El martes 16 de febrero dio comienzo el juicio por la mega causa del Centro Clandestino de Detención y Torturas, la ex Jefatura de Policía de Tucumán, en el corazón del Noroeste Argentino. Los primeros tres días de sesiones dejaron muchas impresiones y se han convertido en la antesala de los meses por venir. Se calcula que el proceso abierto a siete represores de la última dictadura militar por el secuestro y posterior desaparición de 22 personas, podría extenderse hasta el mes de junio o julio. Lo que sigue entonces es una reflexión sobre qué se está juzgando habida cuenta de la avanzada edad de la mayoría de los imputados y ante una sociedad que mayoritariamente parece querer dar vuelta la página de la historia. La pregunta que disparará el presente artículo tiene que ver con la expresión de deseo, que parecen tener ciertos sectores ultra conservadores, que no se juzgue a los represores, alegando, entre otros motivos, su “aparente delicado estado de salud” y su «avanzada edad».