Las implicancias y las tensiones políticas de dos muertes
Eduardo Lucita (LA ARENA)
La semana del 20 al 27 de octubre pasado estuvo signada por el duelo y la congoja por el asesinato del joven Marcelo Ferreira y el inesperado deceso del ex presidente Néstor Kirchner.
Las movilizaciones que ambas muertes provocaron, en repudio y por justicia una y de tributo y apoyo la otra, han agregado por un lado tensiones y dramatismo y por otro recrean la esperanza y abren expectativas.
El ex presidente Néstor Kirchner se fue de esta vida en forma tan temprana como inesperada. Como también fuera inesperado su ascenso a la presidencia, resultado directo de los asesinatos de Kosteki y Santillán que obligaron a Eduardo Duhalde a declinar su candidatura presidencial. El asesinato de Mariano Ferreira fue la expresión más descarnada y brutal de una dirección sindical tan descompuesta como dispuesta a lo que fuere con tal de preservar sus cargos y sobre todo sus negocios.
Implicancias políticas I
Hay sobradas muestras en nuestra historia como Nación de que la muerte forma parte del accionar político del país, que además presenta una sociedad con una devoción necrológica más que acentuada. Pero estas muertes no recogen sólo dolor y pesar por sus ausencias. Tienen fuertes implicancias políticas.
El asesinato del joven militante del Partido Obrero puso al descubierto la estrecha vinculación entre las barrabravas futboleras y las patotas sindicales, siempre al servicio de personajes políticos y de dirigentes sindicales en descomposición. Pero también dejó expuestas las formas de la contratación tercerizada -con las que los capitalistas acrecientan sus ganancias- y la participación en este nefasto negocio de los burócratas sindicales. Más aún cuando se trata de empresas de servicios públicos subsidiados, y donde el Estado es un participe necesario con todas sus consecuencias.
La inesperada muerte de Néstor Kichner sacó momentáneamente del centro de la escena este asesinato y sus consecuencias, pero no detuvo la investigación que al menos hasta ahora avanza con seis detenidos que comprometen seriamente a la conducción de la UF y a la propia empresa UGOFE -estatal pero gerenciada por empresarios privados- que habilitó la licencia para que unos 120 trabajadores fueran a, nada menos, reprimir a otros trabajadores que sólo reclamaban por un trabajo digno. También obliga a una investigación sobre el comportamiento de la policía que inocultablemente liberó la zona.
Las distintas fracciones de la burocracia sindical comparten objetivos corporativos y de negocios, pero no son una expresión monolítica. Como en otros momentos de nuestra historia sindical la política suele enfrentarlos y dividirlos. Hoy se hace evidente una corriente política que se diferenció tempranamente del menemismo y de los llamados «gordos» (que se sienten mucho más cómodos con el duhaldismo) que se inició en el MTA, que rompió con la 62 organizaciones en el congreso de Mar del Plata, que hace continuas referencias discursivas a los programas de La Falda y Huerta Grande y que busca pesar con peso propio en el peronismo y también en el gobierno. En este contexto de disputas y en la necesidad de ganar espacios no hay que descartar que le suelten la mano a Pedraza y compañía, como lo hicieron antes con el bancario Zanola, preso y enjuiciado por negociados con medicamentos adulterados en la obra social del gremio. Es un antecedente nada despreciable.
Implicancias políticas II
La muerte de Néstor Kichner deja un vacío político inocultable en el peronismo oficial. Este era no sólo el conductor sino quién arbitraba entre las distintas fracciones, personalidades e intereses particulares. Era también quien con su autoridad, que no es transferible, imponía disciplina cuando era necesario. Su deceso también impactó en la oposición, ya sea en la derecha conservadora, que ha perdido su blanco predilecto y se muestra más descentrada que nunca, o en la centroizquierda anti K que, prisionera de sus propias contradicciones e inconsistencias, no encuentra respuestas superadoras.
La economía, punto más punto menos de inflación, sigue su curso. Se espera un crecimiento no menor del 8 por ciento para este año y del 5,5 para el que viene, salvo algún fuerte remezón en China o Brasil, no habrá sobresaltos en lo inmediato. Los empresarios finalmente hicieron caso a CFK -«piensen con el bolsillo» les recomendó- y ahora están demasiado ocupados viendo cómo crecen sus cuentas bancarias. Sólo el complejo mediático asumiendo la representación política intenta difundir una imagen de ingobernabilidad y algún trasnochado hace un llamado a la concertación. Sin embargo no es desde la oposición política, empresarial o mediática, tampoco del frente económico de donde pueden surgir inconvenientes para la gestión. Los problemas no vienen del afuera sino que se centran al interior del gobierno y del propio peronismo. ¿Quién o quiénes ocuparán el vacío político dejado por NK? ¿Cómo se resolverán las tensiones internas? ¿Cómo las próximas candidaturas? ¿Se reunificará el peronismo? ¿Sobre qué bases y con quiénes? Todos son interrogantes que se irán develando lentamente, mientras nada parece que pueda alterar el curso en lo inmediato.
Marcha y funerales
Quienes hemos presenciado los funerales de Juan Perón y Néstor Kirchner hemos comprobado un sentimiento común de pesar y de tristeza. En aquél de hace 36 años atrás flotaba la sensación de que algo había concluido, que un ciclo se cerraba y que nada bueno era esperable de ahí en más. Por el contrario en el actual aquellos sentimientos replanteados hoy parecieran combinarse con una suerte de alegría de la militancia. Las continuas referencias a «no aflojar», a respaldar a la presidenta, «fuerza Cristina», ha «profundizar el modelo» no pueden sino interpretarse con un deseo-esperanza de la multitud presente. Multitud conformada por kirchneristas y no kirchneristas y llegada a la Plaza de Mayo por propia decisión. Miles de jóvenes entre ellos que están haciendo sus primeras armas en la política se hicieron presentes con intención de pesar con peso propio, de no admitir ningún retroceso sobre los logros -muchos o pocos no importa demasiado- alcanzados desde el 2003.
Así el funeral se convirtió en una manifestación política de masas que no puede escindirse de la marcha y concentración de días antes reclamando justicia por el asesinato, denunciando a las tercerizadas y sus componendas con burócratas y empresarios (privado o estatales lo mismo da). Una concentración multitudinaria, convocada por partidos de izquierda, pero no sólo por ellos y de la que participó mucha gente independiente y no pocos kirchneristas.
Ambas movilizaciones no son incompatibles, por el contrario se complementan, pueden forjar un programa en común. Libertad y democracia sindical, fin a las patotas sindicales y a las tercerizadas, enjuiciamiento a los asesinos e ir hasta el fondo en la investigación, cerrarle el paso a cualquier intento de retroceso sobre lo alcanzado y avanzar con las conquistas obreras y sociales y de recuperación nacional.
Así más que atravesar el fin de un ciclo podríamos asistir a una inflexión progresiva del ciclo inaugurado en 2003. La profundización de las medidas surge como única garantía de no retroceso.
Eduardo Lucita es integrante del colectivo EDI (Economistas de Izquierda).
Argenpress 05/11/10