Fanazul: entre ajustes y resistencias
Cuando el domingo la calesita de la plaza del centro se abra libremente para los hijos y las hijas de los cesanteados de Fanazul, un engranaje de la condición humana empezará a reivindicarse. Porque desde los caballitos y los autitos que giran sobre sí en ese histórico tiovivo comenzará a sonar una música rebelde y movilizadora.
Por Bernardo Penoucos para APe
La ciudad de Azul se está despertando de una suerte de letargo. El cierre de la planta de fabricaciones militares deja a 250 trabajadores en la calle. No hubo telegramas de despidos, no hubo explicaciones desde el poder instituido, no hubo respuestas hasta el día de hoy.
Los trabajadores llegaron a la fábrica antes del fin de año y se encontraron con un lugar cerrado y custodiado por las fuerzas de seguridad. Así se enteraron de que el trabajo desapareció. Así se enteró la ciudad de Azul que la fábrica de 74 años dejaba de ser.
Los trabajadores no tuvieron festejos de año nuevo y en muchos hogares obreros los Reyes Magos esquivaron la parada. Mientras la mayoría de nosotros destapábamos la sidra y chocábamos las copas, los y las trabajadoras pintaban las primeras banderas, pensaban los primeros planes de lucha y compartían las primeras lágrimas.