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Tras cuatro meses de la guerra genocida de Israel

Por Gilbert Achcar | 16/02/2024 | Palestina y Oriente Próximo

Fuentes: Al-Quds al-Arabi

Han transcurrido cuatro meses desde la operación «Inundación de Al-Aqsa» y el comienzo de la guerra genocida sionista que le siguió. La situación ha superado ya a la Nakba de 1948 tanto en intensidad del desastre como en términos de horror. Consideremos los hechos presentados por el relator especial de las Naciones Unidas sobre el derecho a una vivienda adecuada en un notable artículo publicado por el New York Times el 29 de enero: Israel lanzó sobre la Franja de Gaza tantos explosivos como el equivalente a dos bombas atómicas del tipo que utilizó Estados Unidos sobre Hiroshima en 1945.

Este bombardeo masivo ha provocado hasta ahora la destrucción de aproximadamente el 70% de los edificios de todo el enclave, y del 85% en su mitad norte. Como resultado, 70.000 viviendas quedaron completamente destruidas y 290.000 parcialmente destruidas. Si a esto añadimos la destrucción de la infraestructura de servicios como el agua y la electricidad, y el sistema sanitario, incluidos los hospitales, así como la red educativa (escuelas y universidades), los lugares culturales y religiosos, y los edificios históricos, el resultado es una erradicación casi completa de la Gaza palestina. Esto es similar a la erradicación de la mayoría de los rastros de la vida palestina mediante la destrucción de unas 400 ciudades y pueblos en el 78% de la tierra de Palestina de la que se apoderó el Estado sionista en 1948, entre el río y el mar.

El relator de la ONU propuso añadir un nuevo crimen a la lista de crímenes contra la humanidad, un crimen que denominó «domicidio». Mencionó casos en los que este concepto se aplica en el siglo actual: Grozni, en Chechenia, completamente destruida por el ejército ruso de Vladimir Putin a principios del presente siglo; Alepo, en Siria, destruida por el ejército ruso aliado con las fuerzas iraníes y del régimen de Assad en 2016; y Mariupol, en Ucrania, destruida por el ejército ruso en los primeros meses de la invasión rusa de Ucrania en 2022. A la lista del relator hay que añadir Faluya, en Irak, destruida en su mayor parte por el ejército estadounidense en 2004, en el segundo año de su ocupación de Irak, así como Mosul, en Irak, y Raqqa, en Siria, ambas destruidas por las fuerzas estadounidenses y sus aliados durante la guerra contra el ISIS en 2017.