Los numerosos puestos de control del ejército israelí son el engranaje de una maquinaria de humillación, represión y castigo que ha conformado un sistema de apartheid en todos los territorios ocupados de Palestina, por militares y también colonos armados,que patrullan las ciudades palestinas, amenazan, amedrentan, atemorizan, disparan y asesinan a la población palestina, dentro de su estrategia de hambre infinito de venganza y de sometimiento, pero los medios no lo recogen.
Tras el ataque de Hamás y la respuesta del primer minsitro ultraderechista israelí Benjamín Netanyahu declarando el «Estado de Guerra», la red social X se ha convertido en la peor herramienta para informarse y la peor herramienta para comprender lo sucedido.
El escritor español Guillermo Zapata (X y desinformación: la fábrica de mierda digital, en Público.es) señala que se suceden problemas de moderación, de desinformación y de difusión de propaganda, por desinterés o por la dificultad de hacerlo en entornos digitales muy abiertos, pero hoy esos mismos problemas se multiplicaron exponencialmente y están articulados bajo un modelo económico y cultural que se piensa a sí mismo como modelo de éxito.
El asunto es tan grave que el Comisario Europeo de Mercado Interior y Servicios, el francés Thierry Breton, reclamó a Elon Musk que cumpla sus obligaciones controlando la difusión de odio y mentiras desde X. Ha cambiado la forma en la que se jerarquiza la información, privatizándola. Para los usuarios de pago de X no existe filtro de incorporación más que el dinero, tienen prioridad en la difusión de los mensajes y en la aparición en los comentarios.
No es sólo que eso haya introducido un sesgo ideológico en los mensajes (estudios hablan de la multiplicación del discurso de odio en la red) es que en dicho modelo existe la posibilidad de monetizar el contenido por impactos. Es decir, la herramienta incentiva que hagas contenidos que reciba mucha atención. No importa demasiado si la atención es buena o mala, si tienen veracidad o son campañas tendenciosas.
El reino de las fakes
Se conocen como fake news, noticia falsa, noticia falseada, infundio, al tipo de bulo que consiste en un contenido seudoperiodístico cuyo objetivo es desinformar a un público en específico. Se diseña y emite con la intención deliberada de engañar, inducir a error, manipular decisiones personales, desprestigiar o enaltecer a una institución, entidad o persona u obtener ganancias económicas o rédito político.
La posverdad, las fake news, buscan llenar una determinada información de emociones, con el fin de provocar una respuesta en el receptor del mensaje, generalmente el clic en la noticia sugerida o la viralización de la misma, lo que deviene en un clima de polarización, falta de empatía con quien no piensa igual, generando un contexto antidemocrático latente, eliminando el fomento del espíritu crítico y la capacidad de análisis.
La posverdad es un fenómeno radicalmente nuevo respecto a las mentiras clásicas, donde la verdad alternativa se presenta como la crítica (en nombre de la libertad) hacia algún tipo de autoridad dotada de un valor verificador . El mundo ha verificado hechos innegables como la capacidad de penetración de las redes sociales, inmensamente superior a la de los medios de comunicación tradicionales.
También Internet y su evolución hacia la web 2.0 han permitido superar la comunicación unidireccional de los medios tradicionales –prensa gráfica, radio y televisión– y llegar a una interacción con el público, facilitando su eventual participación. Del concepto de “audiencia” pasamos al de “usuario”, que no es pasivo sino que puede crear, editar y compartir contenido generado por él.