Atentado en Boston: la doble dimensión de la vida y la muerte
«Es justo llorar la muerte de un niño y dos adultos. Pero seria mas justo que los mismos que ahora sufren y se lamentan los estragos de un atentado, harían lo mismo por la muerte injusta de cientos de niños inocentes en Afganistán, Irak, Libia y otros países atacado por las tropas norteamericanas y la Unión Europea. Un niño, sin tomar en cuenta su color, su estatura, su medio social, su educación, debe tener el mismo valor en cualquier parte del mundo. Nadie debe matarlo, nadie debe torturarlo, nadie debe hacerle daño, nadie debe violarlo. Estados Unidos llora la muerte de un niño ahora, pero nunca ha soltado una lágrima por los niños afganos asesinados por sus soldados. Nunca ha tenido un gesto de solidaridad con los cientos de niños torturados y violados por sus militares.»
Luis Arce Borja (especial para ARGENPRESS.info)