La extrema derecha 2.0 ha sabido leer mejor que las demás los cambios de la sociedad, aprovecharse de las debilidades y las grietas de las democracias liberales y entender las posibilidades que ofrecen las nuevas tecnologías. Y de ahí su interés y sus esfuerzos para generar y difundir noticias falsas.
Actores públicos y privados afines a los dos bandos utilizan internet como plataforma para difundir mensajes de propaganda y bulos. La Unión Europea exige a las redes sociales X, Facebook y TikTok que actúen contra estos contenidos
Uno de los que tropezó (¿adrede?) fue el presidente estadounidense Joe Biden. “Nunca pensé que vería, y lo he confirmado, fotografías de terroristas decapitando a niños”, manifestó durante una reunión en Washington con líderes de la comunidad judía. Y sus palabras corrieron como la pólvora, un día después de que una reportera del canal israelí i24 lanzara la fake de la decapitación de 40 menores de edad por milicianos palestinos de Hamás.
El bulo sobre la supuesta decapitación de bebés por parte de Hamás ha tenido amplia difusión en los principales canales de noticias, un hecho que también fue mencionado por el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu,antes que Biden.Al ser interrogada, la Casa Blanca rectificó la afirmación presidencial, aunque señaló que no “han podido confirmar” estos informes.
La inteligencia israelí y los medios hegemónicos occidentales han recurrido a las redes sociales para entablar una guerra de información, con publicaciones y afirmaciones engañosas y falsas..
Un video difundido por redes sociales afirma mostrar un ataque israelí contra Gaza. Tras una búsqueda inversa de imágenes, se descubrió que el vídeo fue filmado en Argelia poco después de que el club de fútbol Belouizdad se clasificara campeón: no se trata de explosiones, sino de fuegos atificiales, no son palestinos sino argelinos.
Otro vídeo afirma mostrar un tiroteo entre fuerzas israelíes y combatientes de Hamás. Al hacer una búsqueda inversa de imágenes, se demostró que el video fue filmado en 2017 en el estado mexicano de Tamaulipas.
Manipuladores y manipulados
El Instituto Interamericano de Derechos Humanos señala que la manipulación es un ejercicio velado, sinuoso y abusivo del poder. Se presenta en cualquier relación social o campo de la actividad humana, donde la parte dominante se impone a otras en virtud de que éstas carecen de control, conciencia y conocimiento sobre las condiciones de la situación en que se encuentran.
Se entiende el ejercicio del poder sobre el cual se dirige la manipulación, su objetivo principal es imponer ideas establecidas con el fin de que se transformen en conceptos o dogmas sobre los cuales se rijan los individuos. Siglos antes de la era de internet, en “El Príncipe” de Nicolás Maquiavelo esto se explica de una forma clara al mostrar el poder clerical como una forma más de manipulación política con conceptos metafísicos de poder.
Las cadenas de televisión estadounidenses han enviado corresponsales a Israel para cubrir los episodios de violencia, pero rara vez entrevistan a palestinos, a activistas israelíes pacifistas o a periodistas que se oponen a la ocupación. A medida que Israel intensifica su brutal respuesta al brutal ataque que la organización Hamás llevó a cabo el 7 de octubre, los medios de comunicación de EEUU ofrecen constantemente las voces -sólo- de los israelíes que han sufrido los actos de violencia de Hamás.
Ojalá los medios cubrieran también de esa forma el dolor que padece la población civil de Palestina, ya que rara vez escuchamos su voz, señala Amy Goodman de Democracy Now!. Escuchar el relato de las víctimas en su propia voz es el primer paso para derribar barreras y cultivar una comprensión que pueda allanar el camino hacia una paz justa.
Poco después del ataque de Hamás, Israel inició un nuevo e intenso bombardeo contra la Franja de Gaza. Quienes están soportando todo el peso de esa represalia son los 2,4 millones de palestinos que Israel tiene atrapados en Gaza, casi la mitad de los cuales son niños y niñas. La Franja de Gaza —un enclave de entre 6 y 12 kilómetros de ancho y 40 de largo— es uno de los lugares más densamente poblados del planeta y ha sido descrita como la prisión al aire libre más grande del mundo.
En las condiciones llamadas «normales», los gazatíes viven bajo una severa ocupación militar. Nadie entra ni sale sin el permiso de Israel, que controla el suministro de agua, alimentos y combustible de Gaza. Ahora, tras el ataque de Hamás, el bloqueo y los bombardeos israelíes en/sobre Gaza han adquirido un carácter catastrófico.
Rashid Khalidi, reconocido académico palestino-estadounidense, profesor de la cátedra Edward Said de la Universidad de Columbia, señaló que “la idea de que puedes encerrar a cinco millones de personas, ponerlas entre muros, endurecer el asedio sobre ellas, permitir solo la entrada a cuentagotas de algo de comida, algo de agua y un poco de electricidad, esa idea ha explotado como resultado de los terribles acontecimientos [recientemente acaecidos]. Esto no puede continuar así”.
Khalidi agregó que “Estados Unidos debería tratar de apaciguar la situación. […] Financiamos esta ocupación. Financiamos esta violencia. Hay armas estadounidenses utilizándose hoy, ahora mismo, en Gaza, para matar a civiles inocentes, en violación de la ley estadounidense”.