Manifestación en Donostia
Un pueblo en pie, sin rey y con muchos peones, sigue defendiendo sus derechos.
M. IANTZI – T. FERNÁNDEZ
Las sacas de Sare y los petos amarillos fueron elementos comunes de las marchas de Donostia y Bilbo. También hubo diferencias, derivadas de la redada del lunes y de la ausencia de familiares, una vez más de viaje a las cárceles.
La solidaridad, que siete días después inundó las calles de otra capital, en este caso Donostia, sigue creciendo. A la gran movilización que reunió a 80.000 personas en Bilbo para exigir que se respeten los derechos humanos de las presas y presos vascos, ayer se sumó la que integraron más de 30.000 ciudadanas y ciudadanos, llenando de optimismo a los voluntarios que se vistieron otra vez los petos amarillos de la organización.