mujeres de mi país. Estar con una hojalatera del tomate de Santiago del Estero, con una compañera de la industria del pescado del Mar del Plata, o con una abuela mapuche de Neuquén. Mujeres que tienen puntos en común pero que tienen mucho que aprender unas de otras».Graciela es militante desde los 14 años, desde esa experiencia subraya la importancia de los encuentros: «vinieron a darle forma a luchas que cada una de nosotras veníamos dando dentro de nuestras organizaciones o con nuestras parejas.
El saber que esa lucha podía estar organizada y tener un carácter colectivo la enriqueció». También señala: «los encuentros servirán en la medida en que den respuestas a las necesidades de las mujeres»».Nadie que ha pasado por un encuentro vuelve igual. «El hecho de dejar su casa, no tener que pensar que cocinar, planchar el guardapolvo de los hijos para la escuela, llevar a los chicos al colegio, ese sólo corte de la vida doméstica tiene mucho valor para las mujeres». A los que dicen que los encuentros tienen más un carácter turístico que militante, Graciela les responde: «eso es justamente algo que reivindico, que las mujeres tienen derecho a conocer, a vivir con libertad, a compartir con las otras. Eso tiene el valor de lo que en el movimiento feminista llamamos la hermandad y que nos hace crecer como personas».