Este sábado 7 de Agosto , será la caminata número 600 de un pueblo que tomó la decisión de salir a las calles, sin temer al poder de turno, con las banderas de la Libertad. A gritar fuerte de todas las maneras pacíficas que existen, que no quieren ni una minera más en su montaña: El Aconquija. Más de once años realizando una tarea enorme de toma de conciencia, docencia, empoderamiento, autodeterminación, denuncias y visibilización. Una lucha sostenida en el tiempo, que ha visto pasar gestiones de políticos, funcionarios y jueces que no han hecho otra cosa más que profundizar el extractivismo y embestir contra quienes defienden su tierra y sus Derechos Humanos. Por Silvina Reguera- Asamblea El Algarrobo para ANRed| foto: Brian Chayle.
Pero lo más grave de todo, es la corrupción. Mientras algunos piensan que la megaminería trae corrupción, es exactamente al revés. Es la corrupción instalada en el poder, la que genera megaminería. A partir de eso comienza el saqueo y la quita de los derechos de los ciudadanos ante la protesta. Los habitantes de Andalgalá se ven acechados por la empresa Agua Rica, instalada “de prepo”, lo cual ha generado incontables sucesos de malestar en la comunidad. La fractura social era parte del plan; un mecanismo armado para dividir, infundir miedo y sembrar odios. El problema del gobierno es que, lejos de lograr algo de eso, han fortalecido a una sociedad que se organiza y se pone de pie, sin importar cuantas veces los crean vencidos. Ese es el problema. No pueden desarticular la lucha y así nunca conseguirán la tan ansiada licencia social para explotar un proyecto científicamente comprobado que es inviable y lo dice la Ley.