¿Hay que apoyar al “modelo” de Cristina?
Inmediatamente a la muerte de Néstor Kirchner, nuestro partido difundió un comunicado que, en primer lugar, señalaba: “Respetamos el dolor de sus familiares y amigos. Y comprendemos el sentimiento de aquellos trabajadores que en estos años han depositado expectativas en su gobierno”. Y decíamos que no nos sumábamos “al coro hipócrita de políticos patronales, tanto del PJ como de la oposición patronal, quienes lo reivindican como un político que encarnó ´un modelo de transformación y crecimiento`”.
Una cosa es el dolor de quienes consideran a Kirchner su líder político, y otra, que el oficialismo use su muerte para decir que el único camino, de ahora en más, pasa por apoyar al “modelo” de Cristina.
Lo dijimos antes, igual que ahora: seguiremos siendo opositores, tanto del gobierno peronista de los Kirchner como de las distintas variantes patronales, como el Peronismo Federal, la UCR, la Coalición Cívica y el PRO. Ratificando nuestro compromiso de seguir apoyando los reclamos obreros y populares, combatiendo a la burocracia sindical y enfrentando a los partidos patronales que se vienen alternando en el poder desde hace décadas.
¿Cuál es el “modelo” que el gobierno llama a apoyar?
El plan económico kirchnerista estuvo y está al servicio de las ganancias patronales. Después de 2001, el aparato productivo se reactivó vía la devaluación, un brutal ajuste contra los trabajadores y el pueblo. Medida que significó una enorme transferencia de recursos económicos desde los sectores populares hacia los capitalistas. La recuperación, desde entonces, fue la “recuperación” de las ganancias de los bancos, las multinacionales y los usureros internacionales. La prueba que este gobierno nunca salió de los pilares del “neoliberalismo de los ´90”, está en el mantenimiento del robo de las privatizaciones y los pagos de la deuda externa. Siendo los Kirchner quienes abrieron el país a la Repsol, la Barrick y demás multinacionales como las automotrices, para que se lleven el petróleo, nuestros minerales y demás recursos naturales.
En lo sindical, el modelo kirchnerista mantuvo una alianza estratégica con Moyano y la CGT. El líder de los Camioneros se la pasó haciendo actos en apoyo al gobierno, nunca en defensa del salario, ni contra el trabajo en negro o las tercerizadas. Los Kirchner, al principio, le hicieron un guiño a la CTA. Pero para mantener controlado al movimiento obrero, rápidamente se apoyaron en Moyano, Gerardo Martínez, Zanola (preso por traficar con los medicamentos). Tendiendo puentes, además, con los “Gordos” como Cavalieri, Lezcano, Pedraza y tantos otros. Una fiel burocracia para acordar techos salariales y apelar a la patota para enfrentar a los que luchan. Como se mostró brutalmente con el asesinato de Mariano Ferreyra, crimen orquestado por José Pedraza de la Unión Ferroviaria. Quien participó con sus huestes en el acto de Moyano en la cancha de River, compartió loas con la presidente cuando inauguró la nueva sede de la UF y fue beneficiado por el gobierno con subsidios, negocios y hasta la propiedad de una línea férrea como el Belgrano Cargas .
En lo político, -si bien Kirchner en algún momento apeló a la transversalidad (llevando, en su punto culminante, al radical Julio Cobos como vicepresidente)-, volvió al corazón del viejo PJ. Así fue logrando el apoyo de intendentes del conurbano y gobernadores que se acercaron al matrimonio a cambio de fondos y obras.
Y si el gobierno cambió la Corte, descolgó los cuadros de Videla o tuvo que anular las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, fue porque estuvo obligado tras el reclamo popular surgido del Argentinazo. Gestos y concesiones con el objetivo de ganar confianza y apoyo popular, mientras gobernaba para los grandes empresarios.
El comunicado de nuestro partido finalizó diciendo: “… seguiremos luchando por otro plan económico obrero y popular. Alertando a que la conmoción no sea utilizada para fortalecer un proyecto político que, mediante el doble discurso, siga priorizando los intereses de los arriba, por encima del de los trabajadores y el pueblo”.
Estamos convencidos que la disyuntiva no pasa por optar entre este gobierno o el menemismo y los que gobernaron en 2001. Hay otra alternativa que debe gestarse de la mano de los trabajadores, los luchadores y la unidad de la izquierda. Que deje de pagar la deuda externa, reestatice las privatrizadas, nacionalice la banca y el comercio exterior y ponga los recursos naturales al servicio de las grandes mayorías populares. Peleé para desalojar a la burocracia sindical impulsando el nuevo sindicalismo democrático y combativo. Y enfrente a los políticos patronales, tanto del PJ como los de la oposición. Este es y seguirá siendo nuestro compromiso militante.
El Socialista 04/11/10