Por Miguel Lamas, dirigente de la UIT-CI
20/4/2024. Se cumplió un año, el 15 de abril, de la lucha armada entre los dos bandos militares que se disputan Sudán y sus riquezas en primer lugar el oro. Ambos bandos pelean entre ellos, pero están reprimiendo salvajemente a la mayoría del pueblo trabajador de Sudán.
El conflicto, que enfrenta a las Fuerzas Armadas Sudanesas (FAS), encabezas por el general Abdelfatah al Burhan, con el grupo paramilitar Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR), del general Mohamed Hamdan Dagalo, conocido como Hemedti, produjo más de 9 millones de desplazados de sus casas y lugares de vivienda e innumerables civiles muertos o gravemente heridos.
En realidad, la mayor parte de los desplazados y el hambre que está sufriendo la mitad de la población de 45 millones de habitantes de Sudán, se produce mayormente por la brutal represión de ambos bandos militares a la población civil. En su gran mayoría no está involucrada en el conflicto entre esos dos bandos, pero es expulsada por militares que entran a sus casas, que además violan mujeres y se roban sus pertenencias, o sufren bombardeos aéreos de sus viviendas.
Como lo dice una nota periodística del diario español El Salto “La confrontación entre el ejército y las milicias en Sudán implica una guerra contra la población que se levantó por la democracia y ahora lucha por su supervivencia”.
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