Perpetua para Astiz, el «Tigre» Acosta, Cavallo, Donda, Pernías, Rádice y otros seis genocidas
Primera sentencia por los crímenes de la ESMA
Primera sentencia por los crímenes de la ESMA
21 de octubre de 2011
Ante la negativa de Pagina 12 a publicar el siguiente texto a modo de derecho a réplica, le damos difusión por este medio con la intención de que sea reenviado a la mayor cantidad de contactos posibles. Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos
El pasado domingo 9 de octubre, en las dos páginas centrales del diario Página/12 salen unas notas y subnotas que tienen como título central «Los chicos de la Esma».
La Justicia Federal de La Plata comenzó este lunes a juzgar al primer funcionario civil, Jaime Lamont Smart –ex ministro de Gobierno provincial bonaerense– , por delitos de lesa humanidad, en el denominado Circuito Camps. Entre los acusados se encuentran el ex gobernador de la Provincia, Ibérico Manuel Saint Jean y el ex comisario que ya fue condenado en La Plata en 2006, Miguel Etchecolatz, y su chofer Hugo Guallama, acusado de ser quien robó a la nieta de Chicha Mariani, hecho que se juzgará junto a los homicidios de sus padres Daniel Mariani y Diana Teruggi. También se juzgará la desaparición de los estudiantes secundarios ocurrida en septiembre de 1976, hecho conocido como La Noche de los Lápices.
Organizaciones políticas y estudiantiles, junto a murgas porteñas marcharon este viernes 26 con el Centro de Acción Popular Olga Márquez de Aredez (CAPOMA) desde el Obelisco hasta las puertas de las oficinas del Ingenio Ledesma (Av. Corrientes 415) para escrachar a su director, Carlos Pedro Blaquier, por ser cómplice e instigador del golpe y parte activa en la desaparición de militantes jujeños en la jornada conocida como “La Noche del Apagón”, y su papel en la reciente represión que dejó cuatro víctimas fatales en el desalojo a 700 familias que ocupaban un predio de la empresa.
Imágenes: ANRed.
Jaime Padilla – Lidia Masi
SurAmericaPress
La Justicia argentina condenó a cadena perpetua a Héctor Gamen, de 84 años, y Hugo Pascarelli, de 81, por los crímenes cometidos en el centro clandestino de detención “El Vesubio”, ocurridos durante la última dictadura cívico militar en la Argentina (1976-83).
La trascendencia del veredicto judicial a siete acusados por crímenes cometidos en el centro clandestino de detención “El Vesubio”, se relaciona a los procesos llevados a cabo por las violaciones a los derechos humanos realizadas en el marco de un genocidio ocurridos durante la última dictadura cívico militar en la Argentina (1976-83). Las violaciones y los abusos sexuales a las detenidas por parte de torturadores y guardias eran una práctica corriente y otros detenidos fueron asesinados en enfrentamientos fraguados, trasladados desde el centro clandestino para ser fusilados y luego sus cuerpos aparecían en escenarios de supuestos tiroteos.
La semana pasada, sindicatos de la construcción opositores y organismos de Derechos Humanos denunciaron al dirigente de la UOCRA, Gerardo Martínez, por haber sido partícipe del Batallón 601 durante la última dictadura. Martínez aparece en el listado de los miembros civiles que prestaron servicios en ese periodo en el que 105 obreros de la construcción fueron desaparecidos. El Batallón 601 se encargaba entonces de la infiltración, seguimiento, secuestro, tortura y desaparición de personas.
Se trata Lilia Mabel Venegas. Estaban enterrados como «NN» en el cementerio Parque de Mar del Plata. El procedimiento se realizó en el marco de una investigación encabezada por el Tribunal Oral Federal de aquella ciudad
26.Jun.11
El compañero Neno Abella, trabajador ferroviario y militante de la agrupación sindical “4 de Octubre”, iba a ser sometido a un juicio oral a partir del lunes 27 de junio, acusado por el delito de “daños” por haber pintado “Pedraza Asesino” en el hall de la estación Constitución, al día siguiente del asesinato de Mariano Ferreyra. La denuncia la hizo la empresa UGOFE, la misma que licenció a la patota para que ejecutara el plan criminal.
Era 1977. Y fue en Barcelona. En Argentina tiempo de represión, muerte y exilio. En un diario local, una foto a cuatro columnas cruzaba la página central de internacionales. Un grupo de mujeres crispadas, cubiertas sus cabezas con un pañuelo blanco, rodeaban e increpaban a un oficial de policía. Era en Buenos Aires. Y era en Plaza de Mayo. Detrás de ellas reconocimos la casa de gobierno. Las palmeras. Los canteros. El cielo. Nosotros, simples exiliados. Ellas, desde ese día, fueron las Madres de la Plaza. La foto emblemática se difundió en Barcelona y en el mundo entero.