Multitudinaria marcha a Plaza de Mayo en repudio por el crimen de Mariano Ferreyra
Sectores de izquierda y organizaciones sociales se hicieron presente, acompañados por políticos e intelectuales.
Sectores de izquierda y organizaciones sociales se hicieron presente, acompañados por políticos e intelectuales.
La cara del compañero Mariano Ferreyra, herido de muerte, es la cara de Maxi y Darío, asesinados en 2002 a pocas cuadras de este nuevo crimen. Los autores, también son los mismos: el frente único entre la burocracia peronista, en la conducción del estado, y sus fuerzas de seguridad. Hasta los actores se repiten, Aníbal Fernández (hoy ministro de Kirchner como antes de Duhalde) y las policías provinciales y federales.
En el comunicado con el cual anunciaron el corte de vías que se proponían efectuar el miércoles 20, los trabajadores tercerizados del Roca pusieron el conflicto en su justo punto: “Ugofe y los sindicatos ferroviarios (todos ellos, no sólo la Unión Ferroviaria) llegaron a recurrir a patotas contra los trabajadores. Defienden el extraordinario negociado de las contrataciones y son cómplices en la explotación de nuestros bajos salarios y la precariedad laboral”.
El asesinato de Mariano Ferreyra no puede descontualizarse de la situación de los trabajadores tercerizados y la lucha que venían emprendiendo para ser equiparados en salarios y condiciones de trabajo a los que están comprendidos en el convenio colectivo vigente para los dependientes de las empresas “terminales” del sector ferroviario.
ASESINADO POR LA MALDITA BUROCRACIA SINDICAL DE KIRCHNER, MOYANO Y PEDRAZA.CARCEL A LOS CULPABLES…Declaración de Izquierda Socialista ante el asesinato de un joven a manos de la patota sindical Buenos Aires, 20 de octubre de 2010 Acaba de ser asesinado un militante del Partido Obrero. El mismo se solidarizaba, al igual que otros partidos de izquierda y organizaciones sociales, con una nueva marcha de los tercerizados del ferrocarril Roca. Estos trabajadores vienen luchando desde hace tiempo contra la precarización laboral y el trabajo en negro que genera el «modelo de crecimiento» de Cristina, al servicio de las grandes patronales. Los esperaba la patota del burócrata mafioso y criminal, José Pedraza, de la Unión Ferroviaria. Ayer, fervoroso menemista y cómplice del desmantelamiento del ferrocarril. Hoy, adicto al kirchnerismo y de su actual política que mantiene las privatizaciones de los ´90 y beneficia con jugosos subsidios estatales a las patronales ferroviarias. El accionar de la patota, -favorecida por la policía que asesinó a Kosteki y Santillán que le allanó el camino-, disparó a quemarropa. Esto deja una clara conclusión: la burocracia sindical y la precarización laboral, que actúan bajo el ala de este gobierno autodenominado «nacional y popular»: MATAN. Cristina se ufana diciendo que este gobierno «nunca reprimió». Estos hechos demuestran lo contrario. Se olvida, además, del desalojo violento a los trabajadores de Kraft. Desde Izquierda Socialista llamamos a participar de la movilización convocada para mañana jueves, a las 17, en Corrientes y Callao, para marchar a Plaza de Mayo. Y de todas las acciones de repudio que se preparan a lo largo y ancho del país. Exigiendo cárcel a los asesinos materiales y políticos del joven muerto y a los responsables de la represión, y la inmediata efectivización de los tercerizados del Roca. |
Izquierda Socialista
Algunos medios internacionales y locales convirtieron a Luis Alberto Urzúa Iribarren, el famoso y reservado jefe del turno de los 33 trabajadores atrapados 70 días por la mina San José, en “hijo de un fusilado” e “hijastro” del asesinado dirigente sindical minero Benito Tapia Tapia, víctima de la Caravana de la Muerte. Sin embargo, no existe tal parentesco, sin que eso signifique ningún menoscabo a la condición humana y las capacidades de organización y liderazgo de “Don Lucho”, el topógrafo de 54 años que organizó la heroica resistencia a la adversidad demostrada por los 32 mineros y un chofer que ingresó con un camión al yacimiento minutos antes del desastre.
La UIT-CI ante el rescate de los 33 compañeros mineros de Chile
La UIT-CI saluda a los 33 mineros y sus familias, a la clase trabajadora chilena, a los técnicos y rescatistas, por el gran triunfo que significó para todos sacar con vida desde el fondo de la mina a los 33 compañeros, en un hecho que conmocionó al mundo. Son hombres que nunca se rindieron allá abajo. Y arriba tuvieron desde los primeros días la solidaridad de clase de la población minera y sus familias, de mineros que se ofrecieron a cavar ellos mismos hasta encontrarlos, a riesgo de sus vidas. Esta decidida solidaridad de clase es la que presionó a la movilización de todos los recursos oficiales.
“¡Que esto nunca vuelva a ocurrir” le dijo Luís Urzúa, el líder de los 33 mineros, cuando salió de la mina, mirando a los ojos al presidente Sebastián Piñera.
Son palabras que no tenemos que olvidar, aunque estemos llenos de alegría festejando el salvamento de estos 33 compañeros trabajadores a los que se había dado por muertos en la primera semana del derrumbe.
