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África: un nuevo ciclo de luchas anticoloniales frente a un nuevo avance del imperialismo extractivista

Hasta las últimas décadas del Siglo XIX, Europa se había servido de las costas africanas para proveerse de mano de obra esclava para sus colonias en todo América. Sin embargo, no fue hasta entrada la segunda mitad del siglo XIX que Europa ingresó dentro del continente africano a controlar el territorio y administrarlo colonialmente.

Las continuas disputas entre los países europeos por el control de las nuevas rutas interiores y las nuevas fuentes de recursos naturales para la expansión industrial llevó a que se buscara una salida “pacífica” entre los países europeos. Se convocó entonces la Conferencia de Berlín en 1884, donde se realizó la llamada “Repartición de África”, estableciendo nuevas fronteras, nuevos estados y una nueva división territorial en el continente de acuerdo a los dominios europeos y sus acuerdos intra-coloniales. El entonces Imperio Otomano también jugó un papel relevante-cuya posición estratégica fue heredada por el Estado de Tuquía- conectando las rutas de África y Medio Oriente.

Francia e Inglaterra encabezaron el avance colonial sobre África y lograron un mayor poder territorial que las demás potencias europeas, lo que llevaría a las tensiones que provocaron la Primer Guerra Mundial. Si bien Francia se quedó con aquellos países con salida al Océano Atlántico y mayor cercanía al continente europeo -desde donde se supo organizar el tráfico de personas esclavizadas-, el Reino Unido logró el control de la cara oriental del continente, permitiéndole al norte oriental controlar el Canal de Suez en territorio egipcio, lograr una salida directa hacia el Océano Índico conectando rutas con sus colonias en Asia, como India y Pakistán, así como conectar con la Ruta de la Seda oceánica que controlaba China y que llegaba a Australia y Nueva Zelanda a finales del Siglo XIX. Nigeria, actual centro petrolero de África, quedó bajo dominio inglés pero rodeado de los dominios franceses y en control de Sudáfrica les permitió a los piratas seguir controlando el lado sur inter-oceánico.

Si bien sabemos y conocemos algunos de los procesos de liberación e independencia que se dieron en el continente durante la década de los 50s y 60s -y que luego en Latinoamérica hicieron resonar los nombres de Patrice Lumumba, Thomas Sankara, Haile Selassie, Nelson Mandela, y como teórico Franz Fanon como referentes visibles del proceso-, suelen ser escasas las referencias que tenemos en Latinoamérica sobre los procesos de liberación africanos y lo que fue la derrota de las perspectivas emancipatorias.

Gran parte del proceso de independencia fue organizado por las mismas Naciones Unidas, dando como resultado la emergencia de nuevos modos de dominación neocolonial a través del Comercio Internacional y los acuerdos desiguales entre los Estados Europeos y los administradores locales de los nuevos Estados africanos, que dieron lugar a las nuevas elites y clases medias modernas del continente.

Igual que en Latinoamérica, las últimas décadas en África han sido de avanzada extractivista sobre los territorios, provocando fuertes transformaciones en las diferentes sociedades, así como un intenso proceso de expulsión poblacional emigratoria, tal vez la consecuencia más visible del saqueo africano para el resto del mundo. Las pujas entre diferentes potencias por los recursos naturales que abundan en África hoy tienen a medio continente en plena revuelta. Si en los 60s la Guerra Fría hacía que hubiera cierta influencia de la Unión Soviética, hoy es Rusia en plena Guerra con Ucrania quien entra en el juego de las disputas apoyando algunos de los sectores en resistencia.

África: un nuevo ciclo de luchas anticoloniales frente a un nuevo avance del imperialismo extractivista

Anred 12/08/23