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La alarma sonó en China

La alarma sonó en China

 

China 2011 protestas

Las primeras luces de alarma se han encendido sobre la economía china. Las noticias indican que su economía crece más lento por la caída de la demanda de los EE.UU. y Europa. Se pone en duda la salud de su sistema financiero mientras crecen las protestas sociales.

El imperialismo y los gobiernos capitalistas del mundo cruzan los dedos y rezan a cuanto santo pase por su cabeza, para que en China no estalle la crisis o, lo que sería peor, una “primavera” china, siguiendo el ejemplo de los pueblos árabes.

Muchos definen a China, como una gran potencia económica, fruto de su vuelco al capitalismo, y un ejemplo a seguir. Otros, hasta vaticinan que China es la nueva potencia llamada a superar a EE.UU. en las próximas décadas. La realidad es otra y la crisis capitalista no hará más que demostrarlo. China, aunque es una de las principales economías del mundo y tiene casi 1.400 millones de habitantes, solo abarca el 8,5% de la economía mundial, y tiene los niveles más altos de explotación y de contaminación mundial. La lluvia ácida afecta a más de la mitad de las ciudades chinas y la contaminación a la sexta parte de los grandes ríos.

Desde que en China se restauró el capitalismo, bajo la consigna “ser rico es glorioso”, lanzada por Deng, las consecuencias para el pueblo chino han sido la pérdida de las conquistas sociales de la revolución socialista de 1949. China pasó a ser el “taller mundial” de las multinacionales con salarios de hambre y ritmos de trabajo semiesclavos.

 

Por eso también los efectos de la crisis global están llegando a China que ya exporta menos y esto repercute en su producción. Lo reconoce Quintong Zhou, vicepresidente de Lenovo, la segunda fábrica de computadoras del mundo: “La debilidad de la economía mundial también alcanza a China…hay que admitir que las empresas están empezando a  comprar menos”. (Clarín, Argentina, 19/10/11)

Tampoco China estaría exenta del peligro de una crisis financiera. Por el contrario, crecen las versiones que su sistema financiero sería su talón de Aquiles, ya que estaría expuesto a un exceso de préstamos de dudosa solvencia. Según el servicio de información China Confidential, hasta 150 mil millones de dólares “están en manos de una industria financiera de fondos privados y desregulados, cuya capital es Shangai, y que está compuesto por administradores de fondos estrella que invierten el dinero en nombre de individuos acaudalados” (David Case, The Guardian, citado en La Nación, Argentina, 21/1/11). La primer señal vino de los bancos de la ciudad de Wenzhou, que “prestaron a empresas que han perdido mercados y no pueden devolver los créditos, lo que generó una crisis con la amenaza de extenderse” (Clarín, Argentina, 19/10/11).

"Devuélvenos nuestro bello hogar", dice la pancarta de los manifestantes en la urbe portuaria de Dalian - REUTERS

Esto se combina con un cambio en China que es el crecimiento, desde hace unos años, de las protestas sociales que, en muchos casos,  vienen obligando a la dictadura del PC a ceder ante los reclamos. Por ejemplo, en agosto la movilización popular obligó a las autoridades de la ciudad portuaria de Dalian, a cerrar una planta química, que se temía produjera fugas tóxicas. Esta ola de movilizaciones por la contaminación ambiental, el salario, la corrupción o la brutalidad policial, es la que abrirá el camino a cambios de fondo en China.

Correspondencia Internacional N° 31.  Noviembre 2011

 

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