No habló en vano Luís. Con 31 años trabajando en los socavones de las minas vivió otros accidentes. Pero, además, Luís, es hijo de un militante obrero comunista desaparecido por la dictadura de Pinochet. Posteriormente también su padrastro fue asesinado, por los esbirros de Pinochet por ser dirigente obrero socialista. Urzúa sintetiza en su persona la historia de represión genocida y explotación sufrida por la clase obrera chilena. Aquellos asesinatos de miles de luchadores obreros, fueron el primer paso para imponer las salvajes condiciones de explotación y desprecio por la vida humana que llevaron al derrumbe de la mina San José y que llevan a que hayan muerto 403 mineros en accidentes durantes los últimos 10 años en Chile y 35 en lo que va del año. Esto además de miles de lesiones graves.
En un contexto de total flexibilización laboral y desocupación, la inseguridad es norma y en el 2009 perdieron la vida 227 trabajadores en Chile. En la minería chilena hay 57.000 trabajadores y 40.000 de ellos tercerizados, subcontratados, que pueden ser despedidos en cualquier momento. El que se queja por inseguridad es despedido de inmediato. Las normas de total “desregulación” laboral fueron sancionadas por Pinochet, redactadas por José Piñera (hermano del actual presidente y ministro de trabajo de Pinochet) en 1978. Y mantenidas intocables por el gobierno de la Concertación de Michele Bachelet y ahora del de Sebastián Piñera. Los mineros trabajan promedio 51 horas a la semana, más que cualquier otro sector.
En la propia mina San José ya hubo accidentes y condiciones tales que fue cerrada en el 2007. Luego de una inspección en el 2008, su actividad fue nuevamente autorizada. Pero lo cierto es que la mina no contaba con condiciones mínimas de seguridad. Por ejemplo no tenía una escalera de emergencia en el ducto de ventilación. Esta escalera, que es obligatoria, fue el primer intento de escape que hicieron los 33 mineros. Pero fue tremenda su decepción al comprobar que sólo había unos metros de escalera y luego nada… ¡Hubieran podido acercarse a la superficie el primer día de existir una simple escalera!
La empresa que ahora se declaró en quiebra, ni siquiera tenía los seguros necesarios para pagar los desastres que su actuación irresponsable hacía prever. 300 trabajadores quedan ahora desocupados y sin salarios.
La crisis mundial de la economía capitalista hizo subir el precio del cobre y el oro, acelerando el saqueo de las multinacionales hasta destruir montañas completas, con las minas a cielo abierto, dejando ríos y lagos envenenados con arsénico, o cavando hasta lo más profundo, ahí adonde los cerros “empiezan a llorar” según dicen los mineros chilenos. Las empresas privadas chilenas sólo en el primer semestre ganaron 4.700 millones de dólares, casi lo mismo que en todo el año anterior.
Y en el plano internacional, ahora se están conociendo distintos desastres mineros, como el ocurrido en la provincia china de Henán, con una explosión de gas grisú, adonde hay más de 33 mineros muertos. En junio, más de 70 mineros mueren tras una explosión de gas en una mina de carbón en Antioquia, Colombia. Tomó días a los socorristas sacar los cuerpos en el peor accidente minero del país en décadas. Ahora hay nuevos casos de mineros atrapados en Ecuador, Colombia y China. La Federación Internacional de Sindicatos de Trabajadores de Minas acaba de denunciar que son 12 mil los mineros muertos por año, en el desempeño de su trabajo. La mayoría se producen en China. Aunque los accidentes siempre pueden ocurrir, la mayor parte de los desastres mineros son porque la sed de ganancia empresaria, “ahorra” en medidas de seguridad y, en su afán de sacar el mineral, no miden el riesgo que corren los trabajadores.
Por eso la frase de Urzúa “¡que esto nunca vuelva a ocurrir!”, es un llamado a la acción a toda la clase trabajadora chilena e internacional. Porque no hay otro camino que enfrentar a las multinacionales y los gobiernos patronales que están a su servicio para imponer formas de trabajo de explotación que desprecian vidas humanas y naturaleza, en Chile, China y la mayor parte del mundo.
Esta dura batalla por la seguridad laboral, está enmarcada en la perspectiva de la derrota final del sistema capitalista-imperialista para imponer una sociedad socialista con democracia para los trabajadores, que realmente liquidará la explotación del hombre por el hombre.
Sólo la movilización de la clase trabajadora puede impedir que sigan ocurriendo desastres que afecten la vida y salud de millones. Para que “nunca vuelva a ocurrir” hay que luchar por terminar con la flexibilización laboral y la inseguridad minera e industrial, hay que imponer el estricto control obrero y de los pueblos de zonas mineras sobre toda la actividad minera y, especialmente, tanto de su seguridad laboral como de la contaminación ambiental.
La UIT-CI se suma a todos los llamados a la unidad y movilización de los trabajadores mineros de Chile y de todo el mundo, para imponer que “nunca vuelva a ocurrir”.
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Unidad Internacional de Trabajadores (Cuarta Internacional) – Octubre del 2010
Han bastado unos pocos meses para que los asaltos propagandísticos que presentaban la abolición de la jubilación a los 60 años como una consecuencia inevitable del aumento de la esperanza de vida se deshicieran, estrellados contra la lucidez de la opinión pública.