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¿Se les quita «a los ricos» para favorecer «a los pobres»?

Subsidios y tarifazo

¿Se les quita «a los ricos» para favorecer «a los pobres»?

Escribe:    José Castillo

El “modelo” kirchnerista está en problemas. Por eso el gobierno, desesperadamente, trata de ajustar bajando los subsidios. No es cierto que sólo afectará a millonarios. Más temprano que tarde los aumentos de tarifas llegarán a los bolsillos populares.

En los lugares de trabajo y diálogos entre vecinos se ve la preocupación: “¿a cuánto van a venir las boletas de luz, gas y agua?”.

El gobierno ha lanzado una campaña feroz para que el conjunto de los trabajadores renunciemos a los subsidios de los servicios públicos, y de hecho, aceptemos el tarifazo. El que lo haga se expone a que le lleguen boletas con aumentos de alrededor del 300%. Se viene el verano, y tener encendido un aire acondicionado va a significar 100 pesos más por mes.

Quieren “endulzarnos” con una gran campaña como la del fin de semana en Fútbol para Todos, “invitándonos” a renunciar. No les alcanza con que algunos empresarios, políticos, figuras del deporte y del espectáculo lo hayan hecho demagógicamente -a ellos esto no les mueve un pelo en sus fortunas-. Se hace alharaca con estas renuncias, mostrándolas como ejemplos de “solidaridad social”. Pero no les es suficiente: el gobierno tiene que reducir sustancialmente los 80.000 millones de pesos presupuestados en ese rubro para 2012, y eso solo se puede lograr con miles y miles de personas que no reciban más tarifas subsidiadas.

El gobierno introduce un falso debate: “¿Alguien está en contra de que paguen más los ricos?” Y polemiza con los economistas liberales y políticos de la oposición patronal que están en contra “por definición” a todo subsidio y defienden la “libertad de mercado” con discursos de la época menemista.

Nuestra posición no tiene nada que ver con estos. Nuestro partido estuvo y estará siempre en contra de que se subsidien las ganancias empresariales como se vino haciendo hasta ahora. Y está a favor de que se subsidien los servicios públicos a la clase trabajadora y demás sectores populares.

Lo que criticamos es que, detrás de la pantalla de hacer “renunciar” a un puñado de millonarios, se llama a que también lo haga la clase media y sectores de trabajadores. A quienes preguntarán “si quieren seguir con el subsidio” en la boleta, y si no contestan, se tendrá como que “renunciaron”, con el consiguiente aumentazo.

El kirchnerismo en 2003 salvó a las privatizadas

Los economistas y periodistas defensores del gobierno argumentan que en 2003, en medio de la recesión económica, estaba bien subsidiar “universalmente” a todos. Y que ahora, en medio del “crecimiento con redistribución del ingreso”, hay que ajustar. Pero esta argumentación es una gran falacia.

Es cierto que las tarifas están bajas en Ciudad de Buenos Aires y el Conurbano, comparadas con el resto del país e incluso con países vecinos. Pero no fue por ninguna “bondad” del kirchnerismo. Fue producto de que se había producido una feroz devaluación en 2002 que liquidó el salario de los trabajadores, mientras existían millones de desocupados. En ese marco y en medio de las movilizaciones del Argentinazo, las tarifas dolarizadas de la década del 90 eran insostenibles. El congelamiento fue, entonces, un gran triunfo popular.

El gobierno kirchnerista tenía en ese momento una oportunidad única: rescindir los contratos y reestatizar las privatizadas. Pero no lo hizo. Es más, les garantizó sus ganancias pagándoles la diferencia entre la tarifa congelada y el valor como si ésta hubiera estado dolarizada, por medio de subsidios. Y encima aprovechó la existencia de estos para bancar a montones de empresas (petroleras, mineras, casinos, bancos) a las que se les garantizó luz y gas a precios reducidos.

Este mecanismo se fue realimentando año a año con la inflación: cada vez se pagaban más subsidios, hasta que llegó a transformarse en la segunda partida de gastos del gobierno nacional -detrás de los pagos de la deuda externa-.

Ante la fenomenal campaña oficialista que está tratando de confundir a los trabajadores, decimos claramente: estamos en contra del tarifazo que se viene. Los trabajadores no tenemos que renunciar al subsidio. Ahora que el gobierno no tiene plata para bancar las superganancias de las privatizadas, quiere que lo hagamos nosotros directamente de nuestro bolsillo. Esas empresas, que nacieron al calor del menemismo, se siguieron llenando los bolsillos durante los años de kirchnerismo, mientras brindaban servicios pésimos y no invierten un peso.

Por eso exigimos su reestatización, y que pasen a ser controladas y gestionadas por sus trabajadores y usuarios. Entonces sí, discutiremos esquemas racionales con luz, gas y agua subsidiadas para la clase trabajadora y demás sectores populares, mientras que las empresas y los millonarios pagarán una tarifa plena, acorde a los costos que requiere brindar el servicio.

 El Socialista 30/11/11