Indignados en Estados Unidos
Desde hace casi tres semanas, miles de norteamericanos se manifiestan en las inmediaciones de Wall Street denunciando las políticas de ajuste contra el pueblo frente a la crisis mundial. Pese a la represión y a las detenciones, las movilizaciones continúan extendiéndose hacia el resto del país.
El 17 de septiembre, de manera poco organizada, cientos de personas decidieron instalarse en pleno corazón del capitalismo financiero internacional, dando origen al movimiento Ocupa Wall Street. “Somos el 99% y estamos en contra de ese 1% que posee más del 40% de la riqueza del planeta”, clamaron en ese entonces los manifestantes. De a poco, el movimiento se fue ampliando vigorosamente, tanto en su extensión como en su fortaleza. Los cortes en el mítico puente de Brooklyn y la represión sufrida por sus protagonistas funcionaron como un catalizador de la protesta, dando visibilidad al movimiento e impulso a las movilizaciones en el resto del país. Frente a la detención de unos 700 activistas, cientos de manifestantes se solidarizaron y tomaron las calles en Boston, Los Ángeles y Alburquerque. Otro tanto ocurrió en San Francisco, donde se realizó una movilización frente a una sucursal del Banco Chase, denunciando el rol de las corporaciones bancarias en la crisis. En Chicago, en cambio, un centenar de personas se congregó frente a la Reserva Federal. Otros instalaron carpas o mostraron pancartas de protesta a los automovilistas que pasaban en Boston, Saint Louis, Kansas City, Missouri y Los Ángeles. En Manhattan, el lunes cientos de manifestantes se disfrazaron de zombis frente a la Bolsa de Valores de Nueva York, tomando puñados de dólares falsos y haciendo gestos de locura propios de los empresarios y los corredores de bolsa. Y el último martes se instalaron campamentos en parques de todo el país, desde Los Ángeles hasta Portland. Al cierre de esta edición, miles de “indignados” acompañados por representantes de los principales sindicatos se adueñaron otra vez del sur de Manhattan, en una nueva demostración de su creciente poder de convocatoria.
Crisis mundial y rebeliones, un estímulo de lucha
Las protestas surgen en un contexto en que el desempleo y los niveles de pobreza crecen incesantemente en el país. El empobrecimiento de la clase media y la falta de perspectivas de amplios sectores de la juventud han dado impulso a las movilizaciones. Varios de los manifestantes han declarado que el movimiento habría estado inspirado en las movilizaciones árabes que han derrocado a varias dictaduras en Medio Oriente y en el norte de África. El apoyo de importantes figuras como el intelectual Noam Chomsky, el cineasta Michel Moore o la actriz Susan Sarandon, entre tantos otros, ha fortalecido aún más al movimiento. Sobre los últimos días, ha ingresado también el movimiento obrero organizado, que se ha solidarizado con los manifestantes a través de sus sindicatos. El primero en pronunciarse fue la sección neoyorquina del Sindicato de Trabajadores del Transporte (TWU), que congrega a unos 38 mil trabajadores. Los trabajadores del transporte público habían sido instados por las fuerzas policiales para que colaboraran con la represión, al exigirles a los autobuses que transportaban manifestantes que abandonen las rutas y los transporten hacia los centros de detención. Luego fue el turno de los trabajadores del Correo, con unos 100.000 afiliados a nivel nacional. La última movilización contó con el apoyo de unos quince sindicatos y de una veintena de organizaciones sociales.
Pese a tratarse de uno de los sectores más golpeados por la crisis, los trabajadores inmigrantes todavía no son parte de las movilizaciones. Su ingreso, que no es posible descartar, daría sin dudas un impulso enorme a un movimiento que -si bien no es posible vaticinar su alcance- cuestiona de manera directa al gobierno de Obama y también a los republicanos, ambos responsables del intento de descargar la crisis económica sobre las espaldas de los trabajadores y la clase media norteamericana.
El Socialista 06/10/11