Los recientes acontecimientos en Túnez, Egipto, Yemen, Argelia…han supuesto un aluvión de noticias y análisis sobre lo que está ocurriendo y lo que puede devenir en el llamado mundo árabe, hay quien se ha atrevido incluso a anunciar el “fin de una era”. Sin caer en lecturas cortoplacistas y sensacionalismos baratos, lo cierto es que lo que está sucediendo en las calles árabes, independientemente del final que tenga todo ello, el futuro ya no será igual para muchos de esos regímenes que durante tantos años se han mantenido en el poder, a base la represión política, y una corrupción endémica, fruto de lo cual, la mayoría de la población se ha visto abocada al paro y a la pobreza, mientras que unas pocas familias, controlando todos los resortes del poder, han ido llenando sus propios bolsillos.