¿Por qué Europa no hizo nada por Túnez ni hará por Egipto?
Los intereses económicos, el turismo y el petróleo hacen que Europa y Estados unidos no actúen ante los gobiernos opresores…
Vicente Serrano – Miguel Cañigral Siglo XXI 31/01/11
Hace una semana, escribía Antonio Rojas en su blog que tras la apresurada huida del presidente tunecino Ben Alí, la prensa europea comenzó a hablar de tiranía, de dictadura, y de autoritarismo. Sin embargo, tuvo que producirse la inmolación de Mohamed Bouazizi para que los ojos se posaran en ese régimen corrupto y dictatorial.
Rojas, además añade que hasta hace muy poco, esos mismos medios recomendaban Túnez como destino turístico tranquilo y seguro y no alertaban de las violaciones de los derechos humanos ni de la represión a la que era sometidos sus ciudadanos. «La prensa libre no debería callar o mirar hacia otro lado, como hacen los Gobiernos europeos, atados por sus propios intereses económicos y geopolíticos, sino ponerse del lado de los demócratas que aspiran a convertir el Norte de África en un territorio libre de dictaduras», concluye Rojas.
Como se puede esperar, la Unión Europea y los países del ‘primer mundo’ mantienen relaciones con esta región. Como el resto de relaciones internacionales, estas se centran en las económicas, y es que estos estados del norte de África tienen grandes reservas de petróleo, son un nuevo y paradisíaco lugar turístico y, además, son una incipiente zona de mano barata.
Países como Libia y Marruecos son grandes exportadores de petróleo y gas natural, de hecho, Argelia es el principal suministrador de gas a España. Además, países como Túnez, Marruecos y Egipto tienen miles y miles de kilómetros de playas vírgenes a la espera de ser explotadas turísticamente. Gran cantidad de compañías del sector turístico ya están destinando grandes cantidades de dinero para potenciar este sector a un bajo coste.
Por otra parte, la joven población de estos países se convierte, a ojos de las grandes corporaciones capitalistas, en mano de obra barata. Con lo que en un periodo de tiempo no muy lejano, se pueden establecer en el norte de África empresas productoras de bienes automovilísticos, muebles, tecnológicos…
El miedo al fundamentalismo
Pero no sólo las relaciones económicas son fundamentales con estos países. Europa y Estados Unidos llevan años permitiendo las dictaduras, siempre marcadas por la corrupción, con el objetivo de que no aumente el fundamentalismo islámico. El 98 por ciento de la población de los países norteafricanos son de religión musulmana, pero la organización del estado no está sustentada en la religión como otros países como Iran, Irak o Pakistán.
Si estos estados norteafricanos siguen bajo este control autoritario y no se genera ese fundamentalismo islámico, Europa y Estados Unidos están tranquilos. Les da igual si se producen asesinatos, si hay detenciones políticas, si no hay un mínimo de libertades… mientras esto ocurra lejos de nuestras ventanas, todo está en su sitio.