Ayotzinapa, ¿y después de las marchas?
“Las estaciones del año ya no son lo que eran pero esa es la naturaleza de las cosas: ser vistas solo una vez mientras suceden” John Ashberry Noviembre 2014 Ramón Mejia
¿Y después de la marcha que?
La semana pasada se realizó la cuarta marcha por Ayotzinapa, multitudinaria como no se habían registrado quizá desde la «marcha por el color de la tierra» en 2001 pero en aquel lejano año lo que se desbordaba era la solidaridad, era la sociedad civil organizada vía el zapatismo. Hoy lo que vemos no sólo es esa misma simpatía y apoyo en las marchas sino que también vemos y sentimos un hartazgo que comienza a desbordarse, el núcleo del movimiento alrededor de los padres comienza a ser rebasado la demanda «vivos se los llevaron, vivos los queremos» se hace acompañar cada vez más por otra la de «Fuera Peña», ¿dos demandas que parecen pedir lo imposible? Quizás en el caso de la primera que conforme pasa el tiempo hasta pareciera pecar de inocente pero no lo es, es una forma de presión, de exigir justicia, e incluso parece tomar la forma de bandera de lucha y la segunda no lo es tanto pareciera que aún está en manos del Estado esa decisión aunque hasta ahora la actuación del gobierno ha sido lenta y torpe, las explicaciones y respuestas confusas y enfadosas han servido más para aumentar la indignación que para apagar el fuego. Peña no ha asumido un compromiso personal verdadero como se la ha venido exigiendo e incluso se muestra más enfadado cuando se le cuestiona por sus bienes personales e incluso después de la marcha su único compromiso fue usar la fuerza pública en caso de ser necesario contra los manifestantes, haciéndonos recordar Atenco y los floristas